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Tribuna

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Javier Domínguez

Ingeniero de Telecomunicación

Eslóganes. El apellido ‘inteligente’

La abundancia de tecnologías que optimizan cada una de las operaciones no necesariamente deriva en experiencias satisfactorias y beneficios para la ciudadanía.

La disponibilidad de tecnologías no es mérito suficiente para premiar a un territorio con el atributo de ‘inteligente’. Para lograr este apellido las referencias deberían ser las experiencias y beneficios que percibe y disfruta la ciudadanía.

El eslogan nos ha conquistado como fórmula de difusión breve y original: nos motivan con ‘el Internet de las cosas’, ‘las ciudades inteligentes’, ‘el big data’, ‘la inteligencia artificial’, ‘los servicios en la nube’… Lo relevante no es la literalidad del mensaje sino las expectativas que desencadena: retos tecnológicos que mejoran la calidad de vida; oportunidades de negocio; crecimiento económico con generación de empleo y un uso eficiente de los recursos… Con estos mimbres se estimula la creatividad, se justifican las propuestas de inversión e, incluso, se formulan contenidos académicos.

Simpatizo con ‘las ciudades inteligentes’ por su mayor sensibilidad social y por acoger a los otros eslóganes. Sucede que el mensaje de un eslogan es abstracto y que, para entender la utopía y valorar los esfuerzos necesarios para hacerla realidad, hay que transitar de lo genérico a lo concreto. Para ello, busco un territorio donde intuir la influencia de la ‘inteligencia’.

Elijo de referencia una ‘ciudad aeroportuaria’: complejo de edificios con miles de trabajadores y millones de usuarios. Algunos la describen como un gran parque comercial y de negocios con aparcamientos para aeronaves. Desde la óptica de un Ingeniero de Telecomunicación tiene casi de todo: cableado estructurado; kilómetros de fibra óptica; un sinfín de conexiones del tipo Ethernet. En ella, se hace un uso intensivo del espectro radioeléctrico para servicios de comunicaciones, ayudas a la navegación, vigilancia y localización; hay cobertura óptima de redes móviles públicas y WiFi de altas prestaciones…

Encuentro centenares de puestos de trabajo informatizados y multiplicidad de pantallas. Centros de datos que configuran ‘la nube’. Cámaras y sensores captores de información que anticipan el ‘Internet de las cosas’. Servicios de movilidad y sofisticados sistemas de supervisión. Aplicaciones de ‘big data’ y de ‘Inteligencia Artificial’ para identificación de personas, el control de equipajes, el uso eficiente de la energía, la gestión turística…

Al final del recorrido percibo que la abundancia de tecnologías que optimizan cada una de las operaciones no necesariamente deriva en experiencias satisfactorias y beneficios para la ciudadanía. Interpreto que es preciso dar un salto cualitativo, cruzando y procesando la información, para realizar las expectativas de un eslogan con el seductor apellido de ‘inteligente’. Mientras, dispóngase a pasar el incómodo control de seguridad y a sobrellevar su tiempo de espera.

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