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realidad poscovid
Mallada Diego sum

Diego Mallada Conte

IT Digital Director en Gestamp. Ingeniero de Telecomunicación.

Transformación digital post COVID-19

Adaptarse a la nueva normalidad

Con la crisis de la COVID-19 algunos sectores económicos han sufrido un duro frenazo que ha llevado en muchos casos a cuestionar su continuidad, mientras que otros han salido fortalecidos o incluso han crecido. Sin duda, esta pandemia ha conseguido que casi todos los negocios se replanteen cuáles son los cambios a realizar según las lecciones aprendidas. Teniendo en cuenta que España es un país de contrastes, ya no sólo geográficos, sino también de densidad poblacional, vamos a repasar algunos de los sectores que o han llevado a cabo una drástica transformación o han identificado la necesidad de hacerla para sobrevivir.

Existen numerosas aproximaciones al término de transformación digital, aunque todas coinciden en que se trata de un proceso de gestión del cambio basado en la innovación y la adopción de las nuevas tecnologías para evolucionar y transformar los negocios. La consultora Capgemini establece tres grandes pilares que la soportan: la experiencia del cliente, los procesos operativos y los modelos de negocio. Curiosamente, sólo en este último se hace referencia a todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías habilitadoras de la digitalización.

De hecho, otros expertos opinan que es la estrategia y no la tecnología la que principalmente impulsa la transformación digital. Conceptos como Big Data, Blockchain, Internet de las Cosas o Inteligencia Artificial serían habilitadores tecnológicos del cambio que actuarían como un ‘commodity as a service’ para poder aplicarlos de manera sencilla y ágil.

En su teoría de la evolución, Charles Darwin indica que no sobrevive el más fuerte si no el que mejor se adapta al cambio, lo cual se puede extrapolar perfectamente al ámbito de la empresa y, en concreto, al dominio de la estrategia. Mauborgne y Kim, ambos profesores del INSEAD Business School, en su libro ‘La estrategia del océano azul hablan justamente de dejar a un lado la competencia basada en la guerra de precios (valor Vs costo) y centrarse en buscar espacios sin competencia para crear y captar nueva demanda. La transformación digital puede ser un habilitador en este tipo de estrategia.

Por ejemplo, analicemos el caso de la COVID-19. La pandemia está significando un impacto no solo por el elevado número de fallecimientos, sino también por el duro golpe a las economías de los países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los diferentes organismos han establecido estrictas normas para tratar de controlar la propagación, lo que ha impactado en nuestros hábitos diarios, el cierre de negocios o incluso la adopción en muchos casos de forma improvisada del teletrabajo. Durante el confinamiento, la compra online, sobre todo en las grandes ciudades, se ha disparado. Solo en la primera semana de abril se disparó en Madrid un 60%.

Las empresas que han sabido adaptar rápido sus plataformas online son las que están recibiendo el incremento de la demanda

En líneas generales, dicha situación está suponiendo que las grandes empresas que disponen o han sabido adaptar rápido sus plataformas online son las que están recibiendo principalmente el incremento de la demanda y, por tanto, de la facturación. Todos hemos visto cómo pequeños comercios han tenido que poner el cartel de cerra-
do y en muchos casos no van a volver a levantar la persiana por el impacto de este parón. Aquí surge una oportunidad de transformación muy interesante que puede hacer competir de ‘tú a tú’ a pequeños establecimientos con las grandes superficies, ya que el éxito no se basa sólo en competir en precios, sino en crear una marca de confianza a la que la gente acabe siguiendo.

El campo y la industria

Si bien en la ciudad se están dando estos contrastes, no hay que olvidar cómo se está tratando esta situación en las zonas rurales. Hay muchos pueblos muy pequeños donde los propios ayuntamientos han estado prestando servicios adicionales para facilitar que las personas mayores pudieran seguir recibiendo la compra o medicamentos.

Esta pandemia, sin duda, tiene que replantear la digitalización de las zonas rurales, así como proveerlas de infraestructuras que den servicio a accesos básicos como Internet, o diseñar estructuras logísticas que permitan el flujo de esas peticiones de los usuarios de una forma más natural. Hay algunos ejemplos a nivel europeo, como el proyecto ‘Smart Countryside’ en Alemania, financiado por la Unión Europea, que está transformando Ostwestfalen-Lippe en un territorio conectado inteligente, pionero en transformación digital rural. Para ello, es muy importante, tanto en las ciudades como en los pueblos, la educación digital de los ciudadanos. Según el INE, los jóvenes casi en su totalidad son conocedores y se manejan con soltura navegando por Internet, pero estas cifras caen a casi la mitad cuando vamos al rango de personas mayores de 65 años.

Esta pandemia sin duda tiene que replantear la digitalización de las zonas rurales, así como proveerlas de infraestructuras que den servicio a accesos básicos

Siguiendo con el sector rural, cada vez es más común escuchar a los analistas que de cara a prepararse para futuras crisis es importante contar con un sector primario fuerte. Nuevamente la aplicación de las nuevas tecnologías puede conseguir posicionar a productores pequeños al alcance de un gran número de clientes que estén valorando más un producto de calidad o ecológico sobre otras variables como pueda ser solo el precio.

Será necesario, por un lado, una mayor sensorización y aplicación de la Inteligencia Artificial en las explotaciones agrícolas para producir productos cada de vez de manera más eficiente y a un coste menor soportado por máquinas de mayor rendimiento. Por otro, tecnologías como Blockchain pueden ayudar a garantizar en la cadena la calidad de lo que se produce, así como a poner en contacto a clientes y productores directamente.

¿Y qué pasará con las industrias? La manufactura se ha visto directamente afectada por la propagación del virus y como ya sabemos ha obligado a la parada total de muchos centros de producción. La denominada Industria 4.0 ya había llegado previamente a la COVID-19 buscando mejorar la eficiencia, productividad o la calidad, pero ahora se enfrenta a nuevos retos. La crisis económica va a ser mucho más exigente con los entornos de producción requiriendo, además de lo comentado, generar lotes producidos mucho más customizados y de menor número de ítems.

Hay que plantearse si es necesario acelerar una mayor automatización y robotización de los procesos de la mano de una transformación de los roles y puestos de trabajo que desempeñan las personas en este sector. Igual que en la agricultura ya se usan tractores capaces de hacer en horas el trabajo que hace 50 años eran semanas, en la industria es necesario reformular en qué aspectos los operarios pueden aportar valor. Seguro que surgen nuevos perfiles en las plantas necesarios como el responsable de los datos, expertos en ciberseguridad o programadores de robots.

Seguro que surgen nuevos perfiles profesionales, como responsable de los datos, experto en ciberseguridad o programador de robots

Espacios virtuales de trabajo

La adopción del teletrabajo en las empresas se ha visto precipitada por la situación de necesario aislamiento establecida. La situación y sobre todo los resultados que se están obteniendo plantean también la transformación del puesto de trabajo siendo la opción remota una opción solida que seguro va a requerir también repensar la necesidad y el uso de los espacios comunes de trabajo.

En el caso del sector sanitario durante este tiempo las consultas no críticas se han parado y en muchas ocasiones se han sustituido por una llamada telefónica de seguimiento entre el doctor y el paciente. La existencia de cada vez más sistemas biométricos a precios razonables, junto con las plataformas de videollamada, plantea si a futuro es necesario volver en un 100% al modelo de consulta tradicional. Se pueden plantear incluso sistemas de rehabilitación médica que permitan al médico tener certeza total de si un ejercicio se hace o no correctamente. El nuevo enfoque puede ayudar nuevamente a que la gente decida vivir en zonas menos concurridas de gente, los hospitales estén menos saturados o sea mas fácil la conciliación a la hora de consultar con un médico un tema de salud.

Como conclusión, la situación a la que nos enfrentamos está acelerando en muchos sectores la transformación digital mediante la adopción incluso rápida de nuevas herramientas, pero no podemos olvidar ni dejar de la mano la estrategia que permita seguir generando nuevos océanos azules, citando a los profesores Mauborgne y Kim.

 

La educación a distancia

Otro de los sectores importantes que hemos visto como se ha adaptado a esta situación es el de la educación. Las universidades, algunas de ellas ya con experiencia previas, han sabido transformar la forma en que se imparten las clases para hacerlas 100% online. Esto ha sido posible gracias a plataformas digitales donde se puede acceder a los Webinars, foros de discusión o material digital de estudio. En otros niveles educativos como el de los institutos o colegios esta experiencia no está siendo tan homogénea lo cual hace pensar que es necesario a futuro replantear la estandarización de herramientas que permitan por lo menos combinar ambos tipos de formación. Por último, no hay que olvidar que este fenómeno facilita el acceso a la educación a poblaciones más deslocalizadas o a aquellos que no pueden asistir de manera regular a clases.

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