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Tribuna

Teresa Pascual

Teresa Pascual Ogueta

Ingeniera de Telecomunicación

Previsible, ¿Inevitable?

Las familias necesitan invertir tiempo, dinero y trabajo continuado para esta tarea, que no refleja el PIB

Los acontecimientos desconcertantes de estos primeros meses del año se veían venir. Ha sorprendido la rapidez, brusquedad y dureza de las decisiones que se han tomado en el país más poderoso del mundo.

A pesar de la imagen de caos e improvisación que se proyecta, la realidad es que las decisiones que se toman pretenden la consecución de unos objetivos que estaban definidos hacía tiempo. No se trata de decisiones improvisadas; por el contrario, se pretende cambiar las reglas según un esquema detallado previamente. Las consecuencias derivadas de estas acciones ya nos están afectando en este lado del océano.

Tiempo de cambio

Había elementos para saber que habría decisiones controvertidas, si las elecciones del pasado noviembre en Estados Unidos las ganaba el Partido Republicano. El objetivo político a lograr está definido desde 2022 con el soporte de la Fundación Heritage. Se trata del Proyecto de ‘Transición Presidencial 2025’, abreviadamente, Proyecto 2025. El documento, a lo largo de sus 900 páginas, desgrana propuestas políticas concebidas para cambiar radicalmente el Gobierno Federal del país.

Es un proyecto que propone, entre otros puntos, la concentración en el presidente de todo el poder ejecutivo, políticas migratorias que permiten las deportaciones masivas, restauración de los valores conservadores en el matrimonio, restricciones en derechos reproductivos y civiles, reducción de compromisos internacionales y aumento del presupuesto de defensa. Políticas que se van desgranando en los últimos meses. Decisiones que afectan también a los países europeos, que se ven obligados a cambiar sus políticas, y no solo como consecuencia de los aranceles.

 

 

Nueva coyuntura

La consigna es que Europa tiene que aumentar su presupuesto en defensa. En palabras del comisario de Defensa de la UE: “Por supuesto, nuestra seguridad depende de muchos factores, como el cambio climático o el terrorismo, pero también en gran medida de nuestra preparación para la defensa. Y esta tiene una descripción muy clara. Significa contar con suficientes capacidades, que generalmente se miden por el número de tanques, piezas de artillería, drones y similares, que se utilizan en operaciones reales”.

En esa relación se omite un elemento fundamental. Faltan las personas, que son quienes en un porcentaje alto perderán la vida en el conflicto. Personas que manejarán esas armas y también las que serán, sin importar su edad, víctimas de las mismas. Personas que ha habido que parir, cuidar, curar y educar durante años para que puedan llegar a ser adultas.

Las familias necesitan invertir tiempo, dinero y trabajo continuado para esta tarea, que no refleja el PIB; que no se tiene en cuenta. Cuando las guerras terminan, se invierte en la reconstrucción de las infraestructuras, que es lo único que se puede recuperar. Las vidas perdidas y las dañadas son la semilla de la próxima contienda. El terror que se está viviendo tan cerca de aquí, y lo que empezamos a vislumbrar para el futuro más cercano, produce desazón.

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