Hace años que se habla sobre cómo el Big Data transformará el ámbito de la salud digital. Ese futuro es hoy una realidad: datos biométricos y genómicos, dispositivos fitness y wearables, información biomédica y de redes sociales, etc. Todo ello suma una cantidad masiva de información que, adecuadamente analizada, nos dará las respuestas para alcanzar una salud pro-activa y centrada en el ‘ePaciente’, el nuevo protagonista del sistema sanitario.
La Ingeniería de Telecomunicación está llamada a liderar la aplicación de las nuevas tecnologías ante el reto de la salud digital, aportando un enfoque dinámico y flexible para adaptarse a las necesidades y características de la población, sus modos de vida y sus contextos socioculturales, económicos y políticos.
La tecnología móvil ha cambiado la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos, porque tiene impacto en todas las esferas de nuestra vida. Junto con el resto de las tecnologías digitales, va a revolucionar la interacción de los ciudadanos con los sistemas nacionales de salud. Nos encontramos ante una gran oportunidad para aumentar la eficiencia y mejorar la atención al paciente, la calidad y la cobertura del cuidado.
La radiología es una de las disciplinas que más ha revolucionado el cuidado de la salud en los últimos cien años. Hemos pasado del balbuceo de las primeras radiografías que apenas alcanzaban a visualizar los huesos del cuerpo humano a un gran abanico de tecnologías que nos muestran con una elevadísima resolución espacial y temporal el estado de los órganos y tejidos de cada punto de nuestra anatomía de manera no invasiva.
El reto del envejecimiento al que se enfrentan las sociedades avanzadas de cara a las próximas décadas supone un gran desafío para la gestión de los sistemas de salud y de bienestar nacionales. La digitalización de la salud, y en particular Internet de las Cosas, puede ser la clave para el despliegue de soluciones de salud inteligente que alivien esta situación.
Está claro que no hay futuro próximo en un negocio sin Inteligencia Artificial y que el concepto de productividad en una compañía se diluirá inevitablemente sin ella. Sin embargo, su aplicación a la vida pública dista de tener tantas certezas en cuanto a sus beneficios y puede verse más bien como una intromisión a la privacidad o como una manera de controlar el consumo.
La Inteligencia Artificial (IA) está en el corazón de la Cuarta Revolución Industrial en marcha. Las grandes potencias mundiales, tanto empresas como gobiernos, han comprendido que el liderazgo en la IA conlleva un gran poder. Y no solo a nivel económico, sino también en el ámbito político y social. Sin embargo, no hay que olvidar que su desarrollo debe estar centrado en las personas. Es vital que España aborde con urgencia la elaboración de una estrategia nacional de Inteligencia Artificial y asegure una implantación de la IA con un impacto social positivo.
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