José Ramón Iglesia Medina y Pablo Soler Ferrán
Ingeniero de Telecomunicación. Historiador de la ciencia como investigador independiente. Ambos son miembros del Foro Histórico de las Telecomunicaciones y administradores de la página web https://historiatelefonia.com
Centenario Telefónica
La Guerra Civil y la reconstrucción de las redes: la CTNE entre 1936 y 1945
Rara vez alguien escribe sobre lo sucedido con las infraestructuras y servicios de telecomunicaciones inmediatamente después de un gran episodio bélico. Sin embargo, hemos encontrado una joya: los artículos publicados en 1941, con el título “Vicisitudes del Teléfono en la Guerra de España” por el ingeniero Juan de Salas y Merlé (1903-1990).1
El análisis de estos artículos y de una profunda investigación archivística de múltiples documentos de la época muy poco o nada explorados anteriormente, tanto de archivos españoles como internacionales, ha permitido ofrecer una visión de conjunto sobre el devenir de la CTNE durante el periodo 1936-1945, del que aquí se ofrece una síntesis.2
El teléfono en 1936 y los primeros momentos tras la sublevación
A pesar del enorme esfuerzo realizado por la CTNE de despliegue de las infraestructuras telefónicas en los doce años anteriores tras la concesión del monopolio, el teléfono apenas llegaba a un pequeño porcentaje de la población (algo más de 320.000 líneas). Automatizado sólo en las principales ciudades para llamadas locales o urbanas (menos de 220.000 líneas), el servicio interurbano era completamente manual mediante la atención de telefonistas.
Tras el Golpe del 18 de julio y en los días posteriores en los que se decidía si en una capital de provincia triunfaba o fracasaba la sublevación, los edificios de Telefónica y de Telégrafos fueron protagonistas. Tanto la trama militar como civil de la conspiración, en la que participaron algunos directivos españoles de CTNE, contemplaron cómo gestionar los servicios de telecomunicaciones.
Inicialmente, las conferencias interurbanas se tramitaron con ‘normalidad telefónica’. Días después, el gobierno de la República las suspendió y, salvo las conferencias territoriales en Cataluña, sólo se podían realizar previa autorización, que se concedía en función de su objeto y de la identidad de los intervinientes, aplicándose una estricta censura en las comunicaciones.
En la otra zona ocurría lo mismo, a pesar de que, según Salas (y en este aspecto no es fiable su testimonio) no se exigía control previo, tramitándose sin más, salvo censura y priorizando los asuntos militares y oficiales.
En ambas zonas se militarizó el personal y la gestión de la red estuvo bajo control militar, especialmente en la nacional con una estricta unidad de mando
Hasta primeros de agosto se mantuvo la continuidad de los enlaces telefónicos entre bastantes capitales de ambas zonas, aunque sólo excepcionalmente se cursarían conferencias o bien se establecerían comunicaciones mediante las mesas de pruebas.
En cuanto se consolidó el frente, los enlaces fueron cortados. Desde entonces, el avance o retroceso de los contendientes provocaba la pérdida o recuperación de la conexión telefónica con las poblaciones implicadas, siendo real reflejo de la situación cambiante.
La empresa se dividió en dos zonas, con dos Consejos de Administración: la republicana dirigida por los estadounidenses de ITT y la nacional por españoles. En la zona republicana hubo problemas por la pérdida creciente del territorio y por la revolución social que implicó el control parcial de la empresa por los Comités de Control Obrero, especialmente en Cataluña, aunque desde junio de 1937 el Gobierno republicano volvió a controlar la situación.
En ambas zonas se militarizó el personal y la gestión de la red estuvo bajo control militar, especialmente en la nacional con una estricta unidad de mando, trasladándose gran parte del personal a unidades militares de transmisiones, que ejecutarían mayoritariamente los tendidos.
Retos técnicos y labores de reconstrucción
La topología de la red telefónica, radial desde Madrid (de ahí la importancia de su edificio central en la Gran Vía, que fue reiteradamente bombardeado), quedó desarticulada y dividida, limitándose su flexibilidad y eficacia para ambos contendientes.
Esto obligó al establecimiento de nuevas rutas no previstas, con las infraestructuras y los recursos existentes. Así, en zona nacional se montó la denominada ‘ruta-eje’ longitudinal en la zona oeste (Ceuta-Sevilla-Cáceres-Salamanca-Valladolid-Burgos-Vitoria), con tramos con serios problemas de congestión. En el este, en zona republicana, las comunicaciones del Levante con Madrid se complicaron con la llegada hasta el río Jarama de las tropas de Franco.
En estas condiciones, se pusieron en práctica soluciones antes no experimentadas, como la comunicación directa de 1300 km. entre Zaragoza y Sevilla, y el empleo del cable submarino con Ceuta, por primera vez en España de manera compartida para comunicaciones de voz y telegramas, comunicando Burgos con Tetuán.
La topología de la red telefónica, radial desde Madrid, quedó desarticulada y dividida, limitándose su flexibilidad y eficacia para ambos contendientes
También se realizaron conexiones radiotelefónicas de la Costa Cantábrica con Madrid, entre Valencia y Barcelona, y por otra parte entre Canarias y Melilla, para lo que hubo que instalar una nueva estación de radio.
En cuanto al servicio internacional, los enlaces directos con Portugal y Gibraltar no se interrumpieron. Las comunicaciones con casi toda Europa se establecían a través de Francia, hasta la toma de Irún por las tropas de Franco, cortándolas entonces en Hendaya e incomunicando a la zona franquista. Desde la zona republicana se mantuvieron por Gerona, añadiéndose también la nueva posibilidad de comunicación con Rusia.
Con especial participación de los empleados de la Compañía, en la zona nacional se formaron ‘equipos de retaguardia’ para el restablecimiento de las comunicaciones, con la dificultad de que los principales almacenes y oficinas técnicas de la CTNE, así como las fábricas de suministro de Standard Eléctrica, en Madrid, Barcelona y Santander, estaban inicialmente en zona contraria.
Igualmente destacada fue la labor de control y organización del tráfico telefónico, que obligó a los técnicos a continuas observaciones y reencaminamientos de las conferencias solicitadas, adaptándose en cada momento a una red de enlaces cambiante en topología y capacidad por fuerza de las circunstancias de guerra.3
Tras la guerra. Recuperación del tráfico y el conflicto diplomático
Tras la lógica caída del tráfico telefónico, ya terminada la guerra en 1939 la senda de crecimiento interrumpida se fue recuperando paulatinamente, aunque con carencias por el nivel de destrucción total de las infraestructuras en algunas zonas.
Las labores de reconstrucción continuaron y el despliegue del teléfono comenzó tímidamente a activarse, seriamente limitado por la escasez de suministros. De nuevo aquí tuvieron que aplicarse técnicas de rehabilitación y reciclaje de materiales, y entre ellas la práctica de retrefilar los hilos de conductores metálicos, reduciendo su sección y consiguiendo mayores longitudes para nuevos tendidos, desmontado parte de ellos por avería u otras causas.
Otra limitación en el ritmo de recuperación fue la pérdida de fuerza laboral y competencia técnica agravada por la represión y depuración de empleados y directivos, durante la guerra en zona republicana y nacional, y posteriormente la de empleados en la posguerra, que fue muy significativa.
A todo ello se unió la pugna por el control de la Compañía entre el nuevo estado y la ITT, con la intervención del gobierno de Estados Unidos en defensa de sus intereses, complicado con las intrigas alemanas para hacerse con el control de la empresa derivadas de su ayuda durante la Guerra Civil.
Así, directivos de las empresas de ITT en Alemania negociaron tanto con las autoridades españolas como con los directivos americanos de ITT el posible traspaso de la CTNE a capital alemán, proceso del que tuvo conocimiento el gobierno estadounidense, interviniendo de manera contundente para frenar esas negociaciones.4
Con especial participación de los empleados de la Compañía, en la zona nacional se formaron ‘equipos de retaguardia’ para el restablecimiento de las comunicaciones
Este conflicto diplomático en torno a la CTNE no se puede desligar del posicionamiento de Franco respecto a la Segunda Guerra Mundial, que fue primero de apoyo claro a Hitler para pasar al final a una posición más neutral. Todo ello desembocó, terminada la contienda, en la nacionalización de la CTNE en 1945 y la firma de un nuevo contrato con el Estado y de colaboración con la ITT, que permaneció como suministrador prácticamente único.
La pérdida de líneas telefónicas por la guerra y el aislamiento telefónico internacional en la posguerra agravado por la Segunda Guerra Mundial hizo que España no mantuviera durante la dictadura el ritmo de crecimiento del servicio telefónico de los años anteriores, al igual que en otros sectores económicos, no recuperando el nivel que le hubiera correspondido hasta la integración del país en la Unión Europea, ya con España en democracia.
1 Salas, Anales de Mecánica y Electricidad, ICAI, t. XVIII, p. 249-253, 311-319 y 366-380, 1941, en https://historiatelefonia.com/2014/09/01/vicisitudes-del-telefono-en-la-guerra-de-espana/
2 P. Soler Ferrán, La Compañía Telefónica Nacional de España en tiempos de guerra (1936-1945), Trabajo Fin de Máster, UCM, 2021, en: https://historiatelefonia.com/2021/11/20/telefonica-en-la-guerra-civil/
3 “Actividades del Departamento de Tráfico durante la Guerra” en: https://historiatelefonia.com/documentos/guerra-civil/documentos-internos-del-dpto-de-trafico-de-la-ctne-durante-la-guerra-civil/
4 La documentación archivística del BundesArchiv alemán y de los NARA estadounidenses es muy rica y abundante al respecto. P. Soler y J. R. Iglesia, Fondos documentales sobre telecomunicaciones en la guerra civil española, COIT-FHT, 2024, en: https://forohistorico.coit.es/index.php/biblioteca/libros-electronicos/tag/_fdtgce
Foto portada: Edificio de CTNE en la Gran Vía, Madrid, durante la guerra. Fuente: Biblioteca Nacional de España. Signatura GC-CAJA 109821.