La movilidad en el siglo XXI está experimentando una transformación sin precedentes, impulsada por la tecnología, la transformación digital de la sociedad y el peso específico que ha tomado la sostenibilidad. Centrándonos en el transporte terrestre, las carreteras inteligentes destacan como un elemento clave para mejorar la eficiencia del tráfico y la seguridad vial, con el objetivo de cero muertos por accidentes.
¿Cómo deben ser las carreteras del futuro? ¿Qué hay que adaptar para que la conducción autónoma sea una realidad? ¿Qué papel van a tener en el objetivo de una movilidad sostenible y segura, y en la necesaria descarbonización del transporte? El proyecto Madrid-Lisboa da respuesta a esas preguntas e ilustra el importante papel de la digitalización en este proceso de transformación.
La digitalización se consolida como una palanca básica para lograr eficiencia en los sectores productivos, pero tal vez tenga uno de sus mejores representantes en el sector eléctrico, donde la transformación digital y la adopción de nuevos marcos de trabajo están permitiendo alcanzar cotas de eficiencia y sostenibilidad nunca vistas.
Estudios indican que alrededor de 6.700 millones de personas vivirán en las ciudades en 2050, lo que supondrá un 70% de la población mundial. La pandemia que estamos viviendo ha generado mucha incertidumbre en nuestra forma de vida actual; sin embargo, la necesidad de movilidad está muy arraigada en nuestra sociedad. Se ha convertido en una necesidad básica. Su estrategia de diseño sostenible, multimodal y orientada al pasajero sigue siendo más imprescindible que nunca.
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