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Alhambra Nievas (Albaicin) autor Fermín Rodríguezx800

Alhambra Nievas González

Ingeniera de Telecomunicación

Más allá de la profesión

De Teleco a jugadora y árbitra internacional de rugby

Alhambra Nievas González es Ingeniera de Telecomunicación por la Universidad de Málaga. Nacida en 1983 en Granada, ha sido jugadora y árbitra internacional de rugby. Entre su actividad deportiva destacan los Juegos Olímpicos de Río 2016 y cuatro Copas del Mundo (2013, 2014, 2017 y 2018). Ha recibido numerosos reconocimientos, destacando el premio ‘Árbitro del Año’ por World Rugby en 2016, la medalla de Oro de la provincia de Granada y la medalla de plata de la ciudad de Granada, entre otros. Actualmente, es gerente de Alto Rendimiento Arbitral en la Federación Internacional (World Rugby).

Echando la vista atrás, todo esto no hubiera sucedido si con 18 años no me hubiera mantenido firme en mi elección de estudiar Ingeniería de Telecomunicación. Y por algunos hechos casualmente causales que fueron abriendo un camino nuevo e inesperado de oportunidades.

Surgieron todos los ingredientes, algunos exóticos y chocantes para muchas personas, que hacen que me siga definiendo como un bicho raro. Y no, no de forma negativa. Todo lo contrario. Me encanta serlo. Transitar caminos diferentes, porque estoy convencida de que el mundo y la sociedad necesitan más personas que rompan esas expectativas establecidas… en mi caso he ido aprendiendo y teniendo una visión diferente a mi propio yo de 18 años.

¿Por qué elegí Teleco? Probablemente por esos sueños de niña de querer ser astronauta. Me encantaba la ciencia, hacer números y resolver problemas. También influyó el habitual “es una carrera con mucha salida”.

¿Por qué elegí el rugby? No tuve ni que elegir, fue ‘amor a primera vista’. Siempre me había apasionado el deporte y lo había practicado. Otro de mis sueños de pequeña era ir a unos Juegos Olímpicos, el mayor evento deportivo.

¿Por qué elegí Teleco? Probablemente por esos sueños de niña de querer ser astronauta. Me encantaba la ciencia, hacer números y resolver problemas

En Málaga, sin saberlo, uní mis dos pasiones e inquietudes, que desde bien temprano nos marcan, y le dediqué muchas horas. Pasé la mayor parte de mi tiempo entre nuestra facultad y el adyacente complejo deportivo (¡menos mal que no estaba en el Ejido!). De hecho, acabé realizando el proyecto fin de carrera uniendo ambos lugares. Y no fue casual.

El deporte me fue llamando más y más. Capitana del CDU Málaga. Campeonas de Liga Andaluza. Selección Andaluza y debutar como internacional jugando el torneo de las Seis Naciones en el Estadio Central de Madrid. Aún recuerdo sus caras y mis lágrimas. Una expedición de compañeras y amigas que desde la grada, animaban a esa niña con sueños raros, que con cabezonería y trabajo se convertía en ‘Leona’.

 

De jugadora a árbitra
Pero no ha sido como jugadora dónde alcancé ‘el éxito’. Aunque el éxito es algo que habría que definir, claro. Pero eso da para otro artículo enterito… Empecé a arbitrar por casualidad, por echar una mano en una concentración de rugby de escuelas (niñas y niños de 4 a 14 años). Se abrió la oportunidad de aprenderme mejor el reglamento (es muy complejo) y también trabajar mi comunicación con los árbitros, ya que por aquel entonces ya era capitana. Inciso importante: en el rugby la única persona que se dirige al árbitro durante el partido es el capitán o capitana. Acabé jugando y arbitrando, hasta que me propusieron para el curso de ascenso a nacional, algo que nunca me había planteado.

¿Por qué elegí el rugby? No tuve ni que elegir, fue ‘amor a primera vista’. Siempre me había apasionado el deporte y lo había practicado

Llegó el momento clave, no podía seguir haciendo ambas cosas. Sabía que tenía que elegir. Y el, llamémoslo destino, me ayudó a elegir. En el partido que nos jugábamos el ascenso a la mayor categoría nacional femenina, algo que ningún equipo andaluz había conseguido aún, pasó de todo. Absolutamente de todo. Y ese día nada cayó de nuestro lado. Fue duro, merecíamos ese ascenso. Pero echo la vista atrás, y si hubiéramos ganado ese partido, hoy no estaría escribiendo estas líneas.

A partir de ahí, el arbitraje y el sueño de ir a los Juegos Olímpicos fue el eje de mis esfuerzos. No mucha gente lo entendía, pudiendo ser Teleco, ¿cómo decidía invertir todo mi tiempo en ser árbitra de rugby? Y no, no fue una decisión fácil, o sí. Era 2012. Cuatro años después, pitaba la final de los Juegos Olímpicos femenina entre Australia y Nueva Zelanda, justo cuando en España arrancaba mi cumpleaños y se congregaba mi familia y amigos para ver hecho realidad ese sueño lejano de infancia.

 

Después, vinieron unos años muy buenos: mundiales, torneos por todo el mundo, premios y reconocimientos, dentro y fuera de España. Algunos me preguntaban “¿Y tú carrera como Teleco?” Y claro, eso también me rondaba la cabeza. Cerré el proyecto fin de carrera y seguí eligiendo el camino oval. En 2018 colgué el silbato de forma profesional y apliqué a una posición de gestión en la federación internacional. Un nuevo reto, una nueva oportunidad. Y hasta hoy. Aunque nunca se sabe…

Acabo de disfrutar recientemente de un fin de semana en Barcelona con el grupo de amigas que empezamos juntas la carrera universitaria en Málaga. Muchas son Teleco, trabajando como ingenieras o docentes. Hablamos de los días duros, los pasillos donde soplaba ese frío viento en invierno, los nervios, las interminables horas en la biblioteca… Y tengo claro que, sin esa elección y esa oportunidad, hoy no estaría donde estoy. Y donde quiero estar.

Así que sí, Teleco también ha ayudado a que pueda tocar la luna. Pero, sobre todo, por las personas que ha puesto en mi camino, GRACIAS. Mucho Teleco y mucho Rugby.

 

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