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María J. Prieto-Laffargue

Premio PIONERAS_IT 2020 DEL COIT

«Tenemos que explicar, desgranar y evidenciar a la sociedad la dimensión social de las TIC»

Es la primera mujer Premio Pioneras_IT 2020. Con cincuenta años de carrera profesional a sus espaldas, María Jesús Prieto-Laffargue saborea ahora el éxito personal y laboral, como madre de familia numerosa, como abuela y como referente profesional de la Ingeniería de Telecomunicación a nivel nacional e internacional. Y lo hace con un sentimiento de plenitud, especialmente ahora que acaba de recibir el reconocimiento de los suyos de la mano del Grupo de Trabajo Mujer IT del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT).

Acabas de recibir el Premio Pioneras_IT 2020, que este año ha otorgado el COIT por primera vez. ¿Qué significa para ti este reconocimiento?

Me han hecho esta misma pregunta en repetidas ocasiones, en diferentes escenarios de profunda significación para mí, y en todas ellas mi respuesta fue la misma: orgullo por el trabajo bien hecho, honor por la relevancia de la Institución y del jurado que me lo otorgaba y compromiso con la comunidad, que de esa manera destacaba mi comportamiento. He recibido reconocimientos en entornos empresariales, cámaras de comercio, patronales, federaciones institucionales, universidades, consejos de colegios profesionales, fundaciones nacionales e internacionales.

Pero en este caso, mi respuesta es diferente. Su significado es diferente. Este reconocimiento viene de los míos, de los más próximos. Y reconoce no una gestión, una aportación relevante, sino la trayectoria de toda una vida, una vida marcada por el riesgo, por adentrarse en senderos no transitados o por dar los primeros pasos, características que van implícitas en el término pionera.

¿Qué significa? Un amanecer, ensanchamiento del alma, el sentirme colmada y un agradecimiento profundo. También compromiso.

Este reconocimiento viene de los míos, de los más próximos. (…) Reconoce la trayectoria de toda una vida, una vida marcada por el riesgo

Echando la vista atrás ¿de qué dos momentos a nivel personal y a nivel profesional te sientes más orgullosa?

Difícil escoger. Construir junto al padre de mis hijos una familia numerosa me ha dado muchos momentos para sentirme orgullosa a nivel personal. Menciono uno que quedó marcado en mi corazón: al regresar a casa desde la clínica Belén donde nació mi pequeño, al enseñárselo a sus tres hermanos y ver las cuatro cabecitas muy próximas, asombradas, comprendí la grandeza de Dios y el valor de la vida humana.

De mi carrera profesional forzosamente resaltaría momentos especiales en las distintas etapas que la han conformado. Al repasarla me aparecen de inmediato instantes singulares de enorme satisfacción. No tengo mérito. Simplemente diría que ‘acerté’ en el tiempo en el que desarrollé mi profesión como Ingeniera de Telecomunicación, entre 1970 y 2012. Años disruptivos en el sector, regulatorios, estructurales, tecnológicos con el desarrollo de la tecnología digital, la electrónica de estado sólido, la convergencia de la informática y las telecomunicaciones, el desarrollo de la Inteligencia Artificial, la nanotecnología, la bioingeniería etc. Consecuentemente, una época de crecimiento exponencial constante. El terreno estaba abonado.

Por ejemplo, recuerdo con orgullo, cuando en 1989 preparando las infraestructuras y los sistemas operativos de los Juegos Olímpicos del 92, desde Telefónica Sistemas, bajo la presidencia de Francisco Fernández Marín, el alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, me llamó como gerente de Telefónica Sistemas para felicitarme por el resultado de unas primeras valoraciones que se habían hecho por terceros sobre la infraestructura y sistemas de Telecomunicación de los Juegos.

También cuando en el proceso de liberalización del sector de las telecomunicaciones, el Consorcio que yo dirigía, Sistelcom S.A. presidido por Victoriano Reinoso, consiguió todas las licencias que a través de concursos públicos salieron al mercado, de radio mensajería, de telefonía en grupo cerrado, de telefonía de voz y datos con estándares GSM, esta última en unión con otros dos consorcios.

La Administración, al adjudicarla, resaltó que no había sido solo la excelencia de la oferta y los compromisos socio-económicos añadidos, sino la valía personal y el reconocimiento de la cualificación de los profesionales de Telecomunicación implicados en la misma y que se les ofrecía como garantía del buen fin del proyecto. Los profesionales, pocos Ingenieros de Telecomunicación españoles, éramos Francisco Román y yo.

El premio que recibió el Instituto Nacional de Meteorología por las Fuerzas Armadas como mejor servicio público en 1997, año en el que yo asumía su Dirección General, también me enorgullece. O cuando el Ministerio del Interior, en presencia de su ministro, en el año 2000, comprobó el excelente resultado de una asistencia médica a un recluso realizada a través del sistema de fibra óptica y las aplicaciones de teleasistencia llevadas a cabo por un equipo multidisciplinar de ingenieros, como Miguel Ostolaza, Miguel Laso, y especialistas como el doctor Revilla ofrecido por la Fundación Madritel que yo dirigía.

No tengo mérito. Simplemente diría que ‘acerté’ en el tiempo en el que desarrollé mi profesión como Ingeniera de Telecomunicación, entre 1970 y 2012

También puedo citar mi elección como presidente del Instituto de la Ingeniería de España frente a la candidatura de un Ingeniero Industrial presidente de la Federación de Ingenieros Industriales. Y recuerdo con orgullo mi elección como presidente de la Federación Mundial de las Organizaciones de Ingenieros en una asamblea de más de 600 delegados en Nueva Delhi (India), en unas elecciones muy complicadas por la alta cualificación de los candidatos, en entornos poco proclives a admitir a una mujer como representante mundial de una profesión donde más del 80 % que la practicaban eran hombres.

A nivel profesional, ¿nos podrías comentar una decisión que hoy tomaría de manera distinta?

Repasando mis etapas profesionales, sus circunstancias y consecuencias, hay una decisión que tomé en los primeros meses del año 1996 que hoy tomaría de manera diferente, porque pienso que quizás de haberlo hecho así la industria española, la capacidad empresarial española, podría hoy ser más importante.

No pretendo ser petulante. Hablo de la primera competencia importante a Telefónica S.A., que nació en 1995 y que se puso en marcha con el nombre de Airtel, al resultar adjudicataria de la licencia de telefonía móvil con tecnología digital estándar GSM.

Los accionistas que integraban el consorcio adjudicatario -suma de tres consorcios que inicialmente apostaban por la misma- por una serie de razones determinaron que fuera presidido por Eduardo Serra. Había que elegir al primer ejecutivo. Las presiones internas ya importantes por la elección del presidente, no se les oculta, fueron espectaculares. Yo había trabajado mucho en el proceso y creía estar preparada para asumir la máxima responsabilidad para hacer realidad el segundo operador español. Conocía el sector mejor que el resto de los candidatos, mi paso por el IESE me había familiarizado con los gobiernos corporativos, había dirigido un consorcio de importante grupos empresariales y financieros españoles, y en la preparación de la oferta habíamos llevado ‘la batuta’. Se eligió a Ignacio Sánchez Galán, un excelente ingeniero, salmantino también como yo, que venía de dirigir una empresa. Esta empresa era Industria de Turbo Propulsores SA, ajena al sector, sin competencia y con un solo cliente, Rolls Royce.

Airtel nacía para desarrollar mercado de masas en competencia con una empresa única hasta entonces, Telefónica. En el primer semestre de 1995, después de hablar con Sánchez Galán, tomé la decisión de dejar Airtel. Hoy, me hubiera quedado. Hubiera aguantado mi orgullo de entonces. Airtel no se desarrolló bien. Se minusvaloró la capacidad de Telefónica, de Movistar, y la complejidad del proyecto multisistema implícita en la implantación a escala mundial de cualquier servicio avanzado de telecomunicación.

El avance de Airtel fue muy complejo, con dificultades de todo tipo, accionariales y de gestión y donde en los fallos de esta última era notorio el desconocimiento del sector de las telecomunicaciones, las dificultades de la convergencia tecnológica, la extensión de las redes y la integración de servicios. Airtel acabó vendido a Vodafone, con importantes plusvalías para sus accionistas iniciales. Fue el sueño fracasado de un segundo operador español en el sector de las telecomunicaciones. Pasó a un grupo extranjero.

Me hubiera quedado. Quizás en algún momento del deterioro sus accionistas hubieran vuelto su mirada hacia mi, quizás hubiera podido reconducirlo, y hoy sería una empresa española.

¿Cuál es la parte que tenemos que trabajar con más intensidad para conseguir una mayor diversidad de género dentro de las TIC? ¿Y para conseguir una mayor diversidad en posiciones de liderazgo?

Explicar, desgranar, evidenciar la dimensión social de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Su capacidad, utilidad para el bienestar del día a día. Ahí es donde hay que trabajar más.

Las TIC son unas tecnologías cuyo dominio, asimilación y uso inteligente -a diferencia de otras también estratégicas- definitivamente te enseñorean, dan paso al discernimiento, a la creatividad. Son tecnologías imprescindibles para la sostenibilidad del desarrollo; fundamentales para, de una vez, eliminar el hambre, la sed, mejorar la salud, hacer accesible el conocimiento y armonizar la vida. Inquietudes presentes en la condición femenina.

Desde antes y después de la primera y la segunda revolución industrial, las tecnologías pesadas -la metalurgia, la fuerza hidráulica y las energéticas, las técnicas de construcción naval- no han atraído a la mujer. La práctica de la Ingeniería era percibida por la mujer como remota. Las TIC junto con la nanotecnología, la bioingeniería y los nuevos materiales han cambiado esa práctica.

Hoy la Ingeniería está fuertemente centrada en el conocimiento aplicado, altamente cualificado para hacer posible la sostenibilidad del desarrollo. Si el Colegio lo sabe expresar, difundir en los últimos años del Bachillerato, en los institutos, atraerá el mejor talento de niños y niñas.

¿Diversidad de género en posiciones de liderazgo? Nada, no hay que hacer nada. El líder, por definición, es una persona dotada de unos valores singulares muy concretos, que le permiten visionar las cosas correctas, que aparta de su mente los halagos del ego, las emociones o los prejuicios de la sabiduría convencional y ajusta los fines a los medios disponibles. Que ve el objetivo, pero también el camino. Un líder es una persona que guía, que atrae, que influye. Coherente. Ético. Y estas cualidades solo se consiguen con formación, con educación en valores.

No confundamos el liderazgo con puestos de gestión de alta responsabilidad. No es un líder el que acepta cobrar cientos de veces más que sus empleados. No son líderes los ignorantes que ocupan los más altos puestos de responsabilidad en el sector público e instituciones. No es un líder quien se sienta en Consejos de Administración.

Dejemos a la mujer en paz. La mujer siempre a lo largo de la historia ha estado manipulada. Hoy la mujer ya hace y llega donde solo ella decide llegar. Y si así lo decide, debe invertir en si misma.

¿Cuál dirías que ha sido el elemento base que te ha dado la fuerza y la energía para haber alcanzado tus logros?

Voluntad de quererlo. Testarudez, ambición, convencimiento de poder lograrlo, educación, formación, entorno social adecuado y, obviamente, fortaleza física, salud personal y familiar.

Si una de tus nietas te dijera que va a empezar a estudiar la carrera de Ingeniería de Telecomunicación ¿qué consejo le darías?

Le diría “sé consciente del compromiso que tienes que hacer contigo misma. Del esfuerzo y la renuncia que por unos años deberás hacer de otras actividades que hoy son importantes en tu vida. Aprovecha y busca cualquiera facilidad que la Universidad dé para internacionalizar tus estudios. En cada módulo didáctico en cada asignatura, imagina su conexión con los demás. Disfruta”.

¿Añadirías algún matiz o consejo adicional si esta misma pregunta se la hiciera uno de tus nietos?

No, ninguno especial. Quizá que voy a estar encima de él, ‘vigilante’ para que la carrera no se le eternice. Que no tire la toalla. Los niños en general son más vagos a esas edades.

Como madre de cuatro hijos, ¿crees que el sesgo en la educación empieza desde edades tempranas?

Tengo cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. Los cuatro han tenido en su casa y en su colegio -que era mixto- la misma formación, han hecho las mismas cosas. Es decir, en mi experiencia personal no ha habido ningún sesgo. Fuera de mi entorno, y por mi amplísima experiencia, nacional e internacional, viajé pronto fuera de España. Tampoco observé desviaciones, recitativos diferentes para niños y niñas.

Solo es verdad que en la Europa de los años 50, 60, 70, si los recursos de una familia eran limitados para dar formación a los hijos, se prefería asignarlos a la formación del varón. Se puede concluir que desde el último cuarto del siglo XX, en el mundo occidental la niña y el niño han sido formados de la misma manera. Pero ojo, el hombre y la mujer, somos, afortunadamente, profundamente diferentes.

¿El techo de cristal sigue siendo una realidad en nuestra profesión?

En mi criterio el techo de cristal dejó de tener validez como símil de algo inalcanzable hace tiempo. En mi generación, sí existía ese techo en el sentido de que al llegar a un nivel de responsabilidad y con la voluntad de asumir otra mayor te encontrabas siempre con candidatos varones. El procedimiento de selección era por amistad y se llevaba a cabo en el palco del Real Madrid, en el Coliseum de La Scala y/o en el campo de golf. La mujer, madre, tenía otras obligaciones que la requerían. Allí no se la encontraba. Se elegía al varón.

Eso pasó a la historia. Pienso que hoy la mujer dispuesta a elegir y avanzar en su profesión en el campo empresarial, llega. Obviamente, en nuestra democracia demediada el no pertenecer a ningún partido político puede ser la mayor barrera. Pero eso es igual para el hombre.

Aprovechando el marco que nos brinda el centenario del título de nuestra profesión ¿qué es para ti ser Ingeniero de Telecomunicación?

Un sentimiento de plenitud. De haber acertado en la manera de transcurrir mi vida al haber podido desarrollar aquellas cualidades que yo valoro: el rigor, el análisis, la imaginación basada en conocimiento para resolver los obstáculos diarios y la capacidad de colaborar en el progreso de la humanidad de mi tiempo. Un orgullo.

¿Qué te motivó a elegir esta profesión?

La Ingeniería me atraía, me parecía ‘exótica’ en un entorno universitario humanista como el de Salamanca, lleno de profesionales del Derecho, la Filosofía y la Medicina. De la especialidad de Telecomunicación, su novedad. Pocos la conocían entonces (1962).

¿Qué diferencias de perfil profesional observas entre los Ingenieros de Telecomunicación en sus etapas de ejercicio profesional y los actuales?

Fundamentalmente, la preocupación internacional y por el espacio socioeconómico en el que se ubican, más extendido en los de ahora que entre los de mi generación.

Te pedimos ahora un mensaje telegráfico, un titular, para aquellos que están pensando en qué profesión elegir a futuro

Elegid la Ingeniería, la profesión sin duda más noble para ponerla al servicio de los demás.

 

Una vida dedicada a colaborar en el progreso de la humanidad

María Jesús Prieto-Laffargue dirige actualmente dos iniciativas empresariales de base tecnológica en las áreas de salud y logística. Preside la Comisión Académica del Consejo Social de la Universidad Politécnica de Madrid.

Es Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (1969) y diplomada en Dirección de Empresas por la Universidad de Navarra (IESE, 1989), habiendo cursado programas especializados en Finanzas y Comercio Exterior. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lérida.

Inició su carrera profesional en Telefónica de España (1970) como Ingeniero en el Centro de Investigación, y en 1987 es nombrada gerente Nacional de Telefónica Sistemas, SA. Filial de Telefónica SA. En 1991 pasa a ser director general de la empresa Sistelcom, SA, Consorcio del Banco Central Hispano, Unión FENOSA y FECSA (ENDESA), para diversificar el sector de las Telecomunicaciones, y en 1994 es nombrada adjunta al presidente de Unión FENOSA Inversiones.

En Julio de 1996 ocupa el cargo de presidente-directora general del Instituto Nacional de Meteorología. En razón a este cargo también el de consejera de las Empresas ISDEFE (Ingeniería de Sistemas para la defensa) y ENATCAR (Sector Transporte), y representa al Gobierno de España en EUMESAT y la OMM.

Es la primera mujer en ser elegida presidente del Instituto de la Ingeniería de España (2000-2004), puesto que compatibiliza con su responsabilidad como miembro del Consejo de Administración de diferentes Empresas de los sectores de Telecomunicaciones y la Energía: Cableeuropa, Grupo R Gallego, Parque Tecnológico Telecom Valles y Grupo IDEAS, SA.

En 2007 es elegida en Nueva Delhi (India) presidente de la Organización Mundial de la Ingeniería (WFEO), siendo la primera mujer a nivel Mundial que asume esa responsabilidad.

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