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Nacho Velilla digital

Nacho Velilla Rincón

CEO & Co-Founder de Templus.

La revolución silenciosa

Centros de datos

La revolución silenciosa podría ser una gran forma de definir cuál ha sido la trayectoria de los centros de datos en los últimos 25 años. Y es que es el tiempo que tiene esta industria a nivel mundial, no hay apenas referencias sobre empresas del sector de los centros de datos previas a 1998 y los grandes monstruos de la industria, como son Equinix o Digital Realty, tienen esos años de vida, básicamente los mismos que llevo yo trabajando en esta industria. Pero permitidme que cuente, desde mi punto de vista y a modo de introducción a este Especial de la revista BIT, qué ha sucedido en este tiempo y por qué hoy están más en boga que nunca.

Como se puede suponer, la aparición del sector se liga a la expansión de Internet y la llegada de las comunicaciones basadas en transmisión de datos. A finales de los años 90, la necesidad de disponer de centros de datos neutrales propició la aparición de los primeros data centers, donde diferentes operadores podían intercambiar tráfico entre ellos en terreno neutral. Además, empezaron a alojar en esos centros de datos a compañías de servicios de Internet, como empresas de hosting, servicios gestionados o de seguridad, etc.

Como sucedió con la burbuja de las ‘.com’, aquí también hubo grandes éxitos y, por supuesto, grandes caídas. En la mayoría de las capitales europeas los primeros centros de datos se llenaban en menos de 1 año (hablábamos de densidades por debajo de 1KW por rack, ya que la mayoría de los equipos eran de comunicaciones).

Los grandes nombres del momento, como Telecity, Redbus, Telehouse o Carrierhouse aquí en la Península Ibérica, igual que subieron muy rápido también cayeron de la misma forma, en alguno de los casos lastrados por unos planes de expansión megalómanos que les terminaron engullendo a ellos mismos.

Y es que, la industria de los centros de datos siempre se ha caracterizado por requerir grandes inversiones de capital para su desarrollo, donde un error de cálculo sobre la capacidad de comercialización de éste puede arrastrar hasta a la empresa más exitosa.

Tras esos primero cuatro primeros años de éxito, en los 20 siguientes muchas empresas de centros de datos desaparecieron, otras terminaron siendo adquiridas y el mercado quedó reducido a muy pocos jugadores internacionales y alguno local.

En Europa, por ejemplo, Equinix, que adquirió Telecity, entre otras, e Interxión, que forjó una gran historia de éxito, fueron los dominadores absolutos. El sector siempre tuvo un crecimiento lento pero sostenido ligado a que muchas de las grandes empresas optaron por externalizar sus centros de datos para dotarse de una mayor agilidad en su expansión, mayor competitividad en la compra de sus comunicaciones y, por supuesto, conseguir profesionalizar la gestión de una infraestructura tan crítica. Como referencia, las densidades de potencia en esta época pasaron de 1KW por rack hasta los 4-6KW actuales.

 

 

Llega la ‘nube’

Y la pregunta obvia sería, ¿cuándo vuelve a cambiar esta película? Pues como mucho podréis intuir, con la irrupción de algo llamado ‘la nube’. AWS arrancó en Estados Unidos en el año 2006 y la nube tuvo una evolución mucho más temprana en este país que en Europa, pese a que en 2007 abrieron su región en Irlanda.

La realidad es que el cloud no despegó en Europa hasta 2015 con la aparición de Azure y un año más tarde con el lanzamiento de Google Cloud. Como en toda nueva tecnología, como es hoy la Inteligencia Artificial, la sobrerregulación que tenemos en Europa lastró en cierto modo la innovación. Si a esto se le une que las grandes empresas mundiales están en Estados Unidos, tienes todo lo necesario para que una vez más nuestros vecinos del otro lado del Atlántico vayan varios cuerpos por delante.

 

La realidad es que el cloud no despegó en Europa hasta 2015 con la aparición de Azure y un año más tarde con el lanzamiento de Google Cloud

 

Desde 2015 hasta el 2023, el mundo de los centros de datos ha vivido una nueva época dorada donde el sector empezó a crecer en la mayoría de las grandes ciudades. Incluso aparece un fenómeno de descentralización haciendo que los mercados de referencia en Europa, los llamados FLAP (Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París) hayan dado paso a un grupo de ciudades Tier 2 donde ha existido un fuerte desarrollo en los últimos años: Madrid, Milán, Varsovia, Zúrich o Estocolmo, por nombrar algunas.

Dejo fuera a Dublín porque probablemente sea uno de los mayores hub de centros de datos de Europa, pero casi todo son centros de datos propios de hiperescalas (AWS, Google, Oracle y Azure). Por ello no se le suele incluir como referente, ya que, al no tener un gran número de centros de datos neutrales, no se le considera una referencia global a nivel interconexión o para el despliegue de multinacionales.

Este crecimiento trajo también unas densidades de potencia más altas, lo que permitió que aparecieran muchos centros de datos específicos para dar respuesta a esta necesidad, dimensionados con densidades que podían llegar fácilmente a los 15KW por rack.

De ahí que aparecieran nuevos players en el sector dedicados únicamente al mundo hipersecala como son Data4, Switch, Airtrunk o las propias joint ventures que crearon Digital Realty o Equinix para dar servicio a este tipo de demanda global e hiper-expansiva.  En este tipo de mercado los clientes se cuentan con los dedos de una mano y su capacidad de negociación es tan alta que siempre han marcado el precio ‘justo’ al que contrataban los servicios de forma global, sin dejar nunca de construir a la par sus propios centros de datos. Aun así, es un negocio muy rentable si se compara con los tradicionales del mundo inmobiliario y que ha llevado a que los grandes fondos de infraestructuras pongan mucho de su capital en este tipo de proyectos.

 

 

¿Dónde nos encontramos hoy?

En la actualidad, estamos viviendo todavía el continuo despliegue del cloud y el movimiento de más y más empresas a los centros de datos. Además, aparece una tecnología que todo apunta que será la mayor revolución industrial que ha podido conocer la humanidad, pero que además tiene una componente que nunca habíamos visto: la inteligencia artificial (IA).

Como si fuera la máquina de vapor o la robótica, la IA no viene a solucionar problemas de bajo nivel, sino a realizar labores hasta ahora impensables. Por supuesto, los cambios suponen oportunidades y aquí se nos abren infinitas posibilidades, aunque tendremos que escoger sabiamente cómo hacer uso de ellas.

La IA ha revolucionado, además de todas las industrias, la de los centros de datos, porque facilita grandes cantidades de cómputo que se deben alojar en un centro de datos que les permita funcionar en condiciones óptimas.

 

Desde 2015 hasta el 2023, el mundo de los centros de datos ha vivido una nueva época dorada donde el sector empezó a crecer en la mayoría de las grandes ciudades

 

Por ello, desde hace dos años no dejamos de ver anuncios de nuevos centros de datos con una densidad altísima por rack, desde 30KW hasta más de 120KW por rack en algunos casos. Debemos pensar que sólo estamos en el inicio de esta industria, porque la mayoría de esos despliegues, donde ya no hace falta estar tan cerca de los grandes hubs de comunicaciones ni de empresas, son sólo para realizar el entrenamiento de los modelos.

La fase de inferencia (el modelo actuando contra un sistema productivo) no se espera que necesite densidades tan altas, pero sí que necesitará una latencia muy baja y, por tanto, cercanía a los usuarios, propuesta de valor con la que nos identificamos desde Templus y por la que apostamos firmemente a través de nuestra plataforma de centros de datos regionales.

En los siguientes seis artículos que componen este Especial sobre centros de datos de la revista BIT se van a desgranar cuáles son las tendencias de lo que está sucediendo en el sector, contado de primera mano por personas con un gran bagaje y una experiencia muy amplia. Espero que estos contenidos ayuden a los lectores a entender mucho más el porqué de esta ‘revolución silenciosa que cada día hace más y más ruido’.

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