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Redacción BIT

Félix Pérez

Ingeniero del Año 2020

«La mejor forma de reivindicar nuestra profesión es explicársela a la sociedad con imaginación y recursos»

Con méritos suficientes y ampliamente reconocidos, Félix Pérez Martínez ha sido elegido como Ingeniero del Año 2020 por el COIT. Como él mismo dice en esta entrevista, el reconocimiento que se ha expresado en su persona es, en realidad, un reconocimiento coral para todos los compañeros académicos y para los que han trabajado desinteresadamente por nuestro colectivo en actividades colegiales a lo largo de los años. En esta entrevista descubrimos un poco más a fondo a Félix Pérez, y sus diferentes ‘facetas’, como la académica, la colegial y la de experto en Seguridad y Defensa.

¿Por qué decidiste estudiar Ingeniería de Telecomunicación? ¿Quién o qué fue tu principal impulso? ¿Hay algún momento clave que fue decisivo para que te decidieras por una carrera tecnológica?

A mi hermano Jorge y a mí siempre nos gustaron las matemáticas y la física. Estábamos más interesado en transformar el mundo que en entenderlo y, por tanto, teníamos claro que queríamos ser ingenieros y no científicos, lo que no teníamos claro era el ámbito. El día que tuvimos que decidir, recorrimos las escuelas de ingeniería de la Ciudad Universitaria de Madrid, en general nos parecieron demasiado clásicas y oscuras. Al llegar a ‘Teleco’ encontramos un edificio diferente y un ambiente más moderno y, aunque en aquellos años las telecomunicaciones eran algo poco conocido, nos pareció la ingeniería más moderna. Tomamos una decisión que marcó nuestras vidas, creo que para bien.

Elegiste la carrera académica: docencia e investigación. ¿Cuál fue tu principal motivación? ¿Alguna de esas dos facetas pesó más que la otra?

También coincidía con Jorge en el gusto por la experimentación y la I+D. Entonces se estaban iniciando en la Escuela líneas de investigación muy interesantes. Nos hubiera dado igual hacer I+D en una empresa, pero nos llamó el profesor Vicente Ortega para trabajar en microondas y no lo dudamos. El descubrimiento de lo gratificante que es la labor docente vino después.

Tu desarrollo profesional te ha permitido ver los cambios producidos en las tecnologías asociadas a la Ingeniería de Telecomunicación, pero también, los cambios en la formación de los ingenieros. ¿Se corresponden esos cambios a la demanda profesional de las empresas? ¿Cómo valoras la formación técnica, empleabilidad, competencias transversales… de los nuevos ingenieros?

Casi es un tópico la idea de que en las escuelas de Ingeniería de Telecomunicación se adquieren excelentes competencias técnicas, pero falta formación en lo que se denominan competencias transversales. Creo que cada día es menos cierta esa afirmación, aunque también creo que se debe avanzar más en esta dirección en los futuros planes de estudio. En todo caso, en términos de empleabilidad nuestra profesión no ha tenido apenas problemas y algo tendrá que ver en este hecho la formación recibida por los Ingenieros de Telecomunicación. En mis cuarenta años de ejercicio profesional, solo recuerdo dos o tres épocas de muy corta duración en los que se pudo hablar de ‘paro’ en el colectivo, además coincidiendo con crisis económicas muy profundas.

¿Qué ventajas e inconvenientes ha supuesto el cambio introducido con ‘Bolonia’?, ¿Cómo valoras la opción Grado-Máster?

‘Bolonia’ ha sido una decepción porque ha sido una ocasión perdida. Se ha avanzado en algunos temas como en las metodologías de impartición y evaluación de la docencia, pero no se han producido los cambios estructurales que se necesitaban. En general, las universidades europeas han perdido la oportunidad de converger a un modelo común y competitivo con las universidades de Estados Unidos. Claro que no se podía esperar otra cosa, porque fue un proceso que se hizo a coste ‘casi cero’. Espero que algún día los responsables políticos se den cuenta de que sin recursos los cambios no son posibles.

La sustitución de las antiguas carreras de ingeniería de ciclo largo está afectando mucho al número de egresados en las mal llamadas ‘Ingenierías Superiores’. Además, se ha demostrado que el grado es un punto de ruptura en la trayectoria académica del estudiante y que se dificulta la programación de unas enseñanzas orientadas, como antes, a la formación de un ingeniero de ciclo largo –el ingeniero clásico- con una sólida formación básica.

¿Cómo estáis abordando la disminución de estudiantes de ingeniería, especialmente en el Máster? ¿Crees que ampliar la oferta de titulaciones es una vía de abordar ese problema? ¿Deben las nuevas tecnologías (Inteligencia Artificial, Big Data, Internet de las Cosas) tener programas de formación propios en el ámbito de la ingeniería?

En la ETSIT-UPM el número de estudiantes apenas ha cambiado en los últimos veinte años porque todas las titulaciones tienen nota de corte y algo parecido ocurre en la mayor parte de las Escuelas de Ingeniería de Telecomunicación. Lo que si se ha notado es una bajada en las notas de corte que afecta al perfil de unos estudiantes que deben enfrentarse con unos estudios tradicionalmente difíciles.

El problema es mucho más importante en las titulaciones de másteres habilitantes para la profesión de Ingeniero de Telecomunicación. Nuestros graduados son muy demandados por el mercado y las empresas los sacan, en mi opinión demasiado pronto, del sistema educativo reglado.

Nuestros graduados son muy demandados y las empresas los sacan, en mi opinión demasiado pronto, del sistema educativo reglado

La introducción de otras titulaciones, como Ingeniería Biomédica o Ingeniería y Sistemas de Datos en el caso de la ETSIT-UPM, es una solución que permite atraer a las escuelas a estudiantes que se orientan a ámbitos no exclusivos de las telecomunicaciones pero que comparten las tecnologías básicas. Son conocimientos que también hay que introducir en los futuros planes de estudios, pero las ordenes CIN que regulan los másteres habilitantes no permiten hacerlo con la intensidad y especialización que desean algunos estudiantes. En un título nuevo si se puede hacer.

¿Se necesitan cambios metodológicos en la docencia que permitan visualizar las ingenierías desde un punto de vista diferente? ¿Los cambios debidos la crisis sanitaria (docencia online) han aportado ventajas que se deban mantener cuando esta crisis pase?

Hay un antes y un después de la crisis sanitaria y aquellas escuelas que no adapten sus metodologías a la nueva realidad se estarán equivocando. Parece claro que debe de aprovecharse el cambio para adaptarse en alguna medida al perfil de las nuevas generaciones, aunque las ingenierías siempre serán “estudios difíciles”.

En todo caso, el problema de la caída de ‘vocaciones ingenieriles’ no se resuelve con nuevas metodologías. Lo que se necesita es promocionar la ingeniería, especialmente entre las chicas jóvenes, y desarrollar unos sectores industriales que generen productos y servicios propios de alto nivel tecnológico y alto valor añadido. Solo así se reconocerá el papel de los ingenieros y se les gratificará, económica y profesionalmente como merecen. Entre los jóvenes existe la idea, quizá algo equivocada, de que el esfuerzo exigido en las escuelas de ingeniería no se corresponde con su valoración posterior por el mercado laboral. De hecho, una parte significativa de nuestros egresados no se queda en España, aunque se les ofertan puestos de trabajo, porque las condiciones en otros países son mucho mejores.

¿Cómo ves el presente y futuro de la universidad? ¿Cuáles son los principales retos?

Juzgar globalmente a la universidad es imposible porque es muy diversa. En ella conviven centros de excelencia y otros muy mejorables. Es obvio que tenemos una universidad masificada donde se han dedicado los recursos más a la extensión del servicio público universitario (lo que es un valor social muy importante) y menos a la calidad. En estos momentos su principal reto es la globalización, pues en los próximos años se evolucionará hacia un entorno de competencia internacional mucho más exigente.

¿Qué cambios consideras necesarios en la universidad pública española para hacerla competitiva, también en el contexto internacional? ¿Es solo un problema presupuestario?

Por supuesto que hay un problema presupuestario importante, pero hay otros problemas estructurales que también lo son. Se necesita cambiar la gobernanza de las universidades, asociándolo a una mayor autonomía –de gestión, no de su personal- y una rendición de cuentas más exigente, tanto para la institución como para sus miembros. Los mecanismos de financiación también deben ser mejorados y asociados a objetivos. Dicho esto, la universidad que yo he conocido, la del entorno de las escuelas de Ingeniería de Telecomunicación, es de un elevado nivel de calidad y así nos lo reconocen en el entorno internacional.

¿Qué opinión te merecen los rankings universitarios?

Han venido para quedarse y tendremos que acostumbrarnos a competir en ellos. Tienen problemas importantes, hay muchos, son muy diversos –en algún caso interesados- y, sobre todo, no son fáciles de interpretar para un ciudadano medio. En todo caso, si los analizamos con cuidado y sectorialmente veremos que las grandes escuelas de ingeniería no quedan mal. Lo que no puede pretenderse es estar en el top 10 mundial con presupuestos muy inferiores a las que están allí.

Tu actividad ha estado también muy vinculada al ámbito de la Seguridad y la Defensa. ¿Cómo valorarías la inversión en I+D en Defensa en comparación con los presupuestos generales para I+D en general? ¿Es el ámbito de la defensa un motor para la I+D, como ocurre en otros países? ¿Hay realmente un “trasvase” de la I+D en Defensa al ámbito civil?

La inversión en I+D en Defensa, como en todos los sectores, es pequeña respecto de los países de nuestro entorno. Sin embargo, el sector de la Defensa junto con el farmacéutico, son de los pocos donde hay una industria propia de alto contenido tecnológico basada en sus propios desarrollos. De hecho, la inversión en I+D de carácter no público en el sector de la Seguridad y la Defensa es muy significativa comparada con el resto de sectores. Todo es consecuencia de la sofisticada tecnología que incorporan los sistemas militares y de su carácter estratégico.

El problema que tenemos en nuestro país es la dificultad de pasar ‘de las musas al teatro’

La inversión en sistemas militares ha sido un motor para la I+D gracias a una adecuada política de adquisiciones y a la participación en programas europeos de armamento. Por otro lado, las tecnologías empleadas cada día son más duales y, de hecho, las principales empresas que producen estos sistemas también compiten en el ámbito civil. Lo que sí es cierto es que hace años eran las aplicaciones militares los vectores de evolución de las tecnologías y ahora, en muchas ocasiones, son las civiles las que juegan este papel. Las sinergias entre lo militar y lo civil son muy importantes.

Nuestra titulación cumple en 2020 su centenario. Nuestra tecnología está cada vez más presente en la sociedad, con un importante papel transforma­ dor. Su protagonismo queda igual­ mente patente cuando se analizan los ODS de la Agenda 2030 o se analiza su papel durante la crisis del COVID-19. Como Director de la Escuela decana de la que salió la primera promoción, ¿crees que es la sociedad consciente de la importancia de nuestra titulación/pro­fesión? ¿piensas que tiene la misma pre­sencia social que otras profesiones?

Creo que hace 30 años la sociedad consideraba al ‘teleco’ como el único experto natural en el ámbito TIC, pero en estos momentos la situación ha cambiado, tanto por el nacimiento acelerado de nuevas titulaciones con denominaciones más asociadas a las tecnologías de moda, como por la ‘invisibilidad’ de las telecomunicaciones. Desgraciadamente, la sociedad tiende a considerar a nuestras tecnologías como algo que necesita, que funciona muy bien, pero las considera una commodity y desconoce, por ejemplo, todo lo que hay detrás de su terminal inteligente.

La mejor forma de reivindicar el papel de las TIC y de nuestra profesión es con promoción, explicando a la sociedad lo que es y su impacto pero hay que hacerlo con imaginación y recursos.

En España tenemos iniciativas como la Agenda España Digital 2025, la Estrategia Nacional de IA o el Plan de Conectividad y Despliegue 5G, a las que el plan de recuperación de la UE parece que
inyectará fondos suficientes. Parece que las administraciones están convencidas de la importancia de las TIC. De estas acciones ¿cuáles crees que son las más importantes para que España no pierda competitividad? ¿Estamos a tiempo de liderar algún campo concreto en el futuro de las TIC?

Todas las iniciativas son importantes y están orientadas en la dirección adecuada. El problema que tenemos en nuestro país es la dificultad de pasar ‘de las musas al teatro’. Las ideas son importantes, pero sin recursos y continuidad en los esfuerzos los resultados no llegan. Confío en que esta vez sea la buena, pues nos jugamos mucho como país. Soy optimista, creo que los equipos actuales pueden hacerlo bien si cuentan con la colaboración de todos y cada uno de los agentes. Además, la sociedad está preparada para los cambios que se avecinan si se hacen desde la unidad y no desde el enfrentamiento.

Desde hace muchos años tu vinculación al COIT ha sido y sigue siendo muy fuerte, algo quizás difícil de explicar teniendo en cuenta tu actividad académica.

Entré en las tareas colegiales y asociativas a principios de los años ochenta, precisamente representando al mundo académico en las Juntas del COIT y la AEIT. Durante más de 20 años fui miembro de las mismas, muchos años como secretario de las dos organizaciones. He participado directamente en las decisiones más importantes en unos tiempos complejos y de grandes transformaciones en los que nuestras instituciones se ganaron el prestigio que ahora tienen.

Lo cierto es que, de una u otra forma, he estado colaborando en las actividades colegiales a lo largo de toda mi trayectoria profesional. Tengo que reconocer que el COIT y la AEIT me han dado mucho: he conocido a las principales personas referentes del sector y me han permitido tener una visión del mismo que no hubiera alcanzado si me hubiese dedicado solo a la labor académica. Por otro lado, el esfuerzo realizado está ampliamente compensado por las satisfacciones que la profesión de Ingeniero de Telecomunicación y mi labor docente e investigadora me han proporcionado.

¿Cuáles crees que han sido los principales logros del COIT en las últimas décadas y cómo piensas que debe afrontar su futuro?

El principal logro, obtenido a lo largo de los años 80 y 90, fue situar a los ‘telecos’ como una ingeniería importante y de futuro en el panorama nacional. Hasta entonces éramos los ‘¿Tele… qué?’, una ingeniería minoritaria asociada a la administración, a una operadora que actuaba en monopolio y a una multinacional que suministraba los equipos. La modernización del país, tras la transición política y la entrada en la Unión Europea, y la posterior necesidad de digitalizar nuestras infraestructuras, ayudó mucho, pero lo cierto es que el COIT y la AEIT han tenido desde entonces un protagonismo en el sector que desconocen muchos Ingenieros de Telecomunicación.

Fue muy importante también la reglamentación asociada a los ICT que dignificó el ejercicio libre y le dio un volumen hasta entonces desconocido y que permitió dotar al COIT de una estructura técnica importante, que además facilitó el desarrollo de nuevos servicios. El proceso de descentralización del Colegio también ha sido en mi opinión un éxito.

Sin duda el principal reto de nuestras organizaciones profesionales está compartido con el resto de las ingenierías. Por un lado, se necesita encontrar los mecanismos para acercar a las mismas a las nuevas generaciones de egresados de las escuelas que las desconocen y, lo que es peor, las consideran como organizaciones obsoletas alejadas de sus intereses. Por otro lado, hace falta cambiar sus estructuras para adaptarlas a una nueva realidad en la que los títulos profesionales no coinciden con los títulos académicos. Para bien o para mal, es una de las consecuencias del proceso de ‘Bolonia’.

Manteniendo su naturaleza de colegio profesional, ¿consideras que pueden ser necesarios cambios que le permitan estar más presente en la sociedad?

En mi opinión, mientras se mantenga la actual normativa jurídica de los colegios profesionales es muy difícil producir cambios estructurales y serán los másteres habilitantes los generadores de futuros colegiados. Sin embargo, tarde o temprano esto tendrá cambiar para evolucionar a unas organizaciones más flexibles y adaptadas a la realidad que impone el entorno europeo y la progresiva globalización de todas las actividades.

Creo, y es una opinión muy personal, que el COIT haría bien en apoyar un cambio legislativo y, mientras tanto, utilizar la AEIT para ir incorporando los cambios necesarios tras la separación entre títulos académicos y títulos profesionales y la evolución de las tecnologías de nuestro ámbito.

¿Cómo valoras el reconocimiento que has recibido de Ingeniero del Año 2020 en el contexto de tu desarrollo profesional?

Tengo que admitir que el nombramiento de Ingeniero del Año me ha producido una enorme satisfacción pues es un reconocimiento que me conceden mis propios compañeros y que previamente se ha otorgado a profesionales a los que siempre he admirado.

Además, se está reconociendo el papel de los académicos en el sector, un colectivo generalmente poco visible, cuya labor ha definido la esencia de nuestra Ingeniería de Telecomunicación y no siempre está adecuadamente reconocida. Por último, también quiero resaltar que, en mi persona, se premia una labor importante y muy poco agradecida: la de los centenares de compañeros que han trabajado desinteresadamente por nuestro colectivo en actividades colegiales a lo largo de muchos años.

 

Félix Pérez, actual director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (ETSIT) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), es doctor Ingeniero de Telecomunicación por la UPM en 1982 y catedrático del Dpto. de Señales, Sistemas y Radiocomunicaciones de la ETSIT. Su actividad profesional ha estado siempre ligada a la docencia y la investigación en el ámbito de las Tecnologías de Radiofrecuencia y los Sistemas Radar. También es director de las Cátedras Universidad-Empresa INDRA-UPM y CESEDEN-UPM, ambas con actividades en el sector de la Defensa y la Seguridad.

Autor de más de 300 publicaciones, de las que más de un centenar se ha realizado en el ámbito internacional, Félix Pérez ocupa, entre otros cargos, un puesto en la Junta Directiva de la Fundación Círculo de Tecnologías para la Defensa y la Seguridad, entidad de la que también es vocal de su Comité Ejecutivo.

Durante 15 años fue secretario del Colegio Oficial y de la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación. Colegiado de Honor del COIT, actualmente, es miembro del Comité de Redacción de la revista BIT, miembro del Foro Histórico de las Telecomunicaciones y Consejero de Colegio. Es miembro del Comité Asesor de la Fundación Empresa Seguridad y Sociedad (ESYS) y Socio de Honor de la Asociación Española de Usuarios de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (AUTELSI).

 

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