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Álvaro Revuelta

Álvaro Revuelta

Ingeniero de Telecomunicación y Research Engineer en Status.

Blockchain

Filtrando la señal del ruido

Las tecnologías Blockchain copan continuamente titulares en los medios, despertando la curiosidad de unos y el rechazo de otros, generando una cortina de humo que deja al sector con una baja relación señal a ruido. Sin embargo, existen proyectos sólidos como Ethereum, con cientos de investigadores y desarrolladores trabajando para crear una nueva infraestructura que podría cambiar el internet que conocemos.

En los últimos años el término criptomoneda ha copado los titulares en los medios por razones muy diversas, desde apreciaciones en valor inimaginables en el sector financiero tradicional a quiebras, estafas, robos y hackeos. Algo que por desgracia deja a el sector con una baja relación señal a ruido, y con no muy buena reputación, pero a su vez comprensible ya que una gran cantidad de individuos y empresas oportunistas han estado vendiendo ‘securities’ a inversores minoristas sin ningún tipo de regulación. Se ha disfrazado de inversión la especulación y el juego, alimentado por las redes sociales y la codicia propia del ser humano. Sin embargo, la propuesta de valor de la tecnología Blockchain va más allá, y debe ser desvinculada de estas actividades que para nada reflejan los valores del sector. En este artículo proporcionamos al lector el filtro necesario para extraer la señal del ruido.

Blockchains públicas
Empecemos por la propuesta de valor de las Blockchains públicas. Se trata de una computadora global que puede ejecutar código arbitrario de manera distribuida donde cualquiera puede verificar que la ejecución se ha realizado de acuerdo a las normas, siguiendo el lema de “don’t trust, verify”. El resultado es almacenado de manera redundante en múltiples nodos para poder ser accedido en un futuro, con garantías de disponibilidad y tolerancia a fallos. Cualquiera puede formar parte del sistema sin ninguna barrera de entrada, y no es necesario confiar en una autoridad central ni en ningún otro agente. Un consenso distribuido pone a los nodos de acuerdo a través de un sistema de votación, respetando unas normas escritas en código, donde cualquier desviación supone una penalización.

Se pueden ver también como una base de datos, donde únicamente tú eres el dueño de tu registro asociado y donde solo tú puedes modificarlo. Una base de datos global accesible por cualquiera con una simple conexión a internet, sin intermediarios ni terceros. Nótese que estos registros pueden almacenar cualquier información: un balance de cuenta, un código ejecutable, una fotografía.

En Ethereum existen más de 700.000 validadores que producen y verifican bloques cada 12 segundos, con más de 12.000 nodos activos en más de 100 países

Y no, las Blockchains no arreglarán todos los problemas del mundo. No son necesarias en el 95% de casos de usos, muchos financiados por capital riesgo intentando vender opio a inversores, o con dinero público donde la empresa de turno vende la palabra de moda del momento. Pero es importante experimentar, aunque manteniendo un enfoque minimalista, usándola únicamente donde mejore lo existente.

Afortunadamente, tras la cortina de humo que todo esto genera, existen proyectos construyendo una infraestructura cada vez más sólida, sobre la que, tal vez, se construya la siguiente generación de internet. Pero su éxito es condición sine qua non para el desarrollo del resto, de la misma forma que Skype nunca podría haber existido sin internet.

Y es aquí donde entra Ethereum, una de las Blockchain que más investigadores y desarrolladores tiene a su alrededor, y la más fiel a sus valores, donde se prioriza la descentralización y la neutralidad. Veamos su pasado, presente y futuro.

Todo empezó con el whitepaper
Todo empezó en 2014, cuando Vitalik Buterin publicó el whitepaper de Ethereum, ‘A Next-Generation Smart Contract and Decentralized Application Platform’, con la intención de crear una plataforma que permitiera la ejecución descentralizada de programas o ‘smart contracts’.

Meses más tarde se financió el proyecto con 18 millones de dólares y después de un año de desarrollo, en julio de 2015, Ethereum fue lanzado oficialmente. Inicialmente se optó por un mecanismo de consenso llamado ‘Proof of Work’, muy ineficiente en términos energéticos pero muy sencillo de implementar.

El ‘blockspace’ de Ethereum se subasta en un mercado abierto cada 12 segundos

Esto dio el pistoletazo de salida a que desarrolladores de todo el mundo comenzaran a crear aplicaciones usando esta infraestructura común, la cual garantiza que la ejecución de los ‘smart contracts’ se realiza de acuerdo a las normas.

El hackeo de ‘The DAO’ marcó un antes y un después: un hacker explotó una vulnerabilidad del ‘smart contract’ para robar gran parte de los fondos. Esta transacción era técnicamente válida, pero la comunidad decidió intervenir creando un ‘hard fork’ en el que se revirtió la transacción fraudulenta. Cada minero pudo elegir si aceptaba este cambio o no, y por suerte para el proyecto fue aceptado por la mayoría, aunque generó mucha controversia. No olvidemos que por encima del consenso de la Blockchain existe un consenso social, entre humanos, que permite a los cientos o miles de operadores de la red intervenir en este tipo de casos tan raros.

Años más tarde, el pasado septiembre de 2022, la red de Ethereum completó una esperada actualización conocida como ‘The Merge’, donde se acabó con la minería, reduciendo el consumo energético en un 99%. Supuso el colofón final a cinco años de investigación y desarrollo donde instituciones académicas y empresas de todo el mundo pusieron en funcionamiento el nuevo mecanismo de consenso, conocido como LMD-GHOST. Dicha actualización fue todo un hito, ya que la red nunca dejó de funcionar; fue el equivalente a cambiar el motor de un avión en pleno vuelo.

 

Ethereum en la actualidad
Actualmente Ethereum es la Blockchain pública más usada y descentralizada, un estándar de facto en la industria que asegura más de 40 billones (americanos) de euros en protocolos de finanzas descentralizadas y con una capitalización de más de 200 billones. Existen más de 700.000 validadores que producen y verifican bloques cada 12 segundos, con más de 12.000 nodos activos en más de 100 países.

Su principal modelo de negocio consiste en vender ‘blockspace’, algo que es necesario comprar cuando se quiere realizar una transacción. Es la gasolina de Ethereum. A mayor complejidad de programa, más es necesario comprar. Al igual que si quieres llegar más lejos, necesitas más gasolina. El ‘blockspace’ se subasta en un mercado abierto cada 12 segundos, lo que hace que su precio varíe según la demanda, ya que la oferta es fija.

Debido a la alta demanda, los precios suelen ser elevados, por lo que no es práctico para microtransacciones. Como tampoco es práctico ir a comprar el pan en avión. Es necesario entender que una transacción es ejecutada y almacenada por miles de nodos, y estos deben ser incentivados económicamente, por lo que a más nodos, más bocas que alimentar. Una Blockchain con transacciones baratas es menos segura, ya que tendrá menos nodos a los que incentivar.

Por encima del consenso de la Blockchain existe un consenso social, entre humanos

Las finanzas descentralizadas o ‘DeFi’ son actualmente el principal caso de uso, donde diferentes proyectos intentan recrear el sistema financiero tradicional sobre Ethereum, con préstamos, intercambios de divisas e incluso derivados, aunque las aplicaciones van más allá de lo puramente financiero.

Actualmente hay cientos de personas involucradas en su desarrollo a través de la Ethereum Foundation, organización sin ánimo de lucro que apoya en tareas de investigación y desarrollo, pero también empresas privadas e instituciones académicas. Los perfiles son de lo más diverso, abarcando informáticos, matemáticos, criptógrafos, economistas, investigadores y cómo no, Ingenieros de Telecomunicación.

Para mitigar los riesgos derivados del aumento en complejidad de los últimos años, actualmente existen cinco implementaciones distintas del software de Ethereum, interoperables entre sí y desarrolladas por diferentes equipos en diferentes lenguajes de programación, lo que previene que un fallo en una de ellas pare la Blockchain. Este enfoque es similar al usado en mundo aeroespacial, donde ciertos componentes críticos no solo son redundantes sino disimilares, estando desarrollados por equipos distintos para evitar los ‘common mode failures’.

Ethereum es la Blockchain pública más usada y descentralizada, un estándar de facto en la industria

Un futuro centrado en escalabilidad
Ethereum es un proyecto aún sin terminar, con una hoja de ruta centrada en la escalabilidad, esto es, en incrementar su capacidad para procesar transacciones, actualmente limitada a 20 por segundo. El principal reto es incrementar este límite sin realizar sacrificios, donde el requisito principal es que un nodo pueda correr en cualquier ordenador portátil. Dado que el nodo más lento determina la capacidad de toda la red, este requisito limita la escalabilidad, pero favorece la descentralización. Otras Blockchains han decidido sacrificar este requisito, lo que hace que correr un nodo sea prohibitivo, solo al alcance de unos pocos.

Para escalar, Ethereum ha elegido las conocidas ‘rollups’. Se trata de un modelo en el que las transacciones son ejecutadas ‘offchain’, es decir, fuera de Ethereum, y donde solo el resultado es almacenado ‘onchain’, esto es, en Ethereum. Esto incrementa las transacciones que se pueden procesar en varios órdenes de magnitud. Como símil, los pagos con Bizum entre dos bancos no mueven el dinero al instante, sino que se agregan para ser liquidados en intervalos fijos y menos frecuentes.

También se está investigando cómo reducir el tiempo de ‘finality’, es decir, garantizar que una transacción no se puede revertir más rápidamente, actualmente unos 16 minutos, aunque en la práctica unos segundos bastan. Existen también estudios sobre cómo separar quién crea el bloque de quién lo añade a la Blockchain. Aunque pueda parecer trivial, crear bloques es todo un arte en optimización, ya que el orden de las transacciones importa, y mucho.

A falta de muchos otros elementos en su hoja de ruta, Ethereum tiene el camino muy claro: continuar con su propuesta de valor inicial pero haciendo que pueda ser usada por más entidades y personas, con mayor seguridad y garantías, para resolver problemas reales más allá del financiero, muchos de ellos aún por explorar.

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