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Autonomous car concept vector illustration.
Cristina Borrego. Gabriel Cuervo e Isabel-Navarro

Cristina Borrego. Gabriel Cuervo. Isabel Navarro Diez.

Ingeniera responsable de Validación de Funciones de Vehículo Conectado en AKKODIS / Director de Innovación Grupo Sacyr / Directora de Transformación Digital de la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre, SEITT

Tecnología, gobernanza, negocio y cultura operacional

Carretera conectada

La carretera conectada es la evolución natural de la infraestructura física viaria en un mundo donde sus elementos, los vehículos y las personas que las utilizan, así como los trabajadores que las mantienen y operan, generan e intercambian datos en tiempo real.

No se trata únicamente de añadir sensores o aplicaciones para el análisis del tráfico, sino de construir un sistema capilar y digital que logre una operación más eficiente y segura de la infraestructura, permitiendo decisiones coordinadas entre vehículos, infraestructura y gestores del tráfico. Esta inteligencia distribuida debe impactar en la reducción de accidentes, suavizando la congestión, optimizando el mantenimiento y abriendo la oportunidad a servicios de movilidad más fiables y personalizados.

La previsión para 2025 es que el 70% de los vehículos nuevos estén conectados a través de un sinfín de tecnologías alternativas. Ante este escenario las carreteras deben adaptarse incluyendo tecnologías compatibles con las utilizadas por los vehículos, impulsar el aprendizaje para los usuarios no digitales a tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), 5G/6G o el edge computing, y acelerar su adopción de los nativos digitales.

Actualmente, se están realizando diferentes proyectos piloto de carreteras conectadas. Se espera que, en la próxima década, hacia 2030, estos proyectos piloto se conviertan en verdaderos corredores/carreteras conectadas, con una cobertura de comunicaciones robusta, servicios cooperativos desplegados y casos avanzados de percepción/detección cooperativa en entornos de alta demanda.

La conectividad de la infraestructura no sustituirá la sensorización del vehículo, sino que ampliará su alcance: lo que hoy se detecta a 200 metros, mañana se podrá identificar a 2.000 metros gracias a la incorporación de IA, IoT y otras tecnologías emergentes.

Esta transición exige alinear tres capas: infraestructura física (carretera y activos), infraestructura digital (sensores, CPU, edge computing, y plataformas de captura de datos) y servicios digitales (los que deben desarrollarse sobre la base del conocimiento y los datos obtenidos: gestión del tráfico, seguridad, información al viajero, tarificación, etc.).

Cabe destacar la importancia de la ciberseguridad y la privacidad en todos los ámbitos de la carretera conectada. El valor surge cuando estas capas se orquestan con estándares interoperables y acuerdos de intercambio de datos que generen confianza. El horizonte de la próxima década, lejos de ser ciencia ficción es una realidad cada vez más cercana. Para que esto suceda, la clave es priorizar corredores/carreteras con alto impacto en el negocio.

En el caso de los usuarios, es necesario garantizar requisitos de latencia y disponibilidad para seguridad, y escalar progresivamente hacia áreas rurales con modelos de coste compartido. Y es que la carretera conectada no es solo tecnología; es gobernanza, negocio y cultura operacional. Preparar hoy esa base marcará la diferencia entre un mosaico de soluciones y una red verdaderamente cooperativa.

 

 

El estado actual de la carretera

Actualmente, la mayoría de las carreteras están lejos de ser realmente infraestructuras ‘conectadas’, más allá de ciertos elementos puntuales como aforos, estaciones meteorológicas, cámaras de videovigilancia o paneles de mensaje variable.

En el mejor de los casos, las señales o datos de todos estos elementos son recogidos por concentradores de señales y llevados al centro de control vía radio o fibra óptica. Sin embargo, su integración suele ser heterogénea, con sistemas legados y formatos de datos dispares. Se dispone de cierta información histórica y cuasi-real, útil para la planificación, pero con una granularidad y puntualidad insuficientes para habilitar maniobras cooperativas que requieren latencias de decenas de milisegundos.

En términos de comunicación vehículo-infraestructura (V2I) o vehículo-vehículo (V2V), muchas vías aún carecen de estas capacidades para emitir avisos de obras, accidentes, vehículos parados o prioridad semafórica. Allí donde se han desplegado los llamados ‘corredores conectados’, los servicios suelen ser pilotos o estar relativamente acotados (alertas básicas y flujo de tráfico) y con cobertura puntual en determinadas zonas.

La capilaridad de sensores en la propia infraestructura es desigual y los estándares de publicación de datos, de existir, no están unificados. A pesar de la existencia de algunos estándares, estos varían según la región y el operador

En el caso de los vehículos, la penetración de sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS – Advanced Driver Assistance Systems) es alta. Estos dispositivos electrónicos auxiliares apoyan al conductor en determinadas situaciones de manejo, mejorando la seguridad, incrementando el confort de conducción y, habitualmente, mejorando la eficiencia económica.

 

La previsión para 2025 es que el 70% de los vehículos nuevos estén conectados a través de un sinfín de tecnologías alternativas

 

Sin embargo, a pesar de este elevado nivel de despliegue, el uso de comunicaciones V2X nativas sigue siendo limitado. Predominan las funciones basadas en cámara y radar que operan de forma ‘egocéntrica’, sin cooperación explícita con los activos de la carretera.

En los últimos años, los mapas y la localización de alta precisión han avanzado en flotas comerciales y segmentos premium, pero todavía no son universales. El resultado es un ecosistema donde cada elemento aporta, pero la orquestación en tiempo real es todavía muy incipiente.

Finalmente, la cobertura de comunicaciones móviles ha mejorado sustancialmente, con 4G extendido y 5G en áreas urbanas y corredores/carreteras principales. Sin embargo, la continuidad de servicios de ultra baja latencia y el despliegue de edge computing cercano al usuario no son homogéneos, especialmente en tramos interurbanos y rurales.

La ciberseguridad, la privacidad y la gestión de identidades para mensajes de seguridad cooperativa están en despliegue, pero requieren una adopción más amplia para garantizar confianza de extremo a extremo y ‘pensar’ en la ciberseguridad desde el diseño de la solución.

 

 

Tecnologías habilitadoras

Aunque existe un amplio rango de tecnologías en fase de despliegue en el ámbito vial, es importante destacar aquellas que, por su grado de madurez o por el impacto que tendrán, merecen especial atención, como:

V2X o celular CV2X:

  • 5G y slicing de red: segmentación lógica de la red para garantizar calidad de servicio a casos críticos. Asegura latencia y fiabilidad para los eventos
  • Multiacceso y redundancia: combinación de CV2X directo y 5G/4G ‘red’ para resiliencia.
  • Redes privadas y neutral host: cobertura dedicada en túneles, puertos, polígonos o tramos críticos.

 

Infraestructura en carretera y edge computing:

  • Unidades de carretera RSU: puntos de acceso V2X que emiten y reciben mensajes cooperativos.
  • Sensores y fusión local: cámaras, radar, lidar y estaciones meteo integradas en el tramo.      
  • Edge computing distribuido: capacidad de cómputo cercana al tramo para procesar y publicar eventos en milisegundos.
  • Señalización digital: digitalización de semáforos, señales variables, límites de velocidad y balizamiento.

 

Datos y mapas de alta definición:

  • Mapas HD y atributos dinámicos.
  • Geometría centimétrica con capas dinámicas (obras, restricciones, fricción). Permiten conducción asistida robusta y replanificación cuando cambian las condiciones.
  • Digital twins de la red: réplica virtual sincronizada con la carretera para simular, prever y optimizar.      
  • Crowdsourcing vehicular: datos anónimos aportados por flotas para actualizar mapas y detectar incidentes.

 

Localización y sincronización:

  • GNSS con RTK/PPP: correcciones para lograr precisión de nivel decimétrico en tiempo real.
  • Sistema de referencia y tiempo fiable: sincronización de relojes en vehículos, RSU y edge.

 

Ciberseguridad, privacidad e identidades:

  • PKI para V2X: infraestructura de clave pública para firmar mensajes de seguridad y gestionar certificados rotativos.
  • Seguridad del ciclo de vida: desde diseño seguro hasta mantenimiento y parches OTA de RSU y plataformas.
  • Gobernanza de datos: políticas de minimización, anonimizaciones y contratos claros de uso secundario.

 

Analítica e Inteligencia Artificial:

  • Percepción cooperativa: modelos que fusionan sensores de carretera y vehículos para ‘ver’ más lejos y con mayor certeza.
  • Predicción y control: algoritmos que anticipan demanda y ajustan límites de velocidad, ramp metering o semáforos.
  • Mantenimiento predictivo: detección temprana de degradación en firmes, señalización y equipos. Optimiza OPEX y minimiza cortes no planificados.

 

Visión a 2035

Dado el grado de desarrollo tecnológico, la oportunidad de nuevos modelos de negocio y la adecuación del marco normativo, se espera que en la próxima década los corredores conectados estén presentes en una cantidad relevante de kilómetros de nuestras autovías, con servicios CITS (Collaboration on ITS -Intelligent Transport Systems- Communication Standards) avisos de peligros, obras, vehículo detenido, condiciones meteorológicas y publicación de estado semafórico en áreas urbanas clave.

 

La conectividad de la infraestructura no sustituirá la sensorización del vehículo, sino que ampliará su alcance

 

Los centros de control operarán con datos en tiempo real, granulares y sobre modelos de simulación táctica. La cobertura 5G, que se espera en ejes estratégicos y nodos urbanos, permitirá los primeros casos de slicing para seguridad y logística.

De la misma manera, los vehículos con ADAS L2+ mejorarán la integración de los datos de y a la infraestructura, con una proporción creciente de flotas comerciales y de reparto habilitadas para V2X. Los pilotos de percepción cooperativa en intersecciones complejas y túneles se convertirán en una realidad, así como el aumento en mantenimiento predictivo de firmes y equipos.

El camino hacia 2035 está lleno de oportunidades laborales y desafíos para los perfiles técnicos. En este contexto, el ingeniero de telecomunicación debe ocupar una posición destacada.

 

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