Antonio Pérez Yuste
Doctor Ingeniero de Telecomunicación. Profesor Titular de la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del Foro Histórico de las Telecomunicaciones
El impulso tecnológico de la CTNE durante sus primeros años (1924-1935)
El 25 de agosto de 1924, apenas transcurrido un año del golpe de Estado incruento del General Primo de Rivera, un Real Decreto firmado por el Rey Alfonso XIII concedía la adjudicación del sistema telefónico español a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). La empresa, creada el 19 de abril de ese mismo año, era el ‘rostro’ visible en España de la International Telegraph and Telephone Corporation (ITT), multinacional norteamericana fundada en 1920 por los hermanos Behn quienes, ya antes, habían hecho fortuna en el negocio telefónico de Puerto Rico y Cuba. El objetivo de la ITT era crear una entidad de naturaleza jurídica nacional engastada dentro de un sistema telefónico internacional que sirviera de vehículo para lograr la concesión de todo el servicio telefónico español.
Nuestro objetivo en este artículo es poner de manifiesto el impresionante impulso tecnológico que, gracias a la ITT y al saber hacer de los primeros Ingenieros de Telecomunicación, imprimió la CTNE al sistema telefónico español durante su primera década de existencia. Para ese fin, hemos dividido el artículo en cuatro partes, cada una de ellas dedicada a un ámbito diferente de la telefonía de aquella época: la automatización de las redes urbanas; la extensión y modernización de las redes interurbanas; la incorporación de la red nacional al servicio telefónico internacional, y el tendido de los primeros cables submarinos.
Automatización de las redes urbanas
Corría el mes de noviembre de 1925 y en el Parque del Retiro de Madrid se celebraba la Exposición Nacional de Maquinaria. Se trataba de un escaparate único para el fomento y desarrollo de la industria y el comercio en España. La CTNE acudió con un modelo de central telefónica automática, tipo Rotary 7, fabricado por la empresa Bell Telephone Manufacturing Company de Amberes, filial de la International Standard Electric Corporation, la cual era, a su vez, propiedad de la ITT.
El equipo fue trasladado posteriormente a otra exposición en el Palacio de Hielo de Madrid, donde dos abonados situados en zonas separadas podían conectarse automáticamente por medio de sendos teléfonos de disco. En la figura 1, puede verse un testimonio gráfico único de ese momento. Aquel modelo de central fue el que, pocos meses después, se instaló en Madrid y Santander por primera vez, dando comienzo a la automatización de las redes telefónicas urbanas de todo el territorio nacional.
La CTNE, creada el 19 de abril de 1924, era el ‘rostro’ en España de la International Telegraph and Telephone Corporation (ITT), multinacional norteamericana fundada en 1920
Simultáneamente, la compañía acometió la actualización de toda la planta externa, es decir, del conjunto de conductores eléctricos y sus soportes y conductos. La labor se realizó, principalmente, mediante canalizaciones subterráneas y tendido de cables en fachadas, conectando las centrales automáticas con los nuevos y modernos aparatos de abonado.
Emilio García de Castro, Ingeniero de Telecomunicación, en una de las conferencias semanales organizadas por el Departamento de Instrucción de la compañía para la formación de su propio personal, expuso los elementos característicos de las canalizaciones subterráneas de la CTNE. García de Castro trabajó en Telefónica como profesor de Mecánica y Teoría de la Construcción, pasando poco después a trabajar en la ciudad de Bucarest como jefe de Conservación de la Societatea Anonimă Română de Telefoane, filial de la ITT en Rumanía.
Extensión de la red interurbana
Antes de la concesión del servicio telefónico nacional a la CTNE, los circuitos de la red interurbana existentes en España estaban excesivamente cargados, carecían de los perfeccionamientos técnicos más indispensables y su conservación y mantenimiento estaban muy descuidados.
La falta de repetidores restringía las comunicaciones a una distancia que no podía pasar de ciertos límites aún en las condiciones más favorables; y los retrasos, debido al limitado número de circuitos disponibles, eran una incomodidad habitual para los usuarios.
La CTNE, apoyada en todo momento por la ITT, densificó la red siguiendo una topología con forma de tela de araña centrada en Madrid, e incorporó los últimos adelantos tecnológicos disponibles para la construcción de una nueva red interurbana. Era el caso de los repetidores de señal de baja y alta frecuencia, para compensar las pérdidas por propagación, y de los sistemas de telefonía múltiple por división en frecuencia, para incrementar la capacidad de los circuitos físicos.
La compañía acometió la automatización de las centrales y la actualización de la planta externa de las redes urbanas mediante canalizaciones subterráneas y el tendido de cables en fachadas
Asimismo, las calidades de los cables conductores y de los postes usados para su tendido se cuidaron en extremo, así como los medios necesarios para su instalación. En la figura 2 se muestra la imagen de un curioso camión grúa-perforadora que utilizó la compañía para abrir hoyos y plantar postes.
Precisamente, un Ingeniero de Telecomunicación que comenzó su singladura profesional en Telefónica, Emilio Novoa González, coetáneo de Emilio García de Castro, presentó los adelantos relativos a la fabricación de cables telefónicos (1927) y a la preservación de los postes de telefonía (1928) en el marco de los cursos de conferencias semanales organizados por el Departamento de Instrucción de la CTNE.
El servicio telefónico internacional
A la altura de 1924, las comunicaciones telefónicas internacionales de España con el resto del mundo se circunscribían a una sola línea con París, que la Compañía Peninsular de Teléfonos había hecho posible en 1909 gracias a la conexión de una de sus líneas interurbanas con el sistema telefónico francés, a través de Irún.
Desde entonces, nada nuevo había pasado hasta la llegada de la CTNE. La compañía impulsó, desde el primer momento, la incorporación de la red nacional al servicio telefónico internacional: Gibraltar (abril 1927), Portugal e Inglaterra (mayo 1928), Bélgica, Suiza y Holanda (junio 1928), Alemania (agosto 1928), Estados Unidos y Canadá (octubre 1928), Cuba, Italia y México (noviembre 1928) y así hasta una quincuagena de países en 1933.
Uno de los momentos estelares fue, sin duda, el ‘salto’ del Océano Atlántico hasta el continente americano. La transmisión de la voz, en ambos sentidos, fue posible gracias a la tecnología y a la diplomacia. Para lo primero, se utilizó el enlace de onda larga inaugurado por la RCA y la General Post Office británica en 1923, entre Inglaterra y los Estados Unidos. Y para lo segundo, se consumaron los acuerdos y autorizaciones internacionales necesarios para la interconexión de todas las redes. La figura 3 muestra el diagrama de líneas que intervinieron en el circuito Madrid-Washington, el cual quedó inaugurado el 13 de octubre de 1928 con una conversación mantenida entre el Rey Alfonso XIII y el presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge.
Desde el primer momento, la CTNE impulsó la incorporación de la red telefónica nacional al servicio telefónico internacional, alcanzando la quincuagena de países en 1933
Un año más tarde, la CTNE y la ITT establecieron un circuito radiotelefónico propio entre Madrid y Buenos Aires, sobre el cual otro Ingeniero de Telecomunicación de la época, José Ruíz de Gopegui, relataría sus cualidades en una conferencia impartida a través de los micrófonos de Unión Radio en mayo de 1932, dentro del ciclo de divulgación radiotécnica de la recientemente renombrada Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación.
Cables telefónicos submarinos
Otro reto tecnológico de enorme importancia en aquella primera época fue la conexión de la península con las plazas españolas en Marruecos primeramente y, luego, entre territorios insulares. Con el norte de África ya existían cables telegráficos que, en un primer momento, la CTNE utilizó para demostrar la posibilidad de transmitir voz y poder afrontar, después, el tendido de su primer cable telefónico submarino.
En diciembre de 1924 compró el cable en Inglaterra y fletó el barco ‘cablero’ Amber para tenderlo entre Algeciras y Ceuta. Tenía una longitud de 33,4 kilómetros y consistía en un núcleo central de cobre recubierto de gutapercha y rodeado, a su vez, por cintas, también de cobre, que hacían las veces de conductor de retorno. En cuanto al barco, se trataba de una vetusta nave, propiedad de la Eastern Telegraph Company que, pocos años después, terminó sus días de servicio desguazado en Gibraltar. En la figura 4, puede verse una instantánea del tendido del cable con el Amber al fondo.
El tendido del cable fue supervisado por Roy A. Walker, director de Construcciones y Conservación de la compañía, y por Luis Alcaraz Otaola, Ingeniero de Telecomunicación y subingeniero jefe adjunto de la CTNE. Otaola fue nombrado, más tarde, ingeniero jefe y vicepresidente de la Companhia Telefonica Riograndense de Brasil, filial de la ITT en Sudamérica. Después de aquel primer cable llegaría otro, de similares características, entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, que entró en servicio en julio de 1929.
La contribución de los Ingenieros de Telecomunicación
El nuevo título de Ingeniero de Telecomunicación coincidió en el tiempo con la creación de la CTNE, coinvirtiéndose los egresados en una valiosa cantera a las órdenes de los cuadros americanos de la compañía. La labor de aquellos ingenieros fue fundamental en la modernización del sistema telefónico nacional y sus contribuciones han quedado registradas en artículos, libros y manuales de la época. Es el caso, por ejemplo, de la magnífica serie de libros que recogen los métodos de construcción de la planta externa de la compañía.
La liturgia de la CTNE
Cada vez que la compañía completaba la instalación de la central telefónica automática en una ciudad, lo habitual era realizar su inauguración utilizando toda la pompa y el boato del momento. Cada celebración seguía una ‘liturgia’, más o menos solemne, compuesta por la bendición del cuadro telefónico y resto de equipos de la central, discursos de rúbrica, saludos telefónicos y un magnífico ágape final. Eran acontecimientos con una enorme relevancia social, que congregaban a todas las autoridades y poderes fácticos del lugar.
El circuito telefónico Madrid-Washington
La crónica publicada por la CTNE después de aquel hito decía: “La longitud del circuito fue de 8.060 km entre Madrid y Washington (…) y 101 km más larga de vuelta (…). En esta comunicación intervienen todos los descubrimientos más recientes hechos en telefonía. Se combinan en el circuito la transmisión por alta y baja frecuencia, repetidores, bobinas de carga, hilo aéreo de cobre, cables terrestres y submarinos y radio, todo ello funcionando en perfecta armonía”.
* Imagen portada: Stand de la CTNE en el Palacio de Hielo de Madrid con la maqueta de la central Rotary 7 que se utilizó para automatizar las redes telefónicas urbanas en España. Fuente: Telefónica (1926). Autor: © Luis Ramón Marín / Marín, VEGAP, Madrid, 2024.