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Esther Garcés

Esther Garcés

CEO IslaLink.

Cables submarinos

Las grandes arterias de internet bajo el mar

Casi 500 cables submarinos con 1.300 puntos de amarre y más de 1,3 millones de kilómetros de longitud total atraviesan los mares. Conectan las redes de los operadores de telecomunicaciones y, cada vez más, los centros de datos de las grandes empresas tecnológicas. La práctica totalidad de las comunicaciones intercontinentales transitan por las fibras ópticas de estos cables, conformando la espina dorsal de la red de redes: internet.

Historia de los cables submarinos
En los años 70 y 80 del siglo pasado una parte muy importante de las comunicaciones entre continentes se transmitían mediante satélites. El Telstar-1 fue el primer satélite puesto en órbita hace tan solo 60 años. En cambio, los primeros cables submarinos de telegrafía se tendieron hacia 1840, a finales de la primera revolución industrial, y el primer cable comercial que cruzaba el canal de la Mancha se puso en operación en 1850 (1). En 1858, el intrépido emprendedor norteamericano Cyrus W. Field intentó por primera vez atravesar el Atlántico norte con un rudimentario cable telegráfico similar a los que ya se usaban en el canal de la Mancha. El cable telegráfico transatlántico suponía por primera vez la conexión instantánea de América del Norte con Europa, causando un entusiasmo popular comparable al de la llegada del hombre a la Luna. La reina Victoria y el presidente Buchanan pudieron intercambiar telegramas de felicitación. Aunque el éxito fue efímero -el cable duró menos de un mes en funcionamiento- pudo demostrarse que la idea era viable, y diez años después un nuevo cable que resolvía las deficiencias fue instalado. El cable submarino es pues, comparativamente, un modo de comunicación muy antiguo: ¡anterior a la invención del teléfono! Sin embargo, a fecha de hoy prácticamente la totalidad de las comunicaciones internacionales se transmiten por cables submarinos, dejando a los satélites en este ámbito un papel residual (2) . ¿Qué ha ocurrido?

Buque Urbano Monti

El cable submarino es un modo de comunicación muy antiguo, ¡anterior a la invención del teléfono!

Sin entrar en detalles, dos fuerzas han empujado a esta substitución: en primer lugar, el desarrollo de las comunicaciones por fibra óptica, con capacidades de transmisión que superan en cuatro órdenes de magnitud (decenas de terabits frente a gigabits) a las de los cables coaxiales o de las comunicaciones de radio; por otra, el desarrollo de internet y de los servicios de banda ancha acompañado de un proceso de globalización que exige más y mejores recursos de red troncal. Esta combinación de factores ha hecho que, grosso modo, desde el inicio de internet la capacidad de los sistemas troncales de transmisión haya duplicado cada dos años. El TAT-8, primer cable transatlántico de fibra óptica, se instaló en 1988 y se diseñó para una capacidad total de 280Mbps. 33 años después, en septiembre de 2021, aterrizaba en Vizcaya el cable Grace Hopper, diseñado para una capacidad de hasta 352 Tbps (esto es, 1,25 millones de veces la capacidad del TAT-8). Es el tipo de capacidad que responde a las necesidades de los centros de datos gigantescos de empresas como Google, Facebook o Microsoft (‘hyperscalers’).

Mapa global de cables submarinos

 

Modelos de negocio de los cables submarinos
La construcción de los cables submarinos requiere inversiones muy cuantiosas y a muy largo plazo (25 años o más). Por tal motivo, históricamente estas inversiones se han llevado a cabo mediante consorcios de operadores de telecomunicaciones, cada uno de ellos operando en su mercado, frecuentemente en régimen de monopolio. Con el desarrollo de la competencia, han aparecido operadores privados como Islalink, que ponen a disposición de los operadores la infraestructura, evitando que se dupliquen las inversiones. Naturalmente, los cables se han diseñado para conectar los puntos neurálgicos de las redes de telecomunicaciones, situados en los núcleos de población más importantes.

Entrada en escena de los OTTs
A partir de la década pasada, las nuevas empresas tecnológicas (OTTs, siglas de over-the-top, servicios de contenidos sin intervención de los operadores) que disponen de recursos financieros virtualmente ilimitados han iniciado el desarrollo de centros de datos con una escala sin precedentes (‘hyperscale’), habitualmente fuera de las zonas urbanas, para lograr terreno y energía más baratos y en abundancia. Consecuentemente, están desplegando cables submarinos que interconectan dichos centros de datos. Diez años atrás, la capacidad de transmisión de los OTTs representaba tan sólo un 10% del total, actualmente es ya un 67% y creciendo. ¡Dos tercios del total! La construcción de cables como Marea (transatlántico), PLCN (transpacífico), Havfrue (transatlántico), Equiano (Europa – Sudáfrica), 2Africa (Europa – África – Oriente Medio), etc. por Google, Facebook y, en menor medida, Microsoft, está definiendo el nuevo mapa mundial de la conectividad submarina, dejando a los operadores tradicionales en un papel secundario.

La ubicación geográfica de la península ibérica, rodeada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, la sitúan como punto focal de las comunicaciones submarinas

¿Qué evolución cabe esperar?
La mejora de los servicios digitales implica acercar cada vez más los contenidos a los usuarios, y estamos viendo un mayor desarrollo de los centros de datos en el sur de Europa. También se están desplegando nuevos cables en el Mediterráneo. El objetivo es mejorar la calidad de los servicios en la región y atender al mercado con mayor potencial de desarrollo: África. Amazon y Microsoft están construyendo nuevos campus en España y Grecia respectivamente, dos regiones en las que trabaja Islalink. Por su parte, Google y Facebook lideran nuevos cables submarinos que aterrizan en España. La ubicación geográfica de la península ibérica -en la encrucijada del continente europeo con el norte de África, rodeada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico- la sitúan como punto focal de las comunicaciones submarinas.

Empalme cable

Como ha mostrado la crisis del COVID-19, la fiabilidad y disponibilidad de las infraestructuras de telecomunicación es crucial para el funcionamiento de nuestra sociedad. Los cables submarinos, en el corazón de estas infraestructuras, son clave para el desarrollo de la sociedad digital y seguirán en expansión. Amén de los OTTs, los inversores privados han tomado buena nota, y mediante empresas como Islalink, invierten en infraestructuras para ponerlas a disposición de los operadores, OTTs y otros actores del mercado de manera independiente y neutra.

NOTAS

(1) En España, Ceuta y las islas Baleares se conectaron con la península hacia 1860. Hubo que esperar hasta 1883 para la primera conexión con las islas Canarias.

(2) Los satélites de comunicaciones siguen conectando zonas remotas, buques e incluso aviones. Además, se están desplegando satélites de órbita media y baja para nuevos servicios de acceso de alta velocidad y de baja latencia donde no llegan las redes convencionales. Si hace 40 años pudieron ser alternativas para un mismo uso, actualmente los satélites y los cables submarinos son, por regla general, tecnologías perfectamente complementarias.

 

Islalink despliega el cable IONIAN

Islalink es una empresa especializada en el desarrollo, despliegue y operación de cables submarinos desde 2001. En estos años ha desplegado sistemas que conectan Mallorca con València (Balalink, 2001), Tenerife con Cádiz (Canalink, 2011), Marruecos con Cádiz (Loukkos, 2012), y hasta 2017 desarrolló el proyecto Ellalink, que finalmente ha sido llevado a cabo por la empresa del mismo nombre y que desde 2020 conecta Portugal con Brasil.

 

Actualmente Islalink está trabajando en el despliegue de un nuevo sistema submarino que conectará el sur de Italia con Grecia. Se trata de un sistema de 320 km sin repetidores y con 24 pares de fibra que unirá las ciudades de Crotone (Italia) y Préveza (Grecia). Este sistema se complementa con una red terrestre de fibra óptica para alcanzar Atenas y Tesalónica en Grecia y Milán y Roma en Italia.

En junio de 2021 la empresa italiana Elettra llevó a cabo el sondeo completo de la ruta para el sistema IONIAN y será la encargada del tendido. Se prevé que el sistema (incluyendo las estaciones de amarre y las redes terrestres) entre en operación a finales de 2022.

 

¿Cómo se lleva a cabo la construcción de un cable submarino?

Tras 180 años de experiencia, la ingeniería de cables submarinos ha puesto a punto métodos que garantizan la calidad de la operación de tendido. De hecho, los cables que se instalan actualmente tienen una vida útil que supera los 25 años cuando se trata de sistemas amplificados (con elementos sumergidos activos alimentados remotamente), y mucho mayor aun cuando se trata de sistemas pasivos (para distancias de hasta 450 km). Por tanto, contrariamente al proyecto del pionero Cyrus W. Field en 1850, actualmente el tendido de un cable sigue un proceso muy bien definido y en el que el despliegue del cable es tan solo una de las últimas de las siguientes etapas:

1. Se diseña una ruta ‘teórica’ para el cable con la información del lecho marino ya disponible.

2. Siguiendo esta ruta, un buque especializado sondea el lecho marino con una anchura variable en función de la profundidad y de la proximidad a la costa (a menor profundidad o cercanía a la costa, mayor anchura). Cerca de la costa donde va a amarrar, la labor de sondeo se complementa con el trabajo de buceadores que toman imágenes y muestras. Se obtiene así la información detallada (tipo de suelo, vegetación, inclinación, etc.) que permite diseñar con precisión la ruta del cable evitando riesgos, erosión, suspensiones del cable, etc.

3. Toda esta información permite además cursar con las autoridades la obtención de permisos para la ocupación del lecho marino y las operaciones de tendido. Entre otros aspectos, se presta especial atención en ocasionar el menor impacto medioambiental.

4. Además, el diseño del cable se adapta a la situación del lecho marino en cada punto de la ruta: este será fabricado de forma que la protección del cable (ligero, protegido, simple o doble armadura) se adecúe a la profundidad y características del lecho en cada punto.

5. Una vez fabricado el cable, y tras la aceptación del mismo en la fábrica, se carga en un buque que partirá hacia uno de los puntos de amarre para el tendido. El buque cablero incluye además un arado para enterrar el cable en las aguas menos profundas.

6. Finalmente, en las zonas que así lo requieran, se lleva a cable una inspección de la instalación con un vehículo operado remotamente (ROV, de sus siglas en inglés), que en su caso puede llevar a cabo modificaciones para subsanar deficiencias.

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