El 22 de abril pasado la titulación de Ingeniero de Telecomunicación cumplía 100 años. Pero al mismo tiempo estábamos viviendo una crisis sanitaria a nivel global que, por aquellos días, ya se contaba en España con miles de enfermos y fallecidos.
Más allá del papel fundamental que las tecnologías de la información y las comunicaciones han jugado tanto en esta crisis (ya glosado en numerosas ocasiones en los medios) como el que se adivina que jugarán en las ‘nuevas’ crisis que la sucederán (económica, social…), la lectura de este aniversario nos lleva a la importancia de la ciencia y la tecnología como garantes de nuestra calidad de vida, de nuestro progreso y, si cabe, de nuestra propia subsistencia. Y para ello urge instar a la sociedad, a los gobiernos, a que se pongan manos a la obra para que apuesten por lo que de verdad es importante para las personas, y que lo hagan con previsión, planificación y, sobre todo, financiación (#SinCienciaNoHayFuturo).
Cien años son relativamente pocos, pero el repaso necesario de la historia de nuestra titulación por este siglo hace precisamente apreciar, en función de los cambios acontecidos, el papel trascendental de la misma y de los que han llevado esos conocimientos a la sociedad, los Ingenieros de Telecomunicación. Y nada ha cambiado a este respecto si seguimos viendo los cambios sociales que nuestra tecnología provoca y, como decíamos, su importancia en crisis como la que estamos viviendo.
Si la transformación digital ha de ser el pilar sobre la que se debe apoyar nuestra sociedad para afrontar con éxito las circunstancias actuales, es el profesional que las domina el que debe vertebrar los cambios de paradigma necesarios para la transformación global necesaria. Y los gobiernos, los que deben apostar claramente por el sector que, durante estos 100 años ha demostrado ser capaz de atesorar el talento necesario.
En este número de la revista hemos querido que los protagonistas del centenario sean precisamente las voces de los ingenieros que han hecho posible este siglo de cambios y, más allá, que están en estos momentos liderando este tiempo complejo. Su voz es especialmente relevante cuando vivimos una época en la que las vocaciones tecnológicas, siendo imprescindibles, escasean, y en la que los estudios universitarios a los que nos vimos abocados con el proceso de Bolonia crean más confusión que la certeza de que los egresados de todos ellos hayan recibido la formación adecuada. Sin embargo, nuestras escuelas siguen apostando por el Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación como garantía en la formación de calidad de profesionales versátiles que, estos días, se hacen más visibles que nunca para protagonizar la nueva revolución tecnológica que consiga superar los momentos difíciles en los que nos movemos.
CODA: Quizás lo único que no ha cambiado en estos 100 años sea el nombre de la titulación, pero a su abrigo han crecido y están creciendo ingenieros capaces, flexibles, comprometidos con su tiempo y que, con ilusión, con pasión y con una gran visión transformadora serán capaces de afrontar los muchos retos que tenemos por delante. Ese talento está ahí, es fruto del esfuerzo y trabajo de muchos. ¡Solo queda aprovecharlo!