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Redacción BIT

Out of Office

Cine

Atanasio Carpena

The bit player

Dirección: Mark Levinson, 2018

La película recrea con actores una entrevista en la casa de Shannon en Winchester, Massachusetts, durante la década de 1980. La casa se arregló para que tuviera el mismo aspecto que cuando Shannon vivía allí. La entrevista se complementa con fragmentos de películas domésticas de Shannon. El material de fondo lo aportan su hijo y su hija, así como comentarios de profesores y especialistas en informática y campos afines que completan los detalles para que el espectador se haga una idea de lo relevante que fue el trabajo de Shannon para los sistemas de información modernos.

Locos por las partículas

Dirección: Mark Levinson, 2013

El documental nos ofrece un asiento en primera fila para presenciar el descubrimiento del bosón de Higgs, quizá el experimento científico más significativo e inspirador de nuestra generación. 10.000 científicos de más de 100 países se unieron para hacerlo posible. A caballo entre Lucerna, sede del Gran Colisionador de Hadrones, y diversas universidades mundiales, asistimos a los cuatro últimos años de desarrollo de un proyecto europeo que ha necesitado 20 años para su construcción y que ha resultado la obra de ingeniería más grande del planeta. Y, además, con finalidad estrictamente científica.

 

Vinos

Manuel Gamella

Malos tiempos para el vino en Afganistán

Escribo esto cuando los talibanes (llamémosles así, aunque talibán es ya un plural, por no usar el singular talib, estudiante) han vuelto, sin apenas resistencia militar, al poder efectivo sobre el país afgano, decididos a imponer su visión rigorista de la ley islámica (sharia).

La sharia se basa esencialmente en el Corán y en los hadices, dichos y actos del profeta Mahoma, siguiendo criterios de las escuelas de pensamiento reconocidas sobre jurisprudencia islámica. El consenso más general entre estas es el rechazo al consumo y comercio del vino y de todas las bebidas alcohólicas. Pero es interesante recordar el origen y el desarrollo histórico de esta norma, que es única entre las grandes religiones.

La sociedad árabe preislámica estaba influida por tradiciones nómadas que veían como un lujo urbano, a la vez ajeno y atractivo, el consumo de líquidos fermentados a partir de uvas, o también de miel, dátiles, higos y cereales. La predicación de Mahoma se extiende entre los años 613 y 632, suponiendo unas revelaciones divinas recogidas en el Corán, que vendrían a completar las de los libros sagrados judíos y cristianos, en el contexto de situaciones y acontecimientos. Cinco pasajes coránicos muestran este recorrido en relación con el vino, empezando por una simple mención al buen alimento y a las bebidas embriagadoras que a la vez proporcionan los frutos de la palmera y de la vid. Tras la emigración de la Meca a Medina en 622 (la Hégira), Mahoma construye una comunidad religiosa y política, utilizando los elementos de su predicación como fuente de reglas de convivencia. Sucesivamente aparecen así la prohibición de rezar embriagados, el vino como mal y beneficio a la vez, aunque más lo primero que lo segundo, y finalmente la invocación a evitarlo como instrumento del demonio para alejar a los fieles de la oración y de Dios. Y, sin embargo, en el jardín prometido en la otra vida a los creyentes se describen arroyos de vino, delicia de bebedores.

A partir de aquí se han ido desplegando las prácticas en torno al vino en los países oficial o mayoritariamente islámicos. Nuestro propio idioma hereda de ocho siglos de presencia musulmana palabras como alcohol, alambique, alquitara, aloque (vino clarete)… A lo largo de la historia el vino se ha seguido manifestando en hábitos sociales en estos países, hasta en su poesía lírica o mística (sufí).

Defendamos pues el respeto. Ya el mismo Corán afirma: “no cabe coacción en la religión” (2-256).

 

Arte

José Monedero

Pequeños museos

Verano, vacaciones, cambio de entorno, desconexión… En este año, en el que de nuevo hemos renunciado a los grandes viajes, lejos de las ciudades, en la playa, la montaña, en el interior o en la costa, es muy probable que nos hayamos encontrado con pequeños y entrañables museos locales que nos hablan de lo próximo, de su historia, sus costumbres, sus artistas…

Es el caso del Museo Arqueológico de Ocaña, mi pueblo, en el que junto a flechas de sílex, fruto del tesón del investigador, un fraile dominico que tuvo el empeño de recorrer los asentamientos prehistóricos del entorno, podemos descubrir glorias pasadas que van desde su nacimiento como enclave habitado, pasando por su relevancia en tiempos de los Reyes Católicos, hasta la batalla contra Napoleón librada por las tropas que protegían el repliegue hacia Andalucía de los restos del ejército nacional.

Más cercana a la actualidad destaca la sala dedicada a la ceramista local Dolores Coronado, mujer brava que en su época rompió los moldes del género y que tuve la suerte de conocer, de cuyo trabajo he dejado constancia con este retrato en acero corten que el museo ha tenido a bien incorporar.

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