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Félix Pérez Martínez, Patricia Fernández del Reguero e Íñigo Cuiñas Gómez

Director de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del Foro Histórico de las Telecomunicaciones; Directora de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad de Valladolid; Director de la Escola de Enxeñaría de Telecomunicación de la Universidade de Vigo.

Cien años formando Ingenieros de Telecomunicación

Las enseñanzas en el ámbito de las telecomunicaciones han tenido siempre que adaptarse al vertiginoso desarrollo de unas tecnologías que se han convertido en vectores del crecimiento económico y del desarrollo de la humanidad. En este artículo se resume la historia de las de escuelas que han impartido e imparten los títulos académicos que permiten el acceso a la profesión de Ingeniero de Telecomunicación cuyo centenario celebramos.

En nuestro país las enseñanzas de Ingeniería de grado superior han nacido siempre asociadas a los Cuerpos de la Administración (militares o civiles). Es el caso también de la Ingeniería de Telecomunicación, la primera ingeniería en el ámbito de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC). Inaugurada en 1913, la Escuela General de Telegrafía, posteriormente denominada Escuela Oficial de Telegrafía, recibía a un número limitado de funcionarios de Cuerpo de Telégrafos que obtenían un título que les permitía la promoción interna. Son los componentes de las primeras promociones de Ingenieros de telecomunicación.

En 1930, se convierte en la Escuela Oficial de Telecomunicaciones y se homologa al resto de escuelas de ingeniería. Su plan de estudios es más amplio y moderno en cuanto a las técnicas y sistemas considerados y ya son admitidos personas ajenas al Cuerpo. Sus egresados ocupan puestos directivos en la Administración Pública, pero muchos se acaban incorporando a un sector de importancia creciente. Cuando se crea la Asociación de Ingenieros de Telecomunicación, en 1932, la tercera parte de sus setenta componentes trabajan en la Compañía Telefónica, Standard Eléctrica y Unión Radio.

Será Franco quien inaugurará en 1954 el primer edificio propio de la Escuela, en la calle Conde de Peñalver, que enseguida se queda pequeño para las necesidades de los Ingenieros de Telecomunicación. Es el final de un periodo caracterizado por una Escuela muy dependiente del Ministerio de Gobernación, con una fuerte selección de entrada y una formación orientada al trabajo en la Administración, empresas públicas y dirección. Una Escuela donde la investigación era inexistente.

 

ETSIT: las enseñanzas técnicas entran en la Universidad

Con la ley de Ordenación de las Enseñanzas Técnicas, de veinte de julio de 1957, todas las escuelas técnicas pasan a depender del Ministerio de Educación y Ciencia. El primer plan de estudios ‘universitario’, el plan 57, ya no requería un examen de ingreso, con plazas muy limitadas respecto al número de candidatos, pero todavía duraba siete años
(nueve a diez reales).

España y sus universidades están cambiando y se necesitan muchos más ingenieros. Los planes de estudio se reducen a cinco años (siete a ocho reales). La ETSIT se traslada a la Ciudad Universitaria. Son momentos de expansión económica que permiten la transformación de la Escuela e implantar otra forma de enseñar ingeniería, el plan 64. Resulta revolucionario, más que por sus contenidos, porque las actividades docentes empezaban a estar imbricadas con la investigación y la trasferencia de tecnología. Además, algunos de sus profesores ya disponían de experiencia internacional.

La Escuela Oficial de Telecomunicaciones tenía una formación orientada al trabajo en la Administración, empresas públicas y dirección

El plan 64M2, de seis años, introduce las tecnologías digitales, el proceso de señal y la telemática con una estructura y especializaciones que se han mantenido en buena medida hasta nuestros días. En 1971 se crea la segunda Escuela, la de Barcelona, con una filosofía y planes de estudios similares.

La expansión de las escuelas

El primer edificio propio de la Escuela Oficial de Telecomunicación fue el de la Calle Conde de Peñalver, inaugurado en 1954.

En los años 80 comienza la digitalización de las infraestructuras del país, el Ingeniero de Telecomunicación se convierte en el experto natural en las TIC y la nota de corte para acceder se dispara. La creación de nuevas escuelas se inicia con la de Vigo (1985) y continúa, a un ritmo nunca conocido. Al finalizar la década habrá escuelas en Bilbao (1986), Valencia (1987), Málaga (1988), Las Palmas de Gran Canaria (1989) y Santander (1989).

Superado el clima de la década prodigiosa de los 80, llegan los primeros años 90 con el espíritu preolímpico de Barcelona 92, la caída del muro de Berlín, el multiculturalismo y el primer auge de los ‘nuevos servicios y tecnologías’, como la televisión por cable, la telefonía móvil e Internet. Se va preparando el clima que alimentó la burbuja tecnológica de las puntocom. Se van rellenando los huecos del mapa que quedaban huérfanos de estos estudios superiores, de forma que a mediados de los noventa se han sumado a las anteriores las de Navarra, Zaragoza, Valladolid, Sevilla y dos más en la comunidad de Madrid, en las nuevas universidades Carlos III y Alfonso X, la primera universidad privada.

Comienza el siglo XXI con la denominada ‘Edad de Oro del Teleco’ y un panorama de reformas educativas a las puertas, el arranque del proceso de Bolonia (1999) y la Ley Orgánica de Universidades (2001), cuando, inesperadamente, se produce el pinchazo de la burbuja tecnológica. El impacto en la demanda de los estudios de Ingeniería de Telecomunicación, que en 2002 ya podían cursarse en 21 centros distintos, fue claro. La nota de corte entró en descenso ya que la oferta de plazas había ido en aumento, al crearse tantos centros por la geografía española, mientras que la demanda se resintió cuando las expectativas de un futuro prometedor se ensombrecían con las empresas de Internet que se desplomaban en bolsa y los profesionales tenían que ajustar sus salarios. Atraer a los millenials a las aulas no era tarea fácil, a pesar de ser la primera generación digital, hiperconectada y con fuertes ideales éticos y sociales.

A pesar de la cantidad y diversidad de escuelas, todas comparten un origen común: evolucionan al ritmo de unas tecnologías en constante cambio

Sin embargo, las perspectivas de recuperación del mercado y la economía de las TIC eran claras y las empresas seguían demandando nuevos profesionales a un ritmo que resulta imposible satisfacer. Siguen abriéndose nuevos centros cuando se produce la renovación completa de los estudios con el plan Bolonia. A partir del curso 2010/11 se iniciarán los nuevos grados y másteres que conforman el actual panorama académico.

Laboratorio de electrónica en la ETSIT (1964).

 

El futuro de las enseñanzas de Telecomunicación

¿Cuál es el desafío hoy, cien años después del nacimiento del título?… El de siempre: hacer evolucionar nuestras enseñanzas para que los nuevos profesionales de la Ingeniería de Telecomunicación sigan siendo capaces de desarrollar e implantar las nuevas tecnologías que faciliten la comunicación entre las personas, y ahora también entre máquinas y entre ‘cosas’.

La diferencia con los cambios de las enseñanzas anteriores probablemente esté en que el ritmo de evolución tecnológica se ha acelerado y en la proliferación masiva de tecnologías de Telecomunicación. Esto dificulta la incorporación de conceptos y conocimientos en una única titulación. O mejor dicho, dificulta que un único titulado, el ‘Ingeniero de Telecomunicación estándar’, pueda ser un especialista en todas ellas… y, además, siga teniendo la mejor base científica de entre todas las ingenierías clásicas.

Con la ley de Ordenación de las Enseñanzas Técnicas todas las escuelas técnicas pasan a depender del Ministerio de Educación y Ciencias

En cualquier caso, nuestras tecnologías de Telecomunicación ‘electrodomésticas’ (televisión, móviles e Internet, el pack de las operadoras) tienen que seguir haciendo funcionar a nuestra sociedad a la vez que se añaden otras que no son de ningún modo ajenas a la Telecomunicación: ciberseguridad, ciencia de datos, realidad aumentada, Inteligencia Artificial, vehículos autónomos, comunicaciones cuánticas, blockchain, Internet de las Cosas… En este mundo, los titulados que salen de nuestras escuelas tienen que estar preparados para desarrollar alguna o varias de estas tecnologías.

El primer Edificio de la ETSIT en la Ciudad Universitaria de Madrid.

 

Coincidiendo con la celebración del centenario del título, las telecomunicaciones han demostrado que siguen haciendo realidad el anhelo del ser humano de sentirse acompañado, conectado, constituyendo un salvavidas laboral y emocional en la dura etapa de crisis sanitaria que nos toca vivir. La sociedad, las Administraciones Públicas y las empresas saben que han podido mantener las actividades económicas mediante el teletrabajo, o las tan necesarias relaciones personales mediante videoconferencias y redes sociales, porque las redes y servicios de telecomunicación han respondido de forma admirable.

La actual crisis nos pone frente a nuestros retos profesionales: contribuir a la transformación digital de todos los sectores mediante el desarrollo e incorporación a la producción y los servicios de las nuevas tecnologías antes citadas, pero también debemos poner nuestros conocimientos al servicio del bienestar de la Humanidad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU marcan un camino. Sin Telecomunicación no hay progreso ni desarrollo sostenible [1].

[1] Los datos utilizados en este artículo han sido tomados de: Vicente Miralles, Vicente Ortega y José María Romeo. CRONICAS Y TESTIMONIOS DE LAS TELECOMUNICACIONES ESPAÑOLAS (Volumen 2, 4ª parte: LA FORMACIÓN EN TELECOMUNICACIONES). Editado por el COIT. 2006. Disponible en: http://forohistorico.coit.es/index.php/biblioteca/libros-electronicos

 

Las escuelas después de la implantación del ‘modelo de Bolonia’

En la actualidad, son 34 los centros universitarios en España donde se imparten las enseñanzas que habilitan al ejercicio de la profesión regulada de Ingeniero de Telecomunicación; es decir, el Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación. A pesar de que es un sector con pleno empleo y con unas envidiables expectativas profesionales, la academia ha tenido que salir de sus despachos, aulas y laboratorios para volcar su esfuerzo en la divulgación hacia la sociedad y en la captación de talento, para hacer perceptibles y atractivas las nuevas telecomunicaciones que se han vuelto ubicuas y transparentes.

La nueva estructura de grados más másteres se ha traducido en una pérdida de visibilidad de las ingenierías clásicas. Afortunadamente, y a pesar de la cantidad y diversidad de escuelas, todas comparten un origen y un acervo común, así como una búsqueda de la excelencia que ha dotado de prestigio y reconocimiento los títulos que ofertan. Las enseñanzas de Ingeniería de Telecomunicación, y por tanto las escuelas que las imparten, evolucionan dinámicamente al ritmo de unas tecnologías en constante cambio de las que se esperan soluciones transversales para un entorno globalizado. No es extraño, por tanto, que sean los centros universitarios con el mayor grado de internacionalización y de colaboración con los sectores industriales de nuestro país.

 

 

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