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Xavier Alcalá

Ingeniero de Telecomunicación y escritor.

Más allá de la profesión

Un ingeniero que escribe

Estrenamos una nueva sección en la que daremos a conocer otras facetas interesantes de algunos de nuestros compañeros de profesión. Comenzamos con este relato en primera persona de Xavier Alcalá, prolífico escritor en gallego -con obra traducida a español e inglésque ha compaginado durante décadas su trabajo como ingeniero y docente con la actividad de creador de historias. La emigración, sus viajes por el mundo y el conocimiento del sector de la telecomunicación son las bases que han marcado su obra.

Madrid, ETSIT, 1972. Se nos ofreció ir a hacer prácticas de empresa a diversos países. Condición para ello era manejar la lengua inglesa, materia que no tuve que estudiar durante los años de la escuela porque ‘Ferrol me fecit’ (como decía Torrente Ballester parafraseando el ‘England me fecit’ de Graham Greene). Ferrol es diferente: en PREU todos ‘éramos de inglés’ menos tres forasteros.

Pero no escogí Inglaterra sino Portugal. Fui a la Plessey, empresa británica competidora de la ITT. Me gustaba la oferta porque Lisboa huele a especias de África y Oriente, y porque hacía letras de canciones para Andrés do Barro, quien consiguió en gallego lo que Serrat no logró en catalán: cuatro discos de oro. Andrés y yo sabíamos que Portugal es la continuación de Galicia.

Aquel año de resistencia al salazarismo y al franquismo me introduje en la vida cultural portuguesa. Me presentaron a un tipo triste que se llamaba José Saramago.

El autor junto al escritor José Saramago en la Feria del libro de Buenos Aires.

 

Me interesó mucho más Fernando Namora, quien me dio una idea. Un periodista le preguntó: “Doctor Namora, ¿qué es usted más: médico o escritor?”, y respondió: “Yo soy un médico que escribe”.

Mis crónicas de 50 años están llenas de referencias a nuestra profesión

Yo soy un ingeniero que escribe, y causo envidia entre escritores porque no pueden tener mis vivencias, porque su profesión no los llevó a contemplar los paisajes más rotundos de Galicia, monte a monte, donde tantos centros reemisores de radio y televisión tuvieron que ver conmigo, ni a lugares del mundo inexcusables. Recuerdo cuando me preguntó un escritor –‘profe’ de literatura como tantos– si realmente había visto y vivido lo que relaté en ‘Los Ángeles Flash’. Le parecía algo de ‘California Dreaming’…

Mis crónicas de 50 años (varios miles desde 1971) están llenas de referencias a nuestra profesión, y en estos días reviso ‘A mala sangre’, traducción al castellano de mi último libro, novela negra de chanchullos entre ‘gayegos’ y nazis en la Patagonia durante la Segunda Guerra Mundial. Solo la pudo escribir alguien capaz de comprender un elemento fundamental de esa historia: el sistema Orga-T de radiotelegrafía del III Reich.

Cuando llevé los papeles para la acreditación como doctor arrastraba un carrito. En él iba una vida ya con muchas aventuras. Fui mal estudiante en la ETSIT, después de laureado (con premio nacional) en el bachillerato. Me interesaba todo y me convertí en ‘peligroso activista cultural’ según la ficha de la Brigada Social. Entré en la Marina buscando protección, conseguí destino en Madrid y fui a la escuela vestido de marinero. Me dedicaba a aprender de telecomunicaciones por mi cuenta. Me puse a trabajar en la GTI con ayuda de Mendoza, atento profesor. Realicé un proyecto fin de carrera gozoso: ferritas magnetizadas hacían girar haces de microondas para satisfacción de Page de la Vega.

Mis alumnos de informática y comunicación se sorprendían de haber estudiado mi obra literaria en el bachillerato y después verme con la tiza delante de ellos

Y, en seguida, América. Después, muchos países. Electromedicina, ordenadores, instrumentación, control ambiental, energías alternativas, ofimática, redes, radio, televisión… Escribí mucho en aviones y habitaciones de hotel. Un salto Madrid-Nueva York dio para ‘O Larvisión’ (‘El Hogarvisión’), relato que tampoco podría haber hecho quien no fuese de nuestro gremio.

Nunca dejé las telecomunicaciones, aunque trabajase en la docencia, la innovación y los proyectos científicos. Enseñé redes de ordenadores, medios de transmisión y fundamentos tecnológicos de los multimedia. Gran satisfacción fue juntar mis dos vocaciones en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UDC. Los humanos somos seres fabuladores. Todo vale para fabular pero el medio condiciona el relato. Mis alumnos de informática y comunicación se sorprendían de haber estudiado mi obra literaria en el bachillerato y después verme con la tiza delante de ellos. Las cafeterías de las facultades sirvieron para tertulias literarias y discusiones de guiones de vídeo.

¿Cuántos títulos tengo en el ISBN? Tres docenas por lo menos entre novelas, libros de viaje y relatos. ¿Qué fui contando? Mucho de la inmensa epopeya de la emigración: soy un inmigrante (castellano) a un país de emigrantes: Galicia. No me considero solo español sino euro-ibero-americano. Once años de vivencias en Bruselas me marcaron.

¿Con qué ando ahora? Con mi tercera novela-reportaje cubana, basada en la vida de una gallega muy cercana a los comandantes de la Revolución Castrista. Soy socio y miembro del consejo de administración de la editorial Galaxia.

Desde su comisión de innovación intento que se aplique cuanto sistema telemático sirva para crear y difundir literatura. Como nuestra editorial publica en gallego, voy transfiriendo lo que escribí en ese idioma a los tres que desde Europa se proyectan con más poder por el mundo: portugués, castellano e inglés. Mi proyecto es crear una ‘Biblioteca Xavier Alcalá’ en todas las plataformas de autoedición global.

Terminando esta nota, dejadme sugeriros leer la mencionada ‘A mala sangre’, exótica e intrigante; y ‘El calor de la ceniza’, versión castellana de un long-seller gallego que empecé a escribir en Lisboa en 1972 y no pasaría la censura hasta 1977, pues todos somos hijos de alguna de las dos Españas que hielan corazones. Entonces tenía muy fresco lo descubierto por mi generación (y la de muchos de vosotros). Es lo mismo que descubren nuestros nietos, aunque criados con el móvil en la mano: la vida…

Algunas de las Obras de Xavier Alcalá

  • A  Nosa Cinza (El calor de la ceniza). Dieciocho ediciones desde 1980.  Fábula (Fábula). Premio Cidade da Coruña. Premio de la Crítica Española en 1981.
  • Nos Pagos de Huinca Loo (Huinca Loo, Un arroyo en la frontera), 1982.
  • Cárcere Verde (Contra el Viento), 1990.
  • Alén da desventura (Al sur del mundo), Premio Blanco-Amor en 1998.
  • Triloxía Evanxélica memoria: Entre fronteiras (Entre fronteras), 2004; Nas catacumbas (En las catacumbas); 2005, Unha falsa luz (Una falsa luz), 2007. Premio da Crítica de Galicia.
  • Verde oliva (Verde oliva), 2012.
  • The Making of (A mala sangre), 2018.
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