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Juan Bautista Romero Soriano

Ingeniero de Telecomunicación

Más allá de la profesión

Cruzar el Océano Atlántico… remando

Ingeniero de Teleco por la Universitat Politécnica de Valencia es uno de los remeros más reconocidos del país. Ha sido presidente y vicepresidente de la Federación de la Comunidad Valenciana, 2009-2018, y vicepresidente de la Federación Española de Remo. Fue subcampeón de España en 2017 y participó en el Campeonato del Mundo de Remo celebrado ese mismo año. En este artículo, nos cuenta la increíble experiencia de participar en la regata a remo más dura del mundo: la Atlantic Challenge desde Canarias hasta el Caribe. ¡Y la ganaron!

¿Cómo acaba uno embarcándose con tres amigos en un barco de poco más de ocho metros para participar en la regata a remo más dura del mundo? Esto me lo preguntan muchas veces y, dándole vueltas, creo que todo empezó cuando decidí meterme a teleco… Yo iba para aeronáutico, pero por casualidades de la vida, acabé junto con un montón de murcianos en la Universidad Politécnica de Valencia, y al final escogí teleco, por consejo de amigos… Cuánto le debemos al azar… ¡o al destino!

Nunca me he arrepentido de esa decisión, por muy fortuita que fuese, porque me ha modelado como persona y me puso en contacto con el deporte que me apasiona.

La carrera de teleco, desde luego, te prepara para lo inesperado y para ser un maestro de la resiliencia. Asignaturas complicadas, sobrecarga de trabajo, exámenes maratonianos… Todo se junta en una tormenta perfecta que te obliga a saber buscarte la vida en temas muy diferentes. ¡Hasta mejora tus habilidades sociales! Los lazos y las amistades que se crean en la carrera, en las clases compartiendo explicaciones, o durante las sesiones maratonianas de estudio, son para siempre.

…y apareció el remo

En el último año de la carrera, aproveché que la UPV tenía una apuesta brutal por el deporte y decidí probar algo nuevo. Y en mi camino se cruzó un cartel de ‘¡Apúntate a Remo!’. Por supuesto, yo no sabía nada de remo ni había hecho ningún deporte náutico, así que tenía todas las papeletas para que aquello no me gustase.

No podía estar más equivocado. Desde el primer día, la sensación de hacer avanzar el bote por el agua solo con la fuerza del equipo, el ambiente, el compañerismo, el desafío de superar cada entrenamiento… me atrapó. En realidad, el reto físico de los entrenamientos de remo y las regatas se parecía bastante al desafío intelectual de ir superando los cursos de Teleco.

Aquel año comencé a trabajar en la UPV como becario y tuve la enorme suerte de formar parte de equipos de remo durante muchos años, en los que fui conociendo gente increíble. Incluso participé a nivel internacional en un campeonato del Mundo. ¿Quién me lo iba a decir, un teleco ‘sabelotodo’ disfrutando de una competición deportiva?

 

La carrera de teleco, desde luego, te prepara para lo inesperado y para ser un maestro de la resiliencia

 

Durante estos años, por la marca que deja la carrera en los telecos, siempre estuve muy relacionado con la gestión, primero como presidente del Club de Remo de la UPV y luego como presidente de la Federación Valenciana de remo. En 2019, cuando ya me estaba retirando de la competición para centrarme en montar un club de remo en Valencia para compartir con otros lo que el remo me había dado, otro ‘accidente’ cambió mi vida.

Me crucé en una regata con un antiguo contrincante que me habló de la Atlantic Challenge, una regata de remo en la que los participantes salen de las Islas Canarias para llegar al Caribe, sin asistencia externa. Una cosa llevó a la otra y de repente me vi formando equipo con otros tres ‘chalados` para competir en una regata oceánica, sin tener apoyo económico, ni experiencia más allá de haber remado durante años.

 

 

Este proyecto llegó a buen puerto, sin duda, gracias a ser teleco. Me ayudó a enfrentar el desafío que supuso lograr sponsors para cubrir los casi 200.000 euros de presupuesto, coordinarnos cuatro personas estando separados entre nosotros más de 500 km, ganar experiencia remando travesías de larga distancia para prepararnos para cruzar el océano Atlántico… Y todo esto, por supuesto, teniendo nuestros trabajos y preparándonos físicamente, cada uno por nuestra cuenta.

Nos advirtieron de que la parte más difícil de la regata sería llegar a la línea de salida, y fue totalmente cierto. Fueron más de tres años de superación de obstáculos casi continuamente, una pandemia que nos dejó sin poder entrenar juntos durante meses, caerme de la bici y romperme la clavícula, o tener que operarme la rodilla seis meses antes de zarpar. Y, sobre todo, la frustración de encontrar puertas cerradas y obstáculos casi hasta el día de la partida intentando sacar adelante un proyecto inédito en España.

Pero lo conseguimos. El 12 de diciembre de 2022 nos hicimos a la mar desde La Gomera junto con otros 42 equipos de 10 países rumbo Este esperando llegar a la isla de Antigua, en el Caribe. Por delante nos quedaban 3.000 millas o, lo que es lo mismo, casi 5.600 km.

 

La sensación de hacer avanzar el bote por el agua solo con la fuerza del equipo, el ambiente, el compañerismo, el desafío de superar cada entrenamiento… me atrapó desde el primer momento

 

Honestamente, poco puedo decir de la regata que pueda ser comprensible para quien no ha experimentado algo similar. Estar en el mar a miles de kilómetros de la costa, completamente solos (el barco más cercano podría estar fácilmente a más de 200 km) y a merced del océano, con vientos de más de 70 km por hora y olas de 8 metros es toda una experiencia, pero sobre todo un viaje que me dejó totalmente admirado por las travesías de los navegantes españoles de antaño. ¡Al menos nosotros llevábamos dos teléfonos Iridium a bordo y una conexión de datos por Inmarsat! La familia estaba siempre a una llamada o un WhatsApp de distancia. Nunca he sentido tanto respeto por nuestra profesión de telecos como entonces. Estaba solo, pero escuchando la voz de mis seres queridos si lo necesitaba.

Un regalo que se sumó a la experiencia de cruzar el Atlántico remando, fue poder ganar la regata, sobre todo porque casi nadie se lo esperaba viéndonos al lado de las tripulaciones favoritas: deportistas de élite, Navy SEALs, Marines…

Parecíamos los hermanos pobres al lado de gente que era mucho más fuerte que nosotros, pero como en todos los grandes retos, la fuerza bruta no lo es todo, ni siquiera lo más importante, y a veces tener la cabeza bien amueblada y saber ser eficiente lo es todo. Y de esto los telecos sabemos un rato.

Tengo claro que no sería la misma persona si no hubiera hecho la carrera de teleco, pero sobre todo no habría podido llegar a donde he llegado. Gracias a la ETSIT y ¡VAMOS POLI! (esto es el grito de guerra del equipo de remo de la UPV cuando competíamos en alguna regata).

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