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Blanca Ceña trib

Blanca Ceña

Directora general de Vantage Towers en España.

Cobertura móvil, la necesidad básica para la digitalización

La digitalización in situ está llamada a revolucionar la forma en que interactuamos en espacios físicos. Poder combinar lo mejor de la experiencia en persona y el potencial digital supone un salto cualitativo para muchos negocios, pero para ello es necesario garantizar una buena cobertura en todos los entornos en los que se encuentren sus clientes. Los proveedores de infraestructura móvil pueden aportar la solución necesaria.

Hace unas semanas estuve en Roma con mi familia. La ciudad eterna es probablemente la capital que más me gusta de todas las que he visitado hasta el momento, por lo abrumador de su historia, su arte y por el ambiente de sus calles. Y volvió a impresionarme como la primera vez que la vi, hace más de 25 años, especialmente al revivir esa primera impresión a través de los ojos de mis hijas. Aunque, si analizo mis sentimientos de forma aséptica, tuve también un cierto sentimiento de decepción, porque la visita al Coliseo y a los foros fue exactamente la misma que la que hice hace un cuarto de siglo.

Guías con conocimiento exhaustivo de la historia y la arquitectura del imperio romano, que mostraban con imágenes impresas en papel el aspecto que tenían esas maravillas en su época de máximo esplendor. Sí, con fichas en papel… ¿Cómo es posible que no se hayan desarrollado aún gemelos digitales de los monumentos romanos y tours organizados con gafas de realidad virtual que permitan moverte por la Antigua Roma ‘de verdad’? E, incluso, poder optar a experiencias premium incluyendo convertirte en un gladiador y luchar contra leones en la arena del Coliseo… La tecnología existe, y estoy segura de que la demanda también. Nosotros hubiéramos pagado ese plus, sin dudarlo. Pero ese salto de digitalización todavía no se ha producido, y esa oportunidad de negocio aún no se ha materializado.

Paso de gigante
Que la pandemia provocó un paso de gigante en la digitalización de la sociedad es un hecho incontestable. La tecnología ya existía para hacerlo posible, puesto que las conexiones de banda ancha estaban disponibles en casi todos los hogares. Y especialmente en España, donde la calidad y extensión de las redes desplegadas en los últimos años ha logrado que 9 de cada 10 hogares cuenten con redes fijas de más de 100 Mbps, y la cobertura 4G alcance a casi el 100% de la población, tanto en el ámbito urbano (99,91%) como rural (99,58%), según el último informe sobre la cobertura de la banda ancha en España de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales.

Durante la pandemia, la digitalización entendida como la habilitación de procesos y de experiencias ‘en remoto’ explosionó

El teletrabajo se generalizó. El consumo de plataformas de contenidos digitales, el comercio electrónico y las múltiples gestiones que antes hacían necesario desplazarse a una oficina pasaron a ser viables desde un dispositivo electrónico… La digitalización entendida como la habilitación de procesos y de experiencias ‘en remoto’ explosionó provocada por lo que implicaron los periodos de confinamiento duro. Como en todas las crisis, algo bueno surgió también de esta: ese salto brutal de avance de capacitación digital de toda la sociedad.

Y, a partir de ese salto, también se identificaron oportunidades de poder ir incluso más allá: disponer de tecnología que permita sustituir prácticamente todas las experiencias, incluso corporales, por simulaciones que puedan realizarse desde casa. El metaverso, por ejemplo, facilitado con conexiones 5G de bajísima latencia, será claramente un siguiente escalón de lo que yo llamo ‘digitalización en remoto’.

 

Y, por supuesto, la necesidad –casi obligación, porque se ha convertido prácticamente en un derecho– de que toda la población disponga de conectividad de banda ancha al menos en sus hogares. Una parte relevante de los fondos europeos Next Generation se está dedicando a cerrar esta brecha digital, provocada por la inexistente rentabilidad que supone abordar despliegues de red en esas zonas muy rurales y dispersas, para de manera agnóstica a la tecnología empleada poder asegurar esa disponibilidad de acceder a la digitalización ‘en remoto’ vivas donde vivas en España.

Experiencias de uso in situ
Otro aspecto que se ha hecho evidente al volver a la normalidad es que hay experiencias de uso in situ que no pueden sustituirse totalmente por experiencias en remoto. Seguimos yendo a las tiendas físicas porque nos gusta tocar lo que vamos a comprar y que nos recomiende el experto del que nos fiamos –aunque las reseñas de Google sean asesores complementarios. Seguimos acudiendo al supermercado o a la tienda de barrio porque así vemos y elegimos el producto fresco que estamos comprando. Seguimos quedando en bares o en restaurantes porque necesitamos la interacción social. Y en todas esas experiencias, la digitalización in situ prácticamente no ha tenido lugar todavía.

En definitiva, seguimos teniendo prácticamente las mismas experiencias de compra en tienda física que hace 20 años: seguimos haciendo colas eternas para utilizar los probadores o para pagar, preguntamos para conocer la disponibilidad de tallas, tenemos que recorrer pasillos eternos para encontrar lo que buscamos… Y todo ello cuando la tecnología permitiría ya soportar experiencias radicalmente diferentes y mejoradas, proporcionando lo ‘único’ de la experiencia en persona y lo mejor de la digitalización.

La digitalización para experiencias in situ prácticamente no ha tenido lugar todavía

Por poner algún ejemplo, podríamos acudir a una tienda de ropa en la que previamente tuviéramos cargado un avatar idéntico a nosotros; identificar previamente con la aplicación del comercio si el vestido que nos ha encantado –o que nos ha recomendado la Inteligencia Artificial utilizada en la aplicación– está disponible en nuestra talla en esa tienda; ‘ver’ cómo nos queda ese vestido probándoselo virtualmente a ese avatar; comprarlo pagándolo directamente con la aplicación y que algún empleado de la tienda lo desalarme y lo deje en una taquilla; y abrir esta taquilla con la misma aplicación para poder recogerlo antes de salir de la tienda.

Requisitos para digitalizar in situ
Pero ¿qué es necesario para poder llevar a cabo esa digitalización de procesos y experiencias in situ? Fundamentalmente dos cosas: un smartphone en la mano de todos los clientes –algo ya disponible de forma generalizada–, y cobertura que permita tener conectividad allí donde estés. Allí donde estés, incluyendo cualquier espacio interior que puedas imaginar: el rincón más recóndito de cada tienda, las zonas de aparcamiento donde se encuentran las máquinas de pago o los cargadores de coches eléctricos…

El problema es que la cobertura de interiores es un factor básico que hoy no está garantizado en absoluto. Las opciones de conexión a las redes wifi de los establecimientos suponen una barrera de acceso evidente, pues para hacer una transacción puntual no es de esperar que el cliente aporte los datos requeridos para permitirle el acceso. El smartphone debe poder conectarse de forma totalmente transparente y segura para el cliente, y la forma natural de hacerlo es a través de la cobertura de la red móvil.

La tecnología ya permitiría soportar experiencias radicalmente diferentes y mejoradas, proporcionando lo ‘único’ de la experiencia en persona y lo mejor de la digitalización

España es un país realmente privilegiado en lo que se refiere a la calidad y ‘cantidad’ de cobertura de sus redes móviles, gracias al despliegue que han realizado durante años los operadores para conseguir maximizar el número de clientes y su consumo. Esto hace que a nivel de cobertura en exteriores estemos en una situación privilegiada respecto al resto de Europa. Sin embargo, a nivel de cobertura en interiores aún queda mucho por hacer. Todos tenemos experiencias de múltiples sitios donde no hay buena cobertura móvil: parkings, zonas interiores de hospitales, locales comerciales o de restauración situados en bajos…

Oportunidad de digitalización
Debido a la situación del mercado actual –más de 57 millones de líneas móviles en España en relación con 47 millones de habitantes–, donde en general la decisión respecto a qué operador escoger viene condicionada fundamentalmente por el precio; y por cómo han evolucionado los modelos de negocio de los propios operadores de red (llegando a tarifas planas que no les permiten rentabilizar los incrementos de tráfico por cliente), es muy poco probable que los operadores móviles puedan dedicar la cantidad ingente de inversión necesaria para abordar masivamente mejoras de cobertura interior, que en la práctica les resultaría casi imposible rentabilizar. Y los fondos europeos, evidentemente, tampoco van a ser clave en este tipo de entornos para conseguir cerrar esa carencia de cobertura en interiores.

Pero la oportunidad de la digitalización in situ existe. Y, de hecho, hay casos de uso evidentes que se han identificado por parte de diferentes negocios en la actualidad. Para poder utilizar un cargador de vehículo eléctrico en parkings se necesita una aplicación y, si no hay cobertura móvil, no puede usarse la aplicación. Además, es necesaria cobertura de todos los operadores móviles, puesto que los clientes de los cargadores pueden serlo de cualquier operador.

La cobertura móvil de interiores es un factor básico que hoy no está garantizado en absoluto

Proveedores de infraestructura móvil
En ese contexto, para dar solución a esta necesidad, aparecen empresas como Vantage Towers, proveedores de infraestructura móvil, con capacidad y acuerdos para desplegar soluciones de cobertura ‘neutras’, de todos los operadores de red, que permitan a los dueños de los negocios que quieren ofrecer digitalización in situ a sus clientes disponer del factor básico necesario, que es la cobertura móvil. El modelo de negocio en torno a la disponibilidad de cobertura ha cambiado, y los actores capaces de abordar esta necesidad ya existen.

Es cuestión de tiempo que esta nueva forma de expandir la cobertura existente, y su modelo de negocio asociado, se generalicen, y así solo la necesidad de los clientes y la creatividad de los negocios determinen los límites para la explosión de la digitalización de la experiencia in situ.

No sé si Roma ya habrá digitalizado la experiencia de sus turistas cuando vuelva a visitarla, porque en su caso la limitación de cobertura no parece ser el problema que les impide hacerlo, pero sí estoy segura de que estamos a punto de asistir a una nueva revolución digital de la forma en que compramos y accedemos a los servicios en modo presencial, allá donde lo hagamos.

 

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