La revista profesional sobre tecnología y transformación digital
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José María Millán

Teniente General José María Millán Martínez

Director General del Centro de Sistemas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Secretaría de Estado. Ministerio de Defensa.

¿Cómo está siendo la transformación digital del Ministerio de Defensa?

El Ministerio de Defensa se encuentra inmerso en un empeño de transformación digital. Este proceso, generalizado en muchas organizaciones y empresas, consiste en que la tecnología se adhiere al negocio para aportarle un valor imprescindible para que dicha organización prevalezca en un entorno cada vez más competitivo. El departamento de tecnología pasa de ser un ‘proveedor’ de bienes o servicios, a incorporarse a todos los procesos de negocio para potenciarlos. Se integra en el negocio como un ‘facilitador’ transversal y estratégico. Y el negocio de las Fuerzas Armadas es el combate.

Gracias a la tecnología, el hombre ha transformado la realidad para satisfacer sus necesidades que, como reconocía Ortega, consisten en vivir lo mejor posible. Nuestra época, dominada por la tecnología digital, no escapa a esta regla histórica. La tecnología digital transforma y potencia la acción transformadora de otras tecnologías, gracias a su capacidad de monitorización, la gestión de los datos, la capacidad de cómputo y la proyección estadística hacia el futuro, que permite anticipar acciones sobre los sistemas. El ámbito militar no ha sido extraño a este hecho.

El combate actual es más complejo, más detallado y más rápido. Antes de la irrupción de las TIC, el proceso de la decisión militar estaba sujeto a tres instantes, cada uno con su entorno circunstancial específico. En el primero se obtenía la información y se trasladaba al cuartel general. Aquí se preparaba para dar lugar al segundo instante: la decisión. El tercer momento pertenecía al receptor de la orden, imbuido en un entorno situacional distinto a los dos anteriores. Las condiciones del primer momento podían ser completamente distintas a las del tercero; y cada instante era un presente para sus protagonistas.

La inmediatez que proporciona la tecnología ha reducido el tiempo disponible para la toma de decisiones

Hoy, las TIC han solapado esos tres presentes en uno solo. La inmediatez que proporciona la tecnología ha reducido el tiempo disponible para la toma de decisiones, y ha aumentado la complejidad de la realidad, por la ingente cantidad de datos disponibles.

Tecnología y combate multidominio
De la misma manera que la tecnología digital ha modificado nuestra forma de vivir, de relacionarnos, de divertirnos, de comerciar, de enseñar, también ha cambiado la forma de combatir. Ha potenciado las capacidades y posibilidades de los dominios tradicionales y ha creado un nuevo dominio de las operaciones militares: el ciberespacio, en el cual el margen de error y el ciclo de la decisión se han reducido, y la superficie de exposición ha crecido.

En este momento de la Historia aparece un nuevo dominio de las operaciones, el cual podría representarse como una semiesfera digital en la que se sumergen todos los dominios tradicionales, también el plano humano. La interacción entre todos ellos está monitorizada y potenciada por la tecnología digital, adherida al negocio de nuestra organización, al combate.

Cuatro elementos se requieren para que las Fuerzas Armadas venzan en el combate multidominio: una gran conectividad; interoperabilidad de personas, procesos y sistemas; robustos sistemas de mando y control y, finalmente, asumir un cambio de mentalidad que permita descentralizar la decisión en el nivel de ejecución más adecuado.

La transformación digital del Ministerio de Defensa se ha orientado a proporcionar a las Fuerzas Armadas estas cuatro condiciones, a las cuales se ha añadido la ciberseguridad, porque sin ella no se puede hablar de transformación digital propiamente dicha.

Conectividad e I3D
Gracias a la conectividad se traslada la información, recurso estratégico del Ministerio de Defensa, allá donde sea necesaria. Las necesidades del departamento son muy variadas: cubrir el despliegue de nuestras Fuerzas Armadas en nuestros espacios de soberanía, alcanzar las zonas de operaciones en el exterior y todos los países del mundo donde trabajan nuestros agregados militares y oficiales de enlace.

Además, atendemos nuestra condición de ser Administración General del Estado, que impone unas relaciones digitales con los ciudadanos; y a la conectividad que requieren nuestros múltiples centros de enseñanza, nuestra jurisdicción específica y la sanidad militar.

Para proporcionar esta conectividad, el Ministerio se encuentra en la fase final de la transición a una sola plataforma tecnológica, la Infraestructura Integral de Información de la Defensa, la I3D. Una única infraestructura de telecomunicaciones proporciona soporte a la infraestructura de información común que facilita servicios digitales a todos los usuarios, con una gestión única y una ciberseguridad integrada.

Para educar la intuición mediante el empleo de los datos es preciso un cambio de mentalidad en la organización

La I3D permite la interconexión con redes externas (internet, red SARA, OTAN y Unión Europea) a través de nodos de interconexión que aseguran la interoperabilidad y proporcionan protección perimetral. La infraestructura de información se conforma en tecnología de nube privada para servicios clasificados. Sobre ella se están desarrollando el Sistema de Mando y Control Nacional, la plataforma ARGO, de gestión de la organización por procesos de trabajo y la modernización de otros sistemas de información estratégicos.

La I3D es la espina dorsal digital de la Defensa, en la que se integran los centros de decisión, nuestros hospitales, nuestras escuelas y academias, las unidades en operaciones, nuestros aliados; todos los usuarios, civiles, militares, en territorio nacional o en operaciones, acceden a servicios unificados, seguros, que permiten la explotación de datos gobernados.

Adaptación a la cultura digital
Esta transformación requiere una adaptación cultural del Ministerio como organización. Las decisiones en las operaciones modernas, inmersas en la esfera digital, no pueden basarse solamente en la intuición del comandante, porque la realidad del combate actual está caracterizada por la complejidad y la interacción entre los dominios.

Para educar la intuición mediante el empleo de los datos es preciso un cambio de mentalidad en la organización, y asumir una cultura nueva que acepte que la información es un recurso estratégico.

La cultura digital debe incorporar a la formación STEM la preocupación ética en el empleo de la tecnología

La tecnología permite elaborar información especializada, define nuevas interacciones entre los componentes de la organización; impacta en la orgánica, modifica roles, métodos, procedimientos. Cambia las pautas de aprendizaje, reorienta la enseñanza. Establece e impulsa la innovación; permite modelos de actuación alternativos gracias a la posibilidad de analizar comportamientos internos y de relación con el entorno. Y facilita la adopción de prácticas típicas de las organizaciones agile. Muchas de ellas se encuentran en la esencia de las Fuerzas Armadas: la claridad en la asignación de funciones, el liderazgo, la disciplina operativa o el control del desempeño personal, por citar algunos ejemplos.

La cultura digital debe incorporar esas prácticas de organizaciones agile; generar, gestionar y preservar el talento; incorporar a la formación STEM la preocupación ética en el empleo de la tecnología: sería inaudito que un soldado desconociera la táctica y la técnica del combate, pero sería peligroso que fuera incapaz de distinguir entre el bien y el mal.

La cultura de las Fuerzas Armadas debe entender que su eficacia depende en enorme medida en la proactividad que proporcionan los procesos de trabajo basados en datos, automatizables, de forma que el conocimiento resida en la organización. La innovación y la seguridad deben incorporarse como rasgos culturales: la primera permite anticiparnos al cambio, única manera de mantener actualizadas a las Fuerzas Armadas. La seguridad de la información debe establecerse por diseño en sistemas, servicios y conciencia de todos y cada uno de los componentes de las Fuerzas Armadas.

Líderes digitales
Todo ello para ser líderes digitales: mantener los mismos ideales y la misma misión de defender a España. Esta transformación cultural requiere un fuerte liderazgo: los cambios en las organizaciones solo se producen por el impulso de sus líderes, que son los responsables de crear futuro. La mirada del comandante debe focalizar el combate inmediato, y simultáneamente, situarse en el próximo combate. Y el próximo combate ‘ya está siendo’ digital.

La transformación digital proporciona conectividad, interoperabilidad, sistemas de mando y control que refuerzan el liderazgo, aumentan la cohesión de las unidades en combate y mejoran las decisiones oportunas. Liderazgo, cohesión e inteligencia que pertenecen, no lo olvidamos, al plano humano de las operaciones militares, porque se encuentran en el alma, el corazón y el cerebro del combatiente.

El combate actual es más complejo, más detallado y más rápido

Para ser capaces de mantener la línea determinante de la misión de las Fuerzas Armadas debemos propiciar el cambio cultural que requiere cualquier transformación, también la digital.

“Navegar es necesario, vivir no”
Plutarco pone en boca de Escipión esta frase: “navegar es necesario, vivir no”. Para hacer frente a una hambruna en Roma, Escipión fue enviado a por grano a Egipto. Cargados los trirremes, la tripulación se negó a embarcar, por temor a las inesperadas tormentas del Mediterráneo. Desde el barco, el general romano les gritó a sus aterrorizados marineros este aforismo, que se convirtió durante años en el lema de la marina de Castilla.

¿No es antes vivir que navegar? ¿Cómo es posible navegar, si no se vive? Escipión estaba pensando en la línea determinante de su vida, la que le proporcionaba un sentido completo a su existir; los seres humanos, y los soldados aún más, no podemos decir plenamente que hemos vivido si no navegamos, es decir, si nuestra misión (la defensa militar de España) no se cumple.

Esta frase permite trazar la línea determinante de nuestra vida de soldados. Se puede aplicar a los dominios tradicionales donde se desarrollan las operaciones: el terrestre, el naval, el aeroespacial, el cognitivo. Y tiene plena vigencia ahora también en un mundo que hemos convertido en digital.

 

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