Out of office
Cine
Atanasio Carpena
Dirección:
Jules Dassin, 1964.
El disparo de la alarma en el museo genera una sucesión de llamadas telefónicas que, siguiendo la jerarquía del reporte del robo, muestra los diferentes tipos de teléfono de cada estamento y, con el vuelo a vista de pájaro de los cables telefónicos hasta la jefatura de policía, da sentido a la frase popular para un chivatazo (‘Me lo ha dicho un pajarito’). Es una muestra más del buen ‘savoir faire’ del director.
Julius Dassin dejó Hollywood en 1950 al haber sido incluido en la lista negra del senador McCarthy. Se afincó en Francia y se cambió su nombre por el de Jules. Rodada mayormente en Turquía, Topkapi supuso su regreso al cine de Holywood, resultando un soplo de aire fresco en el panorama del cine criminal que configuró definitivamente los estándares argumentales de este tipo de películas.
Dirección:
Brian De Palma, 1996.
Es el momento del despegue de los ordenadores portátiles (Apple), internet (Usenet, correo electrónico, conexión por modem de datos), disquetes de alta capacidad de 3,5 pulgadas (Verbatim) y teléfonos móviles (Nokia). Y la guinda final: todos, personajes y tecnología, subidos (premonitoriamente) en el tren de la alta velocidad. La incursión en la sala de ordenadores de la CIA, recreación actualizada de la mítica escena de Topkapi en el más puro estilo De Palma, sienta cátedra.
Vinos
Manolo Gamella
Rosados y claretes
Popularmente estos términos se usan para vinos con tonos de color intermedios entre los blancos y los tintos. Muchos creen incluso que son una mezcla de ambos, algo prohibido en España, aunque sí hay una tradición admitida de emplear uvas blancas y tintas para una amplia gama de resultados, según las clases de uvas y las formas de vinificarlas juntas.
Afinando algo más, podemos considerar ‘claretes’ a vinos fermentados en contacto con hollejos (pieles) de uvas que den color y taninos (como en los tintos), o ‘rosados’ cuando su color viene de ese contacto antes de fermentar el mosto sin hollejos (como en los blancos).
Estas posibilidades dan lugar a una variedad que provoca desprecios en quienes prefieren definiciones rotundas. “El vino que tiene Asunción no es blanco ni es tinto ni tiene color…”, dice la copla (que hasta sigue con cierta deriva homófoba), pero lo que no falta entre estos vinos son colores, desde los más claros (‘piel de cebolla’, p.e.) a los casi tintos.
Rosado se asimila a los rosés franceses, de moda también en champanes, y clarete a los clairets, o clarets como llaman en Inglaterra a algunos buenos burdeos. Pero aquí estos tipos son históricos en muchas zonas (Castilla, León, Rioja, Navarra…), llamados así o también ‘aloques’. Pensemos, sólo como ejemplo, en los cigales (Valladolid) o en los valdepeñas dominantes hasta hace poco en Madrid. Aunque algunos admitan crianza, pueden ser excelentes jóvenes y frescos, en la mesa o en el chateo.
Arte
José Monedero
Durante años, la llegada del verano siempre me suscitaba la eterna cuestión, tantas veces aparcada, de si era el momento de arreglar los tejados de la casa familiar en la mancha toledana.
Ese sencillo, en apariencia, asunto era más complejo porque, en realidad, no se trataba solo de evitar las goteras provocadas por esas esporádicas, aunque violentas, tormentas que a veces nos visitan al caer la tarde, cuando entre truenos el agua descargada supera el cauce de las tejas árabes, irrumpiendo por muros y pilares agrietados por el paso del tiempo.
Seamos claros, en realidad estaba pensando en aprovechar la ocasión para tirar algún tabique, para reforzar esas cubiertas cuyas vigas de maderas añeja reclaman algo de acero, y para, en definitiva, hacer sitio a las obras en acero que, tras años de producción voy reuniendo.
Y ocurrió que llegó el momento y, tras obtener la licencia de obras, ajustar presupuestos y convivir con el caos, los ruidos y el polvo, durante unas semanas se produjo el milagro y, aunque no llegando a realizar al completo mis expectativas, ya tengo cubiertas resistentes, espacios abiertos y, lo mejor de lo mejor, mucho sitio para seguir reuniendo mi legado artístico.
Cocina
Mónica Prego
Carpaccio de tomate y ventresca
Ingredientes:
• 2 tomates maduros y carnosos
• Sal y pimienta
• 1 bote de ventresca de bonito
• Queso parmesano
• Pistachos troceados
• Aceite intenso
• Albahaca
Es la cena perfecta para esos días que no tenemos muchas ganas de liarnos en la cocina. Además, el verano es la estación ideal para deleitarse con esta receta, puesto que ya podemos encontrar en los mercados tomates que saben a tomate de verdad. Guárdate esta idea, pues te prometo que la harás un montón de veces.
Lavamos y cortamos dos tomates carnosos en rodajas finas, que iremos colocando en una fuente de servir. Los salpimentamos y encima le colocamos los lomos de ventresca. Añadimos unas lascas de queso parmesano y los pistachos troceados.
Aliñamos todo con un buen chorro de aceite de oliva intenso, y decoramos con unas hojas de albahaca fresca. Lo servimos y disfrutamos de este delicioso entrante con unas tostadas de pan y un buen vino.
*Muchas más recetas en el blog de Mónica Prego: www.pandebroa.es