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Cocina

Mónica Prego

Pulpo a feira

En esta ocasión hacemos un guiño a la demarcación de Galicia, y si hay una receta que la representa con toda su fuerza, es el pulpo a feira. Presente en romerías, ferias y celebraciones populares, es un plato sencillo pero lleno de sabor. El truco está en el punto de cocción: que quede tierno, con la textura justa y ese sabor inconfundible.

Ingredientes:

  • 1 pulpo de 2-3 kg
  • Sal gruesa
  • Pimentón dulce
  • Pimentón picante
  • Aceite de oliva virgen extra, intenso

 

Pon abundante agua en una olla grande. Cuando hierva, asusta el pulpo: sumérgelo y sácalo tres veces, dejándolo dentro a la tercera. Cuando vuelva a hervir, cuécelo 20-25 minutos a fuego fuerte, sin tapar. Después, apaga el fuego y déjalo reposar en su agua 20 minutos más.

 

 

Tras el reposo, cuélgalo boca abajo sobre un bol para que escurran los tentáculos. Corta los tentáculos con tijera, en trozos de medio centímetro, siempre en diagonal. Para servir usa un plato de madera caliente. Coloca los trozos de pulpo sin amontonar y alíñalos con sal gruesa, una mezcla de pimentón dulce y picante (2:1) y un buen chorro de aceite de oliva.

Truco: si no tienes el pimentón mezclado, empieza por el picante para dosificar mejor y luego añade el dulce.

*Muchas más recetas en el blog de Mónica Prego: www.pandebroa.es

 

Música moderna

José Fernando García Ródenas

La fiebre de la música disco

“Mira, esta noche es el futuro, ¡y estoy preparándome para ello! Tengo que comprarme una camiseta, una camiseta preciosa” (Tony Manero, interpretado por John Travolta, en ‘Fiebre del Sábado Noche’).

En los primeros años 70 apareció un movimiento musical criado en sótanos y bares de Nueva York, ‘rhythm and blues para bailar’, con bases en el funk, el soul y mezclas de otros ritmos latinos y negros. Las mejoras en los equipos de luces y sonido, las posibilidades de la ecualización sonora y hasta las bolas de luz, que hacían que las pistas de baile casi cobrasen vida, ayudaron a encontrar el nombre: era la música disco, que además impulsó la industria de la música a otro nivel.

De bares de ambiente gay a copar las más famosas discotecas del mundo, como la neoyorquina Studio 54, llevó a la fama a artistas como George McCrae (¿quién no recuerda su ‘Rock your baby’?), Gloria Gaynor, Van McCoy, Donna Summer, KC and the Sunshine Band, Baccara, Village People, Barry White, Chic, Boney M, Tina Charles, ABBA… entre muchísimos otros.

 

 

Mientras tanto, Bee Gees habían cambiado el rumbo hacia el estrellato mundial con sus discos ‘Main Course’ (1975) y ‘Children of the World’ (1976), con los que, más allá de sus baladas y pop suave, usaron por primera vez la voz en falsete y dieron sus primeros pasos en el mundo de la música disco. Pero fue la banda sonora de ‘Saturday Night Fever’ (1977) la que encumbró definitivamente a Bee Gees: contenía ocho canciones suyas (dos de ellas interpretadas por Ivonne Elliman y Tavares) y otras tantas de diferentes cantantes y grupos de música disco. Si la película fue un mega éxito en todo el mundo que lanzó al estrellato a John Travolta, la banda sonora lo fue tanto o más.

‘Saturday Night Fever’ fue el cenit de la música disco. Después de casi 50 años continúa siendo uno de los 10 discos más exitosos de la historia, con más de 40 millones de copias vendidas en todo el mundo, cifra que ahora, en los tiempos de la música digital, resulta verdaderamente asombrosa. Ah, ah, ah, ah, stayin’ alive, stayin’ alive…

 

Música clásica

Óscar García

Cómo iniciarse en la música clásica (Parte I)

Abordar la respuesta a esta repetida pregunta no es fácil, y además dependerá de la sensibilidad de cada cual. La responderemos por nuestra experiencia guiando a los interesados por los inabarcables universos de la música de cámara, el sinfonismo y la ópera, dejando para una segunda entrega a la zarzuela, el oratorio y el repertorio contemporáneo.

En la música de cámara incluimos al genial Mozart, con su vienesa elegante, festiva, ‘Eine kleine Nachtmusik’ (Pequeña serenata nocturna), y a Beethoven, con su ‘Trío para piano n.º 1 en Mi bemol mayor, Opus 1 n.º 1’, -que añade violín y violonchelo-, donde disfrutaréis energía, lirismo y momentos humorísticos.

 

 

En el sinfonismo incluiremos, como no, a Beethoven con su ‘Sinfonía No. 5’, o ‘Cuando el Destino llama a tu puerta’, y la ‘Sinfonía Coral, No. 9’, con la famosa y vibrante ‘Oda a la Alegría’, que seguro nunca os ha dejado indiferentes. Antonín Dvořák, con su ‘Sinfonía n.º 9 en Mi menor, Opus 95’, o ‘Del Nuevo Mundo’, también os aportará un juego emocional estupendo, con sabor popular checo-americano de gran lirismo.

La ópera siempre es el mejor inicio, vista escenificada, en el teatro, como debe ser. La temática española de ‘Carmen’ de Bizet es una historia que os inundará de pasión, libertad y tragedia, con música pegadiza y un dramatismo sobrecogedor. No menos intenso resultará vuestro acercamiento a Giuseppe Verdi y a ‘La Traviata’, una historia de amor y sacrificio con una música/acción que os conectará emocionalmente con el alma.

 

Vinos

Manolo Gamella

Poder de evocación

Mónica, compañera de los artículos de gastronomía, me dice que piensa hablarnos sobre el pulpo a la gallega. Aunque este plato puede encontrarse actualmente en bares y restaurantes populares por toda España, solo mencionarlo ya evoca recuerdos y sensaciones de Galicia, de sus rías y de sus fiestas (pulpo a feira), asociándolo con vinos gallegos de los que ya hemos escrito. Pensando en las rías, la evocación inmediata lleva a los excelentes blancos de albariño y, sin embargo, la textura y el sabor de esta receta puede combinar bien con blancos algo menos aromáticos y más sólidos, como los de uva godello o los ribeiros.

 

 

Sin embargo, la tradición de esta comida no está solo en las costas ni en las tierras gallegas, ya que se relaciona claramente con las viejas rutas de muleros leoneses (maragatos) que subían el pimentón desde Extremadura y cargaban pulpos secos que podían cocerse y apañarse en las comarcas de paso. Surgen así evocaciones festivas con pueblos leoneses o zamoranos (de Sanabria o Aliste), asociables a los tintos jóvenes de uva mencía o prieto picudo, o incluso de uvas de Toro.

En cualquier caso, este tipo de evocaciones enriquecen las culturas del comer y el beber, pero no deben nunca limitar nuestra curiosidad por experimentar aperturas a otras posibilidades múltiples, según gustos y momentos. Pueden ser, finos, manzanillas, rosados, cavas… ¿por qué no? Adelante con ello.

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