Nuestro mundo es apasionante, vivo, dinámico y, sobre todo, quizás sobre todo, evolutivo y cambiante. En los últimos 30 años hemos vivido casi cinco generaciones de comunicaciones móviles (y vamos camino de la sexta), el auge y caída del xDSL, la explosión de la fibra, la inmensa penetración de las redes sociales, la aparición de la ciberseguridad, el comienzo de la transformación digital, la puesta de moda del aprendizaje máquina y la explosión, gracias a ChatGPT, de la IA generativa. Y estamos en ciernes de la computación cuántica. La cantidad de conocimiento generado en este mundo digital nuestro es, literalmente, inabarcable.
Es completamente imposible que el conocimiento de todo este mundo digital en el que estamos inmersos se pueda adquirir con profundidad suficiente en el curso y medio o dos cursos en los que se estructura la actual titulación de Máster U. en Ingeniería de Telecomunicación (MUIT), que es la que conduce a nuestra profesión regulada y a los únicos egresados que actualmente pueden colegiarse y asociarse en nuestras instituciones COIT y AEIT.
Es por ello por lo que, en el sector de las TIC, han surgido numerosos estudios de Máster que profundizan en temas muy concretos y que, además, son muy apreciados por los estudiantes que egresan de los estudios universitarios de grado y que buscan una mayor especialización, en vez de la continuidad que ofrece el MUIT. Ni que decir tiene la aceptación que estos estudiantes tienen en el entorno profesional.
Ante esta realidad, cabe hacernos una serie de preguntas. ¿Reclamamos que la ciberseguridad es parte de nuestro ámbito de conocimiento? ¿Entendemos que la Inteligencia Artificial o la computación cuántica están entre nuestras capacidades? ¿Estamos en el centro del desarrollo de las Smart Cities, Smart Railways o Smart Energy Efficiency?
En definitiva, ¿somos los profesionales digitales ‘IT’? Pues, si las respuestas son afirmativas, no es posible entender la imposibilidad y las restricciones para incluir en nuestras estructuras a todos aquellos profesionales que dedican su desarrollo laboral precisamente al mundo digital, al mundo ‘IT’, realizando, en la mayoría de los casos, las mismas funciones que desempeñamos nosotros. Porque, recordemos, se podría decir que ahora mismo somos minoría dentro del ecosistema de profesionales TIC.
El sistema universitario español dispone de una base de datos, denominada Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) donde podemos encontrar todos los másteres que se están impartiendo en España. Haciendo una búsqueda por rama y seleccionando los ámbitos de conocimiento de nuestro mundo IT, encontramos, en el curso 2023-24, un total de 346 titulaciones.
Si, además, incluimos aspectos como eficiencia energética o sostenibilidad, entonces alcanzamos los 438 y eso sin considerar másteres en actividades de gestión y dirección relacionadas con las TIC. De todos ellos, el número de MUIT es de sólo 29; es decir, únicamente el 6,6 %. Y las cifras muestran una tendencia a la baja.
Si atendemos al número de estudiantes, la situación no mejora. Según datos del Sistema Integrado de Información Universitaria, el número de matriculados en másteres del ámbito TIC ha aumentado desde los 11.965 en el curso 2018-2019 a los 19.742 del curso 2023-24, mientras que en los MUIT han decrecido desde los 2.008 del curso 2018-2019 (máximo número de estudiantes matriculados en la serie histórica) hasta los 1.948. El resultado es evidente. Hemos pasado de una cuota del 16,78% del total de matriculados al 9,6% en apenas cinco años. En el mismo periodo, los másteres de ciberseguridad han pasado de 222 estudiantes a 1.488. Y los de Inteligencia Artificial de 611 a 1.869.
Los números no fallan y las cuentas tampoco. De los datos anteriores se deduce, claramente, que los estudiantes del ámbito TIC están prefiriendo opciones de formación distintas al Máster de teleco habilitante. Y, como COIT y AEIT se nutren de estudiantes de ese Máster, es inevitable que cada vez tengamos menos titulados que puedan formar parte de nuestras instituciones.
Pero sigamos analizando cifras. En el curso 2023-24 el número de egresados de los MUIT fueron 750 y el número de nuevos colegiados en el COIT menores de 30 años fueron 69. En el mejor de los casos tenemos un 10% de nuevos colegiados sobre ese 9,6% de cuota de estudiantes de másteres del ámbito TIC que veíamos antes.
Esto hace que nuestra población de colegiados vaya envejeciendo. Los datos analizados muestran que en el año 2010 la edad media de los colegiados era de 41,4 años y en el año 2024 es de 52,6 años. A este paso, en el año 2040 la edad media será de 65 años, algo muy alejado de los objetivos de una institución que pretende ser representativa de una profesión. Y menos de una profesión abocada necesariamente al futuro. Así, la apertura a profesionales de titulaciones afines puede llegar a ser no sólo una cuestión de filosofía, sino de supervivencia.
Y es que, desde un punto de vista fundamental, si nuestro lema como Colegio es ‘La emoción de conectar’, parece una incongruencia que nos quedemos en una red cerrada con un número limitado y, cada vez más reducido, de nodos -los Ingenieros de Telecomunicación- sobre los que tender los enlaces que nos hagan progresar como colectivo. Existen infinidad de profesionales, que no son ‘Ingenieros de Telecomunicación, aunque ejerzan como tales y tengan 10, 15, 20 años de experiencia en el sector, y a los que no podemos integrar debido a unas estructuras, a nuestro juicio, rígidas y anticuadas.
Tampoco nos llamemos a engaños. Una apertura de nuestro Colegio y nuestra Asociación a profesionales afines no revertirá mágicamente las tendencias analizadas en este artículo, pero es un paso, un paso importante, y hasta el viaje más largo comienza con un solo paso. Es toda una oportunidad como colectivo y como aportación al país.
No queremos terminar sin mencionar una frase atribuida a Charles Darwin (aunque es más bien una conclusión sobre sus teorías): “No son las especies más fuertes las que sobreviven, ni las más inteligentes, sino las que están mejor adaptadas al cambio”. Nosotros, los Ingenieros de Telecomunicación, siempre hemos sido adaptables, flexibles y propensos a la evolución. Es hora, sin ningún género de dudas, de que nuestras instituciones también lo sean, porque son precisamente ellas las que nos conectan.