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autor Giftpundits para Pexels
Alexia Rodríguez

Alexia Rodríguez

Doctora en Economía y Empresa, Ingeniera de Telecomunicación. Coordinadora del GT Mujer IT y miembro de la Junta de Gobierno del COIT

Mujer e ingeniería

¿Qué podemos hacer?

Desde el Grupo de Mujer IT del COIT nos esforzamos a través de diversas iniciativas en demostrar a las niñas y jóvenes que estudiar una ingeniería y elegir ejercer esta profesión es una magnífica manera de cambiar el mundo y de tener un brillante futuro profesional. Además, estamos convencidas de que es posible hacerlo y conseguirlo en condiciones de igualdad.

Cuenta Melinda Gates que cuando ella y su marido Bill estaban buscando un colegio para su hija mayor encontraron uno que les gustó mucho. El problema es que estaba a más de 25 minutos en coche desde su casa. En el mejor de los casos, suponía conducir durante 50 minutos para llevarla por la mañana y otros 50 para traerla por la tarde. Presagiando una vida en la que se pasaría más de dos horas al día al volante, Melinda se negó a aceptar ese colegio. “Bill -le dijo- me estoy imaginando mi vida conduciendo todo el día por esa autopista para llevar a los niños al colegio. ¿Por qué no la llevamos a un colegio más cerca?”.

Pero a Bill, por aquel entonces CEO de Microsoft cuando ya era una de las principales compañías de software del mundo, le gustaba más, como a Melinda, aquel colegio, a pesar de la distancia. Fue entonces cuando le hizo a su mujer la pregunta clave: “¿Qué puedo hacer?”. “Antes de que yo hablara -recuerda Melinda- él ya tenía la respuesta”. Y, efectivamente, Bill propuso llevar a su hija al colegio dos días a la semana. “Aquello suponía conducir durante 25 minutos hasta el colegio, y volver hacia atrás otros 25, porque la sede de Microsoft estaba justo en la dirección opuesta a nuestra casa”, pensó ella.

En 2019 hemos lanzado desde el GT diferentes iniciativas, dirigidas a colectivos muy heterogéneos, pero siempre con un mismo objetivo: perseguir la igualdad

¿Qué puedo hacer? Aquella pregunta de Bill Gates, CEO de Microsoft y, como es fácil imaginar, uno de los ejecutivos más ocupados del mundo en aquel tiempo (en torno al año 2000), no solo cambió el destino de su familia, sino el de una gran parte del colegio. Cuando el resto de las madres, que eran quienes habitualmente llevaban a los hijos al colegio, comenzaron a ver que Bill Gates, CEO de Microsoft, era quien conducía, volvieron a casa y dijeron a sus maridos, como recuerda Melinda, que si Bill Gates podía llevar a su hija al colegio, ellos también.

Igualdad y visibilidad

¿Qué podemos hacer? Esa es la pregunta que cada vez que nos reunimos en el Grupo de Mujer IT nos hacemos. La
anécdota de Bill Gates, sin duda, es un ejemplo de que la inclusión y el cambio de rol de la mujer en nuestra sociedad es algo que se consigue a través de pequeños gestos y, desde luego, con la participación de hombres y mujeres.

Por eso, a lo largo del año 2019, hemos lanzado desde el GT diferentes iniciativas, dirigidas a colectivos muy heterogéneos, pero siempre con un mismo objetivo: perseguir la igualdad, visibilizar a las profesionales STEM (`Science, Technology, Engineering and Mathematics´, del inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y hacer atractiva, en particular, la Ingeniería de Telecomunicación. En el año que hemos terminado, el COIT ha participado, a través del Grupo de Mujer IT, en diferentes iniciativas. Hemos sido partners de Womenalia e ‘Ideas4All’, con la participación de varias colegiadas, evaluando ideas compartidas por personas con ganas de cambiar el día o cambiar el mundo.

¿Y qué más podemos hacer?

Conseguir la plena integración de la mujer en nuestra profesión, y en la ingeniería en general, no es algo que podamos hacer únicamente los Ingenieros, mujeres y hombres, que formamos el Grupo de Mujer IT del COIT. Si repasamos los artículos que Pilar Pellicer o Inmaculada Sánchez-Ramos publicaron en esta misma revista, en los números 213 y 212, respectivamente, encontraréis muchos datos sobre la situación real de la mujer en la Ingeniería. Por ejemplo, que las mujeres representan menos del 20% de los graduados en las carreras tecnológicas o que solo el 29% de los profesionales de la Ingeniería de Telecomunicación son mujeres, reduciéndose la cifra al 21% en el caso de las catedráticas o, menos aún, al 9% en el caso de los altos cargos de las empresas.

El trabajo que tenemos por delante no es fácil. Es un trabajo de todos, mujeres y hombres, jóvenes y más veteranos. Es un trabajo en el que tenemos que hacer ver a las niñas y jóvenes estudiantes que la Ingeniería es apasionante y que gracias a ella podemos cambiar el mundo, podemos cambiar nuestra sociedad. Y este trabajo tenemos que hacerlo en los colegios, en los institutos, en las universidades, en las empresas y, por supuesto, en cualquier otro ámbito de la sociedad.

Nosotras, las Ingenieras de Telecomunicación, debemos ser el ejemplo de esas niñas que piensan a qué se van a dedicar cuando sean mayores. Nosotras, quienes ya hemos recorrido ese camino, debemos ayudarlas a que disfruten de la Ingeniería y sientan su magia.

Más allá del talento

Cuando yo era una recién licenciada, inicié mi carrera profesional en Indra, donde Emma Fernández, por aquel entonces, era la directora de Recursos Humanos. En una reunión del grupo de empleados del programa de alto potencial, Emma nos dijo, y es algo que siempre recuerdo, que “nada pasa porque sí, así que procura que la suerte te pille preparada”. Procuremos entonces que las jóvenes no descarten estudios tecnológicos y conseguiremos que la suerte de poder optar a un futuro profesional brillante les llegue tras haber optado por nuestra maravillosa profesión de Ingeniería de Telecomunicación. Porque la ingeniería, y en particular la Ingeniería de Telecomunicación, tanto para mujeres como para hombres, abre a los estudiantes un futuro laboral brillante.

Solo el 29% de los profesionales de la Ingeniería de Telecomunicación son mujeres, reduciéndose la cifra al 21% en el caso de las catedrática

Nosotras, en definitiva, somos quienes tenemos que facilitar el camino a que las niñas y adolescentes de hoy sean las ingenieras del mañana. Tenemos la responsabilidad de que el talento femenino se incorpore de pleno a la universidad, a las empresas, a la ingeniería, a la sociedad. Tenemos que hacer que, algún día, no muy lejano, tengamos que disolver el Grupo de Mujer IT, porque la mujer ya se haya integrado plenamente en la Ingeniería.
Nosotros, mujeres y hombres, pero sobre todo ingenieros e ingenieras, tenemos la responsabilidad de preguntarnos: “¿qué más podemos hacer?”.

 

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