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Adrián Amor Martín, Ana López Yela, Irene Ortiz de Saracho Pantoja.

Doctor en Multimedia y Comunicaciones y coordinador del GT Jóvenes Ingenieros del COIT; Doctora en Multimedia y Comunicaciones y miembro del GT Jóvenes Ingenieros del COIT; Diseñadora de filtros en Ericsson (Estocolmo, Suecia) y miembro del COIT.

El fin de la presencialidad

Cambios de paradigma en la sociedad post-COVID

El Grupo de Trabajo de Jóvenes Ingenieros del COIT hace un repaso en este reportaje a los más destacables cambios que de manera abrupta tras la aparición del coronavirus se han instalado en la vida académica y profesional respecto al uso de las nuevas tecnologías, valorando las consecuencias que ello puede tener en el aprendizaje, la igualdad de oportunidades, la vida social y la conciliación familiar, entre otros aspectos.

El COVID-19 ha sido un elemento disruptivo en todo el mundo en el año 2020. Una pandemia global que ha afectado a todos los países y a todos los ámbitos de la sociedad. El virus ha obligado a realizar cambios abruptos en muchos sectores, cambios que probablemente estén aquí para quedarse, al menos en el medio plazo, y que han sido posibles en gran medida gracias a las TIC. Algunos ejemplos son los cambios experimentados en educación, conciliación familiar y, por supuesto, el teletrabajo.

Educación en estudios de Telecomunicación
Los problemas asociados a la educación en niveles preuniversitarios son muy diferentes a los que se observan en grados y másteres. En este caso, hay que tener en cuenta que los campus universitarios están mejor provistos de infraestructuras que las redes de colegios e institutos debido, entre otras cosas, al esfuerzo de investigación que se le exige al cuerpo docente de este país. Además, la autonomía del estudiante es mucho mayor y, en concreto para estudios de ingeniería, se da por hecho que cuenta con una conexión a Internet estable y equipos de comunicación adecuados.

La educación online puede ser una herramienta muy poderosa, pero que necesita de una gran infraestructura para garantizar un sistema igualitario

La experiencia de la comunidad universitaria con herramientas como Moodle (más de 161 millones de usuarios) es amplia, aunque muchos dicen que no es suficiente. La aparición de herramientas como Blackboard Collaborate, que añaden una capa de gestión de grupos muy útil para la docencia frente a las típicas herramientas de videoconferencia, permiten la comunicación directa entre profesor y estudiante, aunque sigue siendo duro acostumbrarse a dar clase a un amasijo de burbujas con iniciales y la realimentación con el alumno no es tan directa como presencialmente. Otras herramientas como Kahoot y Wooclap han hecho más fácil la fidelización del estudiante y, sin exceso, hacen menos monótona la asistencia a estas clases online.

También hay que considerar el peliagudo tema de la evaluación. El compromiso entre la privacidad del estudiante y la garantía de una evaluación justa ha generado muchos problemas en las diferentes universidades españolas, adoptando cada una de ellas medidas específicas como bloqueadores de páginas web, firma de compromisos de honestidad por parte del estudiante, o protocolos de uso de cámaras web. Una de las experiencias más novedosas que puede dar respuesta a gran parte de estos problemas es la introducción de metodologías de aula invertida o flipped classroom, donde se obtiene más compromiso del estudiante, pero se requiere en general un mayor esfuerzo inicial tanto del estudiante como del profesor, ya que las clases pasan a ser de resolución de dudas y no de impartición de nuevos conocimientos.

Conciliación laboral y familiar
Tal y como se ha visto, la educación online puede ser una herramienta muy poderosa pero que necesita de una gran infraestructura para garantizar un sistema igualitario, especialmente en cursos inferiores. No todas las familias han podido hacer frente a la educación a distancia de la misma manera, lo que ha puesto de manifiesto la brecha digital existente. En España, varios estudios vaticinan un incremento notable del fracaso escolar, debido a la imposibilidad de muchas familias (especialmente en algunas ubicaciones geográficas) de hacer frente a los gastos asociados de una conexión a internet en plena pandemia.

La conciliación laboral ha sido otro punto difícil de resolver. Durante los meses de marzo y abril, el teletrabajo se instauró como medida para paliar los efectos de la pandemia y como solución a la conciliación familiar. En un momento de emergencia, esto puede parecer una solución acertada, pero de cara a esta nueva normalidad se necesitan más mecanismos que lo regulen. El teletrabajo ha permitido a los padres estar en casa al cuidado de los niños, pero bajo gran presión, ya que se ha convertido al trabajador en una máquina multitarea, con un ojo en la pantalla del ordenador y otro ojo en los niños. En el caso de familiares dependientes, esto ha supuesto otra piedra más en el camino, debido a la falta de especialistas que traten graves enfermedades y al cierre de los centros de día que cuidan y apoyan a las personas dependientes, dando un pequeño respiro a las familias.

La conciliación en época de pandemia sigue en una lista de tareas por resolver, para lo que quizá la tecnología pueda ayudar. Por ejemplo, la multinacional Samsung en colaboración con la Fundación Luzón ha desarrollado una aplicación que permite a los enfermos de ELA interactuar con el medio mediante su mirada. Así, TALLK es una aplicación que traduce el movimiento ocular del paciente en movimientos sobre una pantalla, permitiendo darles voz y relacionarse. Pasos como estos permiten evolucionar a la sociedad como un conjunto, incluso en época de pandemia, donde todos contamos por igual.

Teletrabajo: reuniones virtuales en pijama
Finalmente, otra de las áreas que han experimentado un cambio significativo respecto a la situación pre-pandemia es el teletrabajo. Antes, un porcentaje muy bajo de trabajadores en España tenían esa opción disponible de manera habitual, mientras que durante el confinamiento esa modalidad de trabajo fue la norma. La situación post-pandemia ha llevado a un modelo híbrido, aunque en otros países europeos como Suecia el teletrabajo se recomienda encarecidamente a todo el que pueda hasta al menos 2021.

Uno de los mayores retos del teletrabajo masivo fue si las infraestructuras de telecomunicaciones estarían preparadas para soportar el incremento de tráfico. Circularon bulos por las redes, empresas como Netflix disminuyeron la calidad de su contenido – y por tanto su velocidad de transmisión – durante un mes para no tensionar las redes y, en general, toda la sociedad estaba expectante por ver cómo sería. La realidad superó las expectativas, tanto en multinacionales como en pequeñas empresas, y las redes demostraron una vez más que en la era de Internet están suficientemente dimensionadas como para soportar que un continente entero pase a tener reuniones virtuales.

Otro aspecto relevante del teletrabajo fue y sigue siendo cambiar de trabajo durante la pandemia. Empezar a trabajar en un sitio nuevo directamente en remoto es una experiencia a la que no estábamos acostumbrados, pese a que las telecomunicaciones tratan de suplir la falta de contacto social en el nuevo entorno. El tener acceso cuanto antes a todas las herramientas informáticas y servicios IT para ser plenamente funcional se vuelve fundamental, pero no lo es menos interactuar con los nuevos compañeros a través de llamadas o reuniones con vídeo. Nada de eso suple al café y a las charlas informales en la oficina, aunque gracias a la empatía de todos, con el paso de las semanas, el ‘nuevo’ puede sentirse parte del equipo.

Otra característica del teletrabajo en la sociedad post-covid es la sofisticación de las herramientas para mantener reuniones virtuales

Por último, otra característica del teletrabajo en la sociedad post-covid es la sofisticación de las herramientas para mantener reuniones virtuales. No solo la gran variedad de plataformas, sino también la progresiva incorporación de opciones que se van considerando poco a poco imprescindibles: fondos personalizables, ‘levantar la mano’, incorporar de forma inmediata a participantes externos…

Una de las últimas actualizaciones de una conocida herramienta empresarial de videoconferencias permite ubicar a todos los participantes que tengan el vídeo encendido en distintas sillas de una misma sala de reunión, intentando acercar aún más a los participantes a la situación real equivalente.

En definitiva, las telecomunicaciones en esta nueva situación de teletrabajo han permitido, por un lado, seguir trabajando prácticamente como desde la oficina, y, por otro, fomentar la cooperación y las relaciones sociales entre compañeros salvando la distancia física entre estos.

 

Jóvenes Ingenieros y el COVID-19

El COVID-19 también ha afectado el flujo de nuestro grupo de trabajo, aunque hemos conseguido que las actividades continúen con la mayor normalidad posible. Así, las reuniones de seguimiento del grupo que ya eran semipresenciales se han convertido en encuentros completamente telemáticos, y hemos participado/organizado diferentes eventos online: estuvimos en la edición virtual del IEEE Young Professionals’ Tour en abril, organizamos una mesa redonda en mayo abordando diferentes temas relacionados con el COVID-19 y coorganizamos con el comité de URSI Málaga 2020 la mesa redonda ‘El doctorado y sus expectativas laborales’ en septiembre. ¿Te animas a acompañarnos en nuestros futuros eventos?

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