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Felipe Ortín

Ingeniero de Telecomunicación y escritor.

Más allá de la profesión

Un escritor con sentido del humor

Puede decirse que Felipe Ortín es, en realidad, varios ‘Felipes’. Es decir: está el Felipe Ingeniero, el Felipe Escritor, el Felipe Actor y otros ‘Felipes’ dentro de un mismo individuo. Nada que ningún otro ser humano no tenga en su propia personalidad, ya que cada uno de nosotros actuamos de una u otra manera en función de la situación en la que estemos o el hobby que practiquemos en algún momento.

Nací en 1971 y viví en Tenerife hasta 1989, momento en el que me marché a Barcelona para, nada más y nada menos, estudiar Ingeniería de Telecomunicación en la UPC. Una carrera que elegí por mi curiosidad natural sobre cómo funcionan las cosas y, particularmente, por el misterio que encerraba saber cómo era posible tomar una señal generada en un punto, transportarla por cualquier medio y, de pronto, poder reproducirla en otro punto del Universo a miles de kilómetros de distancia. ¡Maravillas de la ciencia!

Aparte de esta curiosidad por la tecnología, dentro de mí están las otras personalidades, que me han llevado a ser portero de futbol con lumbago; alpinista roto y evacuado del Everest; cooperante barbudo en Guatemala, Bolivia y Perú; cocinero chamuscado; marido por sorpresa; bailarín de Bollywood desacompasado; actor mindundi y, finalmente, escribidor de tres divertidas novelas (al menos hasta la fecha), cuya intención es la de sacar sonrisas a mis lectores, además de hacerles pensar mientras leen.

En definitiva, que Felipe Ortín, aparte de vivir de la Ingeniería de Telecomunicación, está tratando de vivir del cuento… De los que escribe, concretamente.

Cómo y cuándo empecé a escribir
Aunque el trabajo de Ingeniero de Telecomunicación puede ser apasionante, pues los proyectos pueden abarcar un amplio abanico de campos y pueden ser muy distintos unos de otros, tras 20 años trabajando en diversas empresas llegó un momento en que la rutina diaria la absorbía el trabajo, de manera que llegó un punto en que los días se convertían en: levantarme, trabajar, alimentarme, respirar oxígeno para no morirme, atascarme en el tráfico de Barcelona, volver a casa y dormir para, al día siguiente, repetir lo mismo.

El mundo ya tiene suficientes dramas, así que intento mejorarlo sacando sonrisas y alegrando a mis lectores con lo que cuento

Suele decirse que detrás de un gran hombre hay una gran mujer (no es que me considere un gran hombre), pero el dicho es erróneo. La mujer nunca está detrás, siempre está por delante del hombre y cuando uno va, ella ya ha vuelto de allí. Fue entonces cuando mi esposa me preguntó un buen día: “¿Tú no tienes otras aficiones más que trabajar?”. Este fue el punto de inflexión y de reflexión. ¡Cierto! El día era el trabajo. ¿Qué había más allá de eso? Pues… ¡nada!

Sin embargo, dio la coincidencia que por esas fechas había escrito varios correos relatándole a mi gente desgracias que me pasaban: cómo me rompí un tobillo en el Everest y fui rescatado; qué pasó el día que metí friegasuelos en la lavadora; el efecto de lavarme los dientes con Hemoal en lugar de pasta de dientes o, viceversa, intentar afeitarme con pasta de dientes…

En definitiva, meteduras de pata que tenía y que, redactadas por mí, causaban hilaridad a quienes les escribía. Y así fue como descubrí que me gustaba escribir y, no solo eso, sino que, además, hacía reír con mis escritos. ¡Ahí empezó la aventura!

Mis novelas son tres historias completamente diferentes, cuyo único nexo de unión es el humor y la crítica a diversos aspectos de la vida

De qué van mis novelas
Podría decir que de humor. Sin embargo, eso tan solo es la línea que sigo para escribir historias muy serias. Es decir, el mundo ya tiene suficientes dramas, así que intento mejorarlo sacando sonrisas y alegrando a mis lectores con lo que cuento…, aunque mis tres novelas tienen más seriedad de la que parece cuando le quitas la risa y, sobre todo, mucha crítica.

A modo de resumen
‘Idus de Julio’ es la historia de un ejecutivo que piensa que uno de sus tres mejores amigos le está engañando con su mujer mientras, al mismo tiempo, en su trabajo, está luchando por ser el director general de su empresa, aunque tiene un competidor que también quiere esa misma plaza, lo que se convierte en una lucha de puñaladas traperas para conseguir el cargo. En definitiva, dos tramas que todos tenemos, la laboral y la sentimental, enlazadas, que llevan al protagonista a ser un pobre desgraciado al que le pasan múltiples desventuras. Todo contado con una gran dosis de humor e ironía para criticar situaciones del sistema laboral que nos hacen olvidar que vida solo hay una y que, si no la aprovechamos, llegará un punto en el que recapacites y caigas en la cuenta de que la has desperdiciado.

 

‘Gabriel, Arcángel de la Guarda’ narra la historia de Jesús de Nazaret pero desde un punto de vista diferente: desde el punto de vista de su ángel de la guarda, en este caso el arcángel Gabriel, que es enviado por Dios para proteger a Jesús durante su periplo por la Tierra, desde que nace hasta que muere. Esto hace que la historia tenga dos partes. Una, divertida, en la que Gabriel se mete en múltiples líos por tratar de proteger a Jesús. Otra, la seria, en la que imagino cómo pudo haber sido Jesús.

Es decir, si la religión es filosofía más misticismo, le quito el misticismo, me quedo con la filosofía y con el personaje de Jesús e imagino a un tipo simpático, campechano, con sus seguidores y… ¡seguidoras! (que creo que se las dejaron olvidadas en alguna parte). Una historia divertida, tierna y con una revisión más humana de la figura del nazareno que la tradicional que nos cuenta la Iglesia.

‘Corrupción en Urbania’ es una novela policiaca, con tintes de Mortadelo y Filemón, en la que dos agentes deben investigar el supuesto suicidio de un banquero que se dispara con una escopeta de caza en el pecho. De ahí van surgiendo casos de corrupción dentro del gobierno de Urbania que llegan a salpicar al propio presidente del país. ¡Vamos, una cosa que no ha pasado nunca jamás en ningún sitio!

En definitiva, tres historias completamente diferentes, cuyo único nexo de unión es el humor y la crítica a diversos aspectos de la vida con la que espero que mis colegas de profesión de la Ingeniería de Telecomunicación puedan divertirse y reflexionar con ellas.

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