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Ramón Millán

Ramón Millán

Ingeniero de Telecomunicación. Master Principal Sales Consultant en Oracle Communications

La digitalización del dinero: relación entre Blockchain y las criptomonedas

Las criptomonedas han sido la primera aplicación comercial de la tecnología Blockchain. La estructura de datos distribuida y la criptografía garantizan la seguridad de las transacciones, como demuestra el éxito de casos como Bitcoin y Ethereum. Sin embargo, sus riesgos asociados, como el alto coste energético y su escasa regulación, pueden afectar su devenir
futuro.

Blockchain o DLT (Distributed Ledger Technology) es un libro de contabilidad público de datos digital (ledger) compartido entre una red P2P (Peer-To-Peer) de nodos independientes. La ‘cadena de bloques’, gracias a una estructura de datos distribuida, junto a algoritmos y tecnologías criptográficas, mantiene la integridad y confidencialidad de las transacciones, eliminado la necesidad de intermediarios centralizados que aporten confianza.

La primera aplicación comercial de Blockchain han sido las criptomonedas o monedas virtuales. De entre ellas, la pionera fue Bitcoin, pero poco después fueron surgiendo Dash, Ethereum, Litecoin, Monero, Ripple, Zcash, etc. El número actual de criptomonedas varía dependiendo de la fuente estadística (Statista, CoinMarketCap, Coinlore, CoinGecko, etc.), con valores que van desde los 4.500 a los 10.558. La disparidad es muy elevada, probablemente porque continuamente están apareciendo nuevas criptomonedas, algunas tienen un uso residual, otras han dejado ya de utilizarse…

Las criptomonedas no tienen consideración legal de dinero en la mayoría de países, por lo que no existe la obligación de ser aceptadas como medio de pago. Se trata simplemente de un activo patrimonial inmaterial, cuyo valor en un instante concreto viene determinado por la ley de la oferta y la demanda. Aunque su valor de mercado es muy volátil, supera el billón de euros. El líder destacado es Bitcoin, con un valor casi tres veces superior al de Ethereum. Por su lado, Ethereum, tiene un valor cinco veces superior al de Tether. Después tenemos Binance Coin, Cardano, XRP, Dogecoin y USD Coin.

Dentro de los tres tipos de Blockchain según su propiedad (públicas, autorizadas y privadas), tanto Bitcoin como Ethereum pertenecen a las públicas

Nos centraremos en cómo se utiliza la tecnología Blockchain en las dos criptomonedas más relevantes, Bitcoin y Ethereum. Aunque Blockchain también puede ser aplicado a las divisas digitales, al menos inicialmente la mayoría serán emitidas y gestionadas de forma centralizada. Estas divisas virtuales, en las que están trabajando China, Europa, Estados Unidos, Suecia, etc., a diferencia de las criptomonedas, cuentan con el respaldo de los bancos centrales y su valor será el misma que su equivalente dinero físico.

Bitcoin
El Bitcoin de Satoshi Nakamoto comenzó a funcionar el 3 de enero de 2009 como un sistema de pagos P2P totalmente descentralizado y una moneda completamente virtual. Su nacimiento se produce justo después de la crisis de confianza en el sistema financiero, salpicado por el escándalo de las hipotecas basura y otros productos financieros de escasa solvencia. Bitcoin buscaba eliminar a los intermediarios financieros, aumentando la confianza y reduciendo retrasos y costes.

Dentro de los tres tipos de Blockchain según su propiedad (públicas, autorizadas y privadas), tanto Bitcoin como Ethereum pertenecen a las públicas. También en ambos casos su software y su protocolo son de código abierto; es decir, cualquier programador en cualquier lugar del mundo puede revisarlo o crear su propia versión modificada. Además, no tiene propietarios y están abiertas a todo aquel que quiera participar.

Para el usuario, Bitcoin se trataría de una aplicación que provee una cartera personal con la que puede enviar y recibir bitcoins a través de las claves alfanuméricas que contiene. Por otro lado, cualquiera que esté utilizando un ordenador o dispositivo ejecutando la pila completa de Bitcoin puede trabajar como un ‘minero’, utilizando su potencia computacional para resolver la ‘prueba de trabajo’.

Para que la red acepte cada transacción, los mineros tienen que encontrar mediante ‘prueba y error’ la solución a complejos problemas matemáticos, que es la conocida como ‘prueba de trabajo’. Una vez resuelta la tarea computacional asignada por la red, que suele llevar unos diez minutos de media, se comparte la solución, que incluye un bloque con la información de las transacciones que se han realizado durante ese tiempo. De haber consenso por parte del resto de mineros en la verificación, se procederá al almacenamiento del nuevo bloque secuencialmente en la cadena de bloques principal, después del bloque de transferencias justo anterior.

El software y protocolo de Bitcoin y de Ethereum son de código abierto

La integridad de cada transacción está protegida por firmas digitales correspondientes a las direcciones de envío, permitiendo a todos los usuarios tener control total al enviar bitcoins desde sus direcciones Bitcoin. Al estar los datos encriptados en una base de datos distribuida y entrelazada, se necesita el acuerdo unánime de todos los nodos para que la transacción sea validada.

Los distintos usuarios de la red almacenan una copia de cada transacción en forma de bloques. Dado que todos los usuarios tienen esa información, se asegura la inalterabilidad, trazabilidad y transparencia, agilizando y automatizando el proceso de verificación de la información y eliminando errores humanos. Por otro lado, las posibilidades de atacar Bitcoin y tener éxito son muy bajas, ya que la capacidad de computación necesaria para comprometerla tendría que ser muy elevada. Finalmente, como es un sistema distribuido, hay una gran redundancia.

Ethereum
Ethereum fue propuesto por Vitalik Buterin y comenzó a funcionar el 30 de julio de 2015. El protocolo que utiliza tiene muchas más aplicaciones que el de Bitcoin, dando lugar a Blockchain 2.0. Ethereum facilita el intercambio de valor más allá de las monedas virtuales (su criptomoneda es el Ether), mediante los contratos inteligentes.

Ethereum facilita el intercambio de valor más allá de las monedas virtuales mediante los contratos inteligentes

Un contrato inteligente (smart contract) es un programa informático que ejecuta acuerdos establecidos entre dos o más partes haciendo que ciertas acciones programadas con anterioridad sucedan automáticamente, como resultado de que se cumplan una serie de condiciones o clausulas específicas. Es decir, son contratos que se ejecutan y cumplen de manera automática y segura, reduciendo el fraude, los costes y la burocracia.

Un concepto importante de Blockchain 2.0 es el de token, que representa cualquier tipo de activo (moneda, póliza de seguros, títulos de propiedad, votos, hipotecas, herencias, etc.) y puede ser utilizado como prueba de propiedad, licencia software, certificados de acciones, un sistema de votación, un programa de fidelidad, etc. El token está encriptado y, al irse almacenando, conforma la cadena de bloques.

De este modo, la principal diferencia entre Ethereum y Bitcoin es que éste no es más que una moneda virtual, mientras que Ethereum es un Blockchain mucho más amplio, donde las transacciones pueden contener código ejecutable, pudiendo así los usuarios desarrollar nuevas aplicaciones. Otra ventaja importante de Ethereum es que las transacciones pueden confirmarse en segundos, respecto a los minutos que dura en Bitcoin.

Sistema criptográfico de clave pública
Blockchain utiliza un sistema criptográfico de clave pública, también conocido como de clave asimétrica, para salvaguardar la integridad y confianza. En concreto, tanto Bitcoin como Ethereum utilizan ECDSA (Elliptic Curve Digital Signature Algorithm). Cada cuenta (o dirección) tiene dos claves, una pública (que puede ser compartida) y otra privada (que debe mantenerse en secreto). La clave privada es la que tiene la información sobre el usuario, garantizando su identidad y su anonimato, permitiéndole acceder a sus activos. Si esa clave se pierde, sus activos también. La clave pública sólo muestra lo que el usuario desea que los demás puedan ver. Por ejemplo, para enviar bitcoins, el usuario necesita acreditar que tiene en su poder la clave privada, demostrando así que es quién dice ser y firmar con ella la transacción; mientras que para recibir dinero basta con proporcionar la clave pública.

Los bloques que se almacenan digitalmente mezclan la información de las direcciones de las partes involucradas en la transacción, la cantidad de tokens en el caso de Ethereum (y de unidades de valor en el caso de Bitcoin) en movimiento, y una marca temporal; luego las procesa a través de una función llamada hash.

Bitcoin no es más que una moneda virtual, mientras que Ethereum es un Blockchain mucho más amplio

Esta función hash es un complejo algoritmo criptográfico que condensa en un único dígito de letras y números, con una longitud fija, información de cualquier extensión. En concreto, Bitcoin utiliza el algoritmo SHA-256 (Secure Hash Algorithm) y Ether utiliza KECCAK-256. Esta información es la huella dactilar (fingerprint) o hash del bloque y es imposible encontrar dos entradas en el Blockchain con el mismo valor.

El problema es lo que todos los nodos de la red tratan de resolver con el fin de confirmar lo que contiene la transacción y enlazarla al bloque previo. Puesto que cada bloque tiene un hash enlazando al bloque previo, la información en el Blockchain es fácilmente verificable e imposible de eliminar.

Beneficios y limitaciones de Blockchain
Las criptomonedas y los contratos inteligentes no están generalmente aceptados. Para su adopción masiva sería necesaria la adaptación del marco regulatorio y legal. Sin embargo, la gran mayoría de los gobiernos están en contra de las criptomonedas. Además de la ineficiencia energética y su impacto medioambiental, un problema fundamental es el anonimato en las transacciones. Esta opacidad ha fomentado el uso de criptomonedas con fines ilegales, como el blanqueo de capitales, el fraude fiscal, el comercio de drogas, la especulación, la estafa, etc.

Por otro lado, Blockchain no es una tecnología eficiente para implementar un sistema de pagos. El elevado coste computacional implica un altísimo coste de energía, reduciendo los ahorros obtenidos de la reducción de intermediarios y generando un alto impacto medioambiental. Además, los protocolos utilizados para validar transacciones en Blockchain requieren de un tiempo variable y relativamente grande, dependiendo de los picos de carga. En ocasiones, la transacción tiene que ser cancelada y la inmutabilidad de la información en Blockchain crea retos cuando una entrada tiene que ser borrada o modificada. Por el contrario, las tarjetas de pago ofrecen una latencia baja y las divisas digitales aún menor. Las divisas digitales podrían agilizar también el pago de impuestos asociado a la transacción.

Así mismo, Blockchain tampoco es actualmente competitiva para realizar transferencias de dinero nacionales, que ya pueden ser ejecutadas actualmente por los bancos en unas pocas horas y de forma gratuita para los usuarios.

Sin embargo, Blockchain sí que aportaría mejoras sustanciales en las transferencias de dinero internacionales. Las transferencias bancarias internacionales pueden llevar varios días, por lo que no hay restricciones en utilizar Blockchain por problemas de latencia. Además, requieren de pocos datos, por lo que pueden almacenarse fácilmente en un Blockchain. Finalmente, estas transferencias atraviesan varios bancos, reduciendo la confianza y acumulando comisiones, con lo que la reducción de intermediarios con Blockchain supone un claro beneficio económico.

Finalmente, es interesante comentar que Blockchain podría tener también un importante papel en el mercado de capitales e inversión (acciones, bonos, derivados, etc.), productos de crédito, productos de ahorro, contabilidad y auditoría de transacciones financieras, etc.

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