Nos encontramos ante un desarrollo tecnológico digital vertiginoso en muchos entornos y ambientes. Nos movemos con naturalidad como usuarios de Internet, pero muchas empresas desconocen en ocasiones la tecnología que hace esto posible y, por tanto, las infinitas oportunidades que ofrece. Sin embargo, sí conocemos algunas ventajas de la tecnología: la democratización del acceso a la innovación, una difusión sin parangón de contenidos culturales, la ruptura de las barreras geográficas y económicas en el acceso a la información, a las herramientas de comunicación, y un largo etcétera.
Las tecnologías más punteras están transformando el sector de la logística, las fábricas inteligentes, la producción agrícola y hasta la trazabilidad de un aceite de oliva. En este artículo se analizan algunos casos cercanos y actuales que ejemplifican a la perfección la importancia que tienen ya el 5G, el Internet de las Cosas o el Blockchain para todo tipo de empresas.
En 2025 habrá más de 30.000 millones de dispositivos Internet de las Cosas (IoT) interconectados en todo el mundo, según la plataforma de datos Statista. Los dispositivos IoT permiten digitalizar lo físico y el entorno mediante la telemetría o el uso de sensores conectados (smart sensors). Estos dispositivos ya están demostrando sus beneficios en diferentes sectores industriales, productores y de conocimiento: desde la logística hasta la energía pasando por la agricultura y la ganadería, la industria, el turismo, la banca, los recursos naturales, el transporte o la sanidad.
Nadie puede dudar de la desmesurada cantidad de datos que genera la humanidad en sus procesos diarios. Hemos saltado del IoP (Internet of People), que suponía conectar a la red los aparatos de uso cotidiano por los humanos, ya sean wearables o electrodomésticos, al IoT (Internet of Things), término que empezó a emerger en el año 2010, justo cuando empezamos a tener más aparatos conectados a la red que personas en el mundo y, a partir de este momento, dejamos de hacer la distinción entre tipos de aparatos y nos centramos en la colección de datos de forma global.
El Internet de las Cosas (IoT) surge como un paso más en la escala del desarrollo tecnológico hacia una Sociedad 5.0, en la que tanto personas como objetos estén interconectados e interactúen, exprimiendo todos los beneficios que nos aporta la tecnología, con el objetivo de mejorar nuestra calidad de vida.
Las tecnologías habilitadoras digitales (THD) suponen el soporte tecnológico para afrontar el cambio que está sufriendo nuestra sociedad y que la crisis sanitaria ha impulsado, resultando esenciales para abordar los numerosos retos a los que nos enfrentamos. La transformación digital, que es como hemos llamado a ese cambio, ya no tecnológico, sino social, se apoya necesariamente en un mundo conectado, una sociedad en red, para lo que las redes de telecomunicaciones resultan el pilar clave. Pero solo la tecnología Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés, Internet of Things) es capaz de aprovechar esas redes para habilitar el resto de las tecnologías que están ahora impulsando esa transformación digital de nuestra sociedad.
El sector de la movilidad, y en especial, el vehículo conectado y autónomo, se han posicionado como uno de los actores principales en el universo IoT, tanto por la cantidad y variabilidad de sensores necesarios para el correcto funcionamiento del vehículo conectado/autónomo, como por la globalidad y el potencial económico del mercado automovilístico.
La popularización del Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT) ha generado nuevas oportunidades y nuevas perspectivas profesionales para el Ingeniero de Telecomunicación en todo lo relacionado con la prestación de servicios y productos en el campo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
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