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Tribuna

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Ramón Millán

Ingeniero de Telecomunicación

Nativos digitales y la peligrosa cultura de la inmediatez

Debemos tener muy presente como tecnólogos que lo más importante no es la tecnología, sino las personas

Las nuevas tecnologías han revolucionado por completo nuestras vidas y, sin lugar a dudas, lo han hecho para mejor. Sin embargo, la tecnología también está generando nuevos riesgos y peligros, entre los que quiero destacar el que muchos de nuestros jóvenes hayan perdido la cultura del esfuerzo y sean cada vez menos tolerantes ante la frustración. No se trata de una creencia mía, cada vez hay más estudios que lo avalan. Pero ¿cuál es la raíz de estos comportamientos?

Hace unos años, cuando te gustaba una canción, tenías que ingeniártelas para poder disfrutarla. La opción más sencilla, era salir a la calle, darte un paseo hasta una tienda, y allí comprar el casette, vinilo o CD. Había que adquirir, por lo general, el álbum completo, aunque te gustaran sólo un par de canciones. Sin embargo, sólo unos pocos podían permitírselo, salvo que se tratara de tu grupo favorito, porque el precio era desorbitado.

Una opción era dejar tus casettes a amigos, que habitualmente ofrecían también los suyos a cambio. Pero, lo que nunca fallaba era pegarte a la radio y, cuando ponían tu canción deseada, pulsar el botón de record. La calidad sonora era muy baja, e incluso se te colaba la voz del locutor o anuncios, pero tú eras la persona más feliz del mundo.

Actualmente, los discos físicos ya casi ni se venden. Cualquiera de nosotros puede disfrutar de la canción que le apetece, en tan sólo un par de minutos. Lo podemos hacer, además, de forma gratuita, a través de servicios de streaming financiados con publicidad, o a través de una descarga `ilícita´ en redes P2P.

También quiero destacar nuestra antigua forma de jugar. Las chapas eran el claro ejemplo de cómo algo barato y en principio inútil se convirtió en un juego divertidísimo y de masas. Con ellas hacíamos carreras y jugábamos partidos de fútbol y baloncesto… Bastaba con recortar fotos de tus admirados deportistas de las revistas. No había tantos juguetes, pero teníamos el ingenio de fabricarlos, de inventarnos las reglas, de buscar un grupo suficiente de amigos o conocidos con los que crear equipo…

La mayoría no nos aburríamos nunca y estábamos deseando practicar deportes y jugar cara a cara, ya fueran juegos de mesa, las chapas, las canicas… Actualmente, existe una variedad impresionante de juguetes y los videojuegos han sustituido muchos de estos juegos sociales; es más, incluso hay vídeos en redes sociales, que te muestran cómo debes jugar o cómo juegan otros niños… ¿Dónde ha quedado la interacción personal y la imaginación?

Lo importante es el camino

En el camino que tuvo que seguir mi generación -la denominada generación X (1961-1979), y las generaciones anteriores-, para conseguir una canción, y realmente cualquier otra pequeña cosa, había una interacción humana y un pequeño sacrificio, que al final tenían su preciada y esperada recompensa. Ahora, como el camino es tan corto, al caminar hacia cualquier lugar, olvidamos fácilmente que lo importante es realmente el camino. Se ha dejado de aprender del proceso y disfrutar de los pequeños detalles, lo único que cuenta es llegar a la meta.

Los nativos digitales, que sólo han vivido en la inmediatez, se han acostumbrado a obtener todo rápidamente, en cualquier momento y lugar, a golpe de ‘clic’. Por ello, es más difícil para ellos, esperar o luchar, por lo que desean obtener. Todo tiene que ser inmediato. Por otro lado, las redes sociales potencian el hedonismo, el consumismo y la búsqueda de una falsa felicidad, ayudando a que nuestros jóvenes se creen altas expectativas y falsos ideales. Desde luego, una mezcla muy peligrosa que ha originado un aumento importante de los casos de depresión entre adolescentes, que realmente lo tienen todo y no saben valorarlo ni disfrutarlo.

Como decía el famoso escritor Mario Benedetti en su poema “No te rindas” y que tiene por tema la esperanza y la actitud positiva ante los retos de la vida: “No te rindas, aun estás a tiempo; de alcanzar y comenzar de nuevo; aceptar tus sombras, enterrar tus miedos; liberar el lastre, retomar el vuelo…”. La tecnología está en nuestras manos para trabajar más eficientemente y para disfrutar más de nuestro tiempo y nuestros seres queridos y amigos; no para llevarnos al aislamiento, la soledad, la insatisfacción, la frustración, el aburrimiento, la depresión… Debemos tenerlo muy presente como tecnólogos, porque lo más importante no es la tecnología, sino las personas.

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