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María José Sánchez Yago

Premio Pioneras_IT 2023

«Tecnología y humanidad no son dos entidades separadas, sino dos caras de la misma realidad»

María José Sánchez Yago, premio Pioneras_IT 2023 del COIT, es Ingeniera de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid y licenciada en Psicología por la UNED, entre otras formaciones. Es conferenciante, autora de varios libros y la impulsora de Creatia Human, empresa con foco puesto en desarrollar un liderazgo humanista en el mundo empresarial.

Ante todo enhorabuena ¿Qué significa para ti recibir este Premio Pioneras 2023 del COIT?

Gratitud es lo primero que me sale. Gracias a todos los que lo han hecho posible, empezando por el COIT, su Junta y el estupendo equipo de profesionales que prestigiando la profesión hace que podamos servir a la sociedad. Vuestra labor es clave, máxime en los tiempos actuales. También significa gratitud a todos aquellos que han forjado la persona que soy hoy, desde mi primer jefe, mis compañeros, mis clientes y mi familia.

Y la gratitud me lleva a la responsabilidad de ser portavoz de mucha gente. De tener la posibilidad de despertar vocaciones, de inspirar a niñas y niños a desarrollar una carrera profesional sólida al servicio de otros. En mi experiencia, tecnología y humanidad no son dos entidades separadas, sino dos caras de la misma realidad. Ambas se realimentan mutuamente y, según profundizas más en una, te lleva a la otra.

Tras estudiar Ingeniería de Telecomunicación y trabajar cerca de siete años en Sogecable, cambiaste tu rumbo profesional, o más bien lo ampliaste, hacia la gestión de los recursos humanos ¿Cómo fue esta transición?

Eso es, más bien lo amplié. Como decía antes, no soy partidaria de los falsos dilemas. Ciencias o Letras, Tecnología o Humanidades. La realidad es mucho más poliédrica. Cuando tomas perspectiva no ves solo un lado del cubo, te das cuenta de que la realidad es mucho más completa. Ampliar la psicología me ayudó a ver más caras y, por tanto, a poder servir mejor a otros.

Cuando tomas perspectiva no ves solo un lado del cubo, te das cuenta de que la realidad es mucho más completa

La transición fue un despertar. Trabajar en la tele fue una aventura. Muy divertido, a la par que tremendamente demandante. Los espectadores no admitían que se cortara la emisión en el televisor ni siquiera un segundo. Allí con generosidad me dieron la posibilidad de formarme en el IESE para mi cargo directivo. Luego una cosa llevó a la otra.

También estudiaste filosofía y psicología ¿se completó así tu visión sobre el impacto positivo y el propósito necesario en toda organización?

Totalmente, más caras del cubo. ¡Y las que me quedan! Son capas y capas y capas. El ser humano es apasionante. Es la ‘máquina’ más compleja que existe, precisamente porque no es una máquina. Hay un intangible infinito, la diferencia que marca la diferencia. Se trata de entrar en contacto.

Por cierto, desde mi punto de vista no hay nada absolutamente necesario y a la vez sí que creo que hay cosas convenientes. La vida es un elenco de oportunidades, si las tomas puedes vivir con mayor plenitud. Esto ocurre en las organizaciones, en los equipos y en cada individuo a título particular. Uno de mis hobbies es profundizar en el ser humano y según lo hago, me apasiona más lo que encuentro.

 

¿Cuáles son las claves para entrenar a equipos directivos y para afrontar mejor los retos en estos momentos de alta incertidumbre?

Hay muchas, puestos a destacar pondría encima de la mesa dos. La primera la capacidad de tener conversaciones relevantes. Es decir, tratar los temas que de verdad mueven la aguja, tomar decisiones ágiles al respecto y retroalimentarnos. Esto ocurre a nivel de proyecto, de una persona. Si algo caracteriza al mundo de hoy es la baja predictibilidad, así como la velocidad de los cambios. Para ajustarse hay que conversar de verdad.

Y la segunda viene de la mano, la complicidad. En las compañías se habla mucho de confianza. Para mí esto es un gran valor, pero a los equipos directivos le pido más: que aspiren a crear un entorno de seguridad en el que cada uno pueda ser auténtico, dar lo mejor de sí y adaptar ‘on the spot’ lo que sea necesario.

Pongo un ejemplo de esto último: cuando en un equipo de fútbol hay complicidad si un jugador falla un tiro a puerta, el resto van a animarle no a recriminarle. Eso es la complicidad, pasar sin mirar a los ojos y saber y sentir que el otro pondrá su mejor intención. Si acertamos, lo celebramos. Si no, nos apoyamos para vivir la siguiente jugada.

Has adoptado como lema personal “Liderazgo Humanista”. Explícanos brevemente en qué consiste.

Es crear un mundo mejor -liderar- poniendo a las personas en el centro. Es con y a través de las personas como creamos una realidad mejorada, unas organizaciones más rentables en las que apetezca trabajar, unos equipos de alto rendimiento que nos hacen crecer y unos individuos que en lugar de acomodarse dan cada día lo mejor de sí al servicio de otros. Y todo eso… disfrutando.

Debajo de un idealismo estéril, se esconde el realismo de las luces y las sombras, y debajo de este nos encontramos la naturaleza intrínseca del ser humano. Cuando estamos tranquilos somos más felices y productivos, cuando amamos lo que hacemos y con quiénes lo hacemos movilizamos mucho más, cuando somos limpios de intención las cosas son más fáciles, cuando disfrutamos con horas interminables de trabajo superamos los obstáculos. Muchas veces se trata de volver a los básicos. ¡Al final es tan sencillo!

El ser humano es apasionante. Es la ‘máquina’ más compleja que existe, precisamente porque no es una máquina

¿Están las empresas preparadas para asumir una nueva cultura abierta, flexible y alineada, tal y como propones desde tu consultora Creatia Human? ¿qué papel juegan en ello las nuevas tecnologías?

Cada empresa está en su momento, parto de la base de que hay mucha gente inteligente ahí fuera haciendo muchas cosas de valor. Para mí hay dos preguntas clave en las compañías: ¿Para qué hacéis lo que hacéis? y ¿para quiénes trabajáis?, ¿al servicio de quiénes? Contestar con autenticidad al ‘para qué’ y ‘para quiénes’ resulta clave a la hora de forjar una identidad creíble y reconocible. Aquí es donde las nuevas tecnologías juegan un papel esencial.

La configuración del mundo actual no se entiende sin el papel de las nuevas tecnologías. Están redefiniendo cómo interactuamos, la forma en la que conversamos, lo que necesitamos, etc. Antes fue el comercio electrónico, más tarde el Big Data, ahora Inteligencia Artificial, etc. Para crear una cultura genuina es necesario entender estas mega tendencias tecnológicas y hacer que remen a favor.

Por otro lado, la tecnología ha traído algo fabuloso que es la apertura de la información. Cómo las nuevas tecnologías contribuyen a dar visibilidad al rumbo de las empresas, a poner en valor a tanta gente, a disponer de la información necesaria para la toma de decisiones, a que los datos objetiven tus percepciones y no te dejes llevar por tus sesgos… ¡Las posibilidades son tremendas! Además, la visibilidad de los temas es tal que más te vale ser honesto.

Por último, me gustaría señalar una distinción obvia y a la vez relevante: no lideramos digitalmente, sino que lideramos en la era digital. Hace poco en un foro empresarial en el que se compartían tendencias para los próximos años, hablé de lo que NO va a cambiar. Y ese es el factor humano. Es el que entendiendo las posibilidades de la tecnología la sabe poner al servicio de las personas.

Otro de tus principales enfoques en el entrenamiento profesional es generar confianza en el futuro. ¿Resulta difícil entrenar esa actitud en momentos como el actual?

Sí, buena pregunta. A mí me gusta hablar del binomio ‘coraje’ + ‘fe’. Coraje para hacer aquello que toca -tomar decisiones estratégicas, formarte, tener una conversación no fácil…- y fe, confianza en tus posibilidades, en la oportunidad de lo que has hecho o dejado de hacer y en que la vida de alguna forma te contestará. La incertidumbre está en el qué pasará, la certidumbre en el cómo quiero vivirlo. Eso te da una tranquilidad existencial que es lo más parecido que conozco a la sabiduría.

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